¿Cómo obtuvieron los continentes sus nombres?

¿Y cuántos continentes hay realmente?
Etimología del los continentes: ¿Cómo obtuvieron sus nombres?

Los nombres geográficos dividen el mundo en todos los sentidos. Desde que comenzó a poblar la faz de la Tierra, el ser humano no ha dejado de dar nombres a los lugares que constituyen su entorno. Casi todos estos nombres son elegidos por el grupo de personas que viven en el lugar o impuestos por una fuerza colonizadora que alguna vez decidió dividir ciertas tierras según sus caprichos. Sin embargo, la etimología de cada continente es algo completamente distinto. Los continentes abarcan extensiones demasiado grandes para constituir el hogar de un solo grupo de personas. Entonces, ¿de dónde vienen sus nombres? La etimología de los continentes es más complicada de lo que te puedes imaginar.

¿Cuántos continentes hay?

Antes de entrar en cada una de las etimologías, vale la pena preguntarse qué es un continente. Si eres una persona hispanohablante, lo más probable es que te hayan enseñado que existen cinco continentes: Europa, América, África, Asia y Oceanía, que incluye Australia. Es lo que se suele enseñar en España y otros países de Europa Occidental, al igual que en América Latina. Te debe parecer tan elemental que te sorprenderá saber que no todo el mundo está de acuerdo con este postulado. En los países de habla inglesa, así como en numerosos países de Europa Occidental y en la China, la India y las Filipinas, se enseña que hay siete continentes. Es el resultado de dividir América en dos, América del Norte y América del Sur, y de agregar la Antártida.

En su definición más básica, un «continente» es una extensión continua de tierra. Si aplicas esta noción de manera estricta, será bastante ridículo decir que hay siete continentes. Europa y Asia están divididas por una cadena montañosa, pero definitivamente pertenecen a una misma masa de tierra. Es por esta razón que en Europa del Este, Japón y Rusia se dice que existen seis continentes: África, Oceanía, América del Norte, América del Sur, Antártida y Eurasia, que es el resultado de unir Europa y Asia. Esta idea tiene sentido especialmente para Rusia, cuyo territorio se extiende en ambas regiones.

En América Latina también se divide el mundo en seis continentes, que en realidad terminan siendo cinco al unir América del Norte y América del Sur en las Américas. Después de todo, se trata de una extensión continua de tierra, así esta sea mucho más angosta en América Central.

Los límites pueden ser difusos incluso entre continentes que parecen estar claramente separados. Asia y África, por ejemplo, están unidos en el istmo de Suez, que se encuentra en Egipto. Según ciertas definiciones, Egipto de hecho forma parte de Asia y África. Una posición extremista podría incluso argumentar que solo existen cuatro continentes: Afro-Eurasia, las Américas, Australia y la Antártida.

Etimología de los continentes

Los nombres de los continentes que usamos los hispanoparlantes y los angloparlantes tienen edades muy diferentes. Sin embargo, hay algo común entre ellos, y es que fueron elegidos por los europeos. Esto se debe a innumerables razones históricas, pero la principal es la colonización tanto territorial como idiomática.

Europa

La palabra «Europe» es muy antigua. Se remonta a la antigua Grecia, y su primer registro escrito se encuentra en los Himnos homéricos, una serie de treinta y tres poemas anónimos compuestos alrededor del siglo VI a. C. en honor a varios dioses griegