Es la víspera de Navidad y un anciano vestido con un chándal rojo volaba en un vehículo descubierto accionado por equinos y se metía en las chimeneas para llevar regalos a niños de todo el mundo en menos de 24 horas. Ah, y le encantan la leche y las galletas.
Si te paras a pensar en las historias y en las tradiciones que compartimos cuando llega la temporada navideña, te das cuenta de que son de lo más extravagantes. Pero también son muy divertidas y ese es uno de los motivos por los que esta época del año es tan alegre.
En Estados Unidos la tradición de Santa Claus y su ruta de entregas global (difícil competencia para los servicios de Amazon) se ha mantenido durante siglos. También practican costumbres más modernas, como la de Elf on the Shelf, un muñeco omnipresente que vigila en los hogares que los niños se porten bien durante las semanas previas a la Navidad. Sin embargo, los estadounidenses no son los únicos que tienen tradiciones navideñas curiosas. A continuación presentamos once formas distintas de celebrar la Navidad en otros países.
Tradiciones navideñas: personajes y disfraces extravagantes de todo el mundo
1. Krampus (Alemania, Austria, Hungría)
Resulta que la versión maligna de Papá Noel es un ser peludo y demoníaco llamado Krampus. Dice la leyenda que, mientras que San Nicolás les lleva juguetes a los niños buenos, Krampus se encarga de castigar a los de la lista de los malos. Normalmente se limita a amedrentar a los chiquillos con su aspecto de bestia, pero cuentan que a los que son especialmente desobedientes los mete en su saco o los encadena en su canasta y se los lleva al infierno. La gente de Austria y de varios países vecinos suelen disfrazarse de Krampus a principios de diciembre y deambulan por las calles para asustar a los niños.
2. Noche de Rábanos (México)
En la ciudad mexicana de Oaxaca, el 23 de diciembre se celebra la noche de Rábanos, un festival en el que vendedores y artesanos venden rábanos primorosamente tallados para representar escenas de la Natividad, animales y plantas, arquitectura típica y actividades cotidianas. Los rábanos tallados se adquieren para usarse como centro de mesa durante los ágapes navideños. Además, se organiza un concurso, cuyo vencedor se lleva un premio en metálico.
3. Navidad en KFC (Japón)
Si en Estados Unidos la Navidad se asocia con el jamón y el pudín de higos, en España con el pavo y el turrón y en Alemania con el ganso y las galletas especiadas, en Japón solo les interesa el Kentucky Fried Chicken. No, no es broma. Se calcula que 3,5 millones de familias japonesas comen pollo frito en Nochebuena gracias a una estrategia publicitaria que lanzó la cadena de restaurantes en los años 70 llamada Kurisumasu ni wa Kentakkii (“Kentucky por Navidad”). Los cristianos suponen un porcentaje diminuto de la población nipona, así que esta campaña suplió la falta de tradiciones navideñas. El menú navideño de KFC es tan popular que muchos clientes reservan con varios meses de antelación su cena, que incluye pollo frito, pastel y champán.
4. Esconder la escoba (Noruega)
Algunos noruegos creen que en Nochebuena vagan por el cielo las brujas y los malos espíritus. ¿Y cuál es el medio de transporte favorito de cualquier bruja? Una escoba, claro está. Así que, como toda precaución es poca, en Noruega se esconden todas las escobas de las casas para evitar que alguna bruja se las lleve. Y algunos llegan a lanzar un disparo al aire para disuadirlas de siquiera intentarlo.
5. La bruja Befana (Italia)
Hablando de brujas, la versión italiana de Papá Noel es una hechicera fea y vieja, pero amable, llamada la Befana. Según cuenta la historia, los Reyes Magos se detuvieron en su casa para preguntarle hacia dónde debían ir para para visitar al Niño Jesús. Invitaron a la Befana a acompañarlos, pero les dijo que tenía mucho trabajo por hacer. Cuando se marcharon, cambió de idea y trató de encontrarlos, pero no lo logró. Así que ahora surca el cielo en la noche del 5 de enero, víspera del día en que los tres Reyes le dieron sus regalos al Niño Dios. Al diferencia de Papá Noel, tradicionalmente la Befana no reparte regalos, sino que deja dulces a los niños buenos y carbón a los que se han portado mal. En lugar de leche y galletas, los italianos le dejan un plato de sopa o una mandarina y un vaso de vino.
