Ilustraciones de Elena Lombardi
Señoras y señores, el Tour de Francia representa horas y horas de televisión en directo, de cabeceos inevitables, de seguidores a pie de carretera, de Alpes, de Pirineos y, como última parada, finalmente el Arco del Triunfo.
Se trata de un paquete completo, ya sea porque te gusta el ciclismo, admirar los paisajes, echarte una siestecita con bicis de fondo o aprender alguna que otra palabra en el idioma protagonista, el Tour tiene un poco para todos.
Hoy tengo la intención de contarles el significado de algunas de las palabras que todos usamos cuando hablamos del Tour, con mejor o peor acento, eso sí.
Le peloton
Una palabra ya convertida al español añadiendo la tilde al final, como debe ser, pelotón. Se trata del conjunto compacto que puede aparecer ya sea bastante rápido o con la lentitud de un oso perezoso, la cuestión es que van en grupo.
No es raro, sobre todo en esas etapas de menor importancia, ver a los ciclistas leyendo el periódico o bebiendo champán. ¡Con moderación, por supuesto!
La Grande Boucle
Se trata del sobrenombre, es más, del sinónimo oficial del Tour de Francia. El gran bucle, qué gran idea fue llamar la Grande Boucle a esta carrera que rodea a Francia de norte a sur para llegar a la meta con los brazos en alto.
Musette
La musette no es otra cosa que la bolsa que, en la vida real, se usaría para hacer la compra pero que en el mundo del ciclismo representa el reposo merecido de la carrera. El cuidador o soigneur a pie de carretera sostiene la musette y el corredor la coge al vuelo y se la cuelga al cuello. A cambio consigue una latita de Coca-Cola, un bocadillo, barritas energéticas y mucho chocolate.
Grimpeur
Literalmente significa trepador, escalador. Se refiere al ciclista que se crece durante las subidas más largas y empinadas. El mejor grimpeur del Tour de France llevará la camiseta a pois en los Campos Elíseos.
Hors catégorie
Las subidas más difíciles pertenecen a la categoría hors catégorie: son aquellas que suben hasta por encima de las nubes, que te llevan hasta paisajes nevados o lunares. Mont Ventoux, Alpes d’Huez, Tourmalet son solo tres ejemplos que hacen que los ciclistas participantes pierdan el sueño por las noches.
Flemme rouge
Después de 218 km, puede que tras una subida extenuante, en solitario, hambriento, aterido de frío, el corredor por fin atisba la Flamme Rouge que es lo que le indica que se encuentra en el último kilómetro de su etapa. Nada es más reparador que ver la banderita roja que prenuncia el final de una jornada sobre el sillín.
Bidon collet
El ciclismo es gloria, técnica, estilo, lluvia, sol, sufrimiento y satisfacción. Sufrimiento que hace que se usen todos los músculos de las piernas hasta que se agote la energía. Pero cada ciclista tiene sus trucos y el bidon collet es uno de ellos, el más famoso, el que más se transmite entre las dos ruedas y a pedales. El corredor se acerca al coche del director deportivo y la recuperación aquí no solo se trata de agua y sales minerales, sino que también hay un momento en el que el ciclista se deja llevar por el coche durante un par de cientos de metros, lo suficiente para recuperar el aliento.
Bueno, ya ha llegado el momento de bajarse de la bici y acomodarse en el sofá a disfrutar de que sean los otros los que hagan las subidas.
La banda sonora aconsejada para la lectura de este artículo es, por supuesto, “Tour de France” de Kraftwerk.