6. Mari Lwyd (Gales)
Es probable que también en tu casa sea habitual cantar villancicos por Navidad, pero seguro que no de la forma en que se hace en Gales. En esta parte del Reino Unido hay una tradición antiquísima por la que, entre diciembre y enero, curiosos grupos van de puerta en puerta acompañando a un extraño personaje. Este, ataviado con una túnica blanca y adornado con cintas y cascabeles, porta un auténtico cráneo de caballo en lo alto de un palo. Como parte de este ritual conocido como Mari Lwyd (y cuya interpretación oscila entre “gris María” y “yegua gris”), el grupo canta para los habitantes de la casa y luego los retan a enzarzarse en una batalla de insultos rimados en galés (llamados pwnco). Después del concurso, se suele invitar a los visitantes a tomar algo.
7. Quema del diablo (Guatemala)
En Guatemala, la Navidad está que arde. En sentido literal. El 7 de diciembre se celebra la Quema del Diablo, en que las familias encienden fogarones ante sus casas en las que queman figuras de Satanás para expulsar a los malos espíritus, en una representación del triunfo del bien sobre el mal. Antiguamente la gente sacaba toda la basura de sus casas y le prendía fuego, una tradición que algunos todavía mantienen. Sin embargo, con la preocupación por el medio ambiente, mucha gente prefiere quemar piñatas con forma del demonio, menos contaminantes que ciertos residuos. Esta celebración se acompaña de tamales y ponche de frutas caliente, y marca el inicio de la época navideña.
8. Fiesta en la playa (Australia)
En el hemisferio sur las Navidades caen en verano. En esas fechas, las temperaturas en Australia pueden acercarse a los 30°C , así que, por supuesto, a muchos australianos les falta tiempo para irse a la playa. Familias y amigos disfrutan bañándose, compartiendo un pícnic y jugando a voleibol. No es raro avistar Papás Noel surferos. Ciertas playas de Sídney son famosas por acoger grandes concentraciones de mochileros y turistas extranjeros. En los últimos años las fiestas salvajes de las que fueron escenario en Navidad se salieron tanto de madre que se llegó a prohibir el consumo de alcohol en ellas.
9. Ir a misa patinando (Venezuela)
Si los australianos surfean, los venezolanos patinan. Las patinatas constituyen una larga tradición de esta época del año en toda Caracas, la capital del país, donde se cierran avenidas enteras para que los feligreses puedan llegar patinando a misa el día de Navidad. En muchas zonas de la ciudad no pueden circular vehículos hasta las 8 de la mañana. Además, al irse a dormir en Nochebuena, los niños se atan el extremo de un cordel al dedo gordo del pie y dejan el otro extremo colgando fuera de la ventana de su cuarto, de modo que la mañana siguiente, los patinadores que pasan de camino a misa pueden darle un tirón amistoso.
10. Telarañas de la suerte (Ucrania)
¿Te gustaría encontrar una araña en tu árbol de Navidad? Probablemente no. Pero los ucranianos asocian las arañas y las telarañas con la buena fortuna gracias a una antigua leyenda. Según se cuenta, una familia pobre quiso hacer un árbol de Navidad del abeto que crecía ante su casa. Los hijos estaban ansiosos por decorarlo, pero la familia no podía permitirse comprar adornos. Viendo lo tristes que estaban, por la noche unas arañas empezaron a tejer alrededor del árbol sus brillantes hilos, que al amanecer se habían convertido en hilos de plata y oro. Por eso hasta el día de hoy las familias ucranianas decoran sus árboles de Navidad con telarañas que, según dicen, traen buena suerte.
11. El “Cagatió” (Cataluña)
Hemos dejado para el final la tradición más estrafalaria de todas. En la región española de Cataluña se cultiva una curiosa tradición navideña, la del Tió de Nadal, que se puede traducir como “tronco de Navidad”. Es un tronco al que se pone cara, dos patitas y un gorrito rojo. A partir del 8 de diciembre se le da de “comer” cada noche. También se le pone una manta por encima para que no tenga frío. El 25 de diciembre, el Tió se pone junto a la chimenea y los miembros de la familia, por turnos, lo golpean con un palo al ritmo de canciones tradicionales mientras le ordenan que cague regalos y dulces. Después de la ceremonia se aparta la manta que lo cubre para descubrir los regalos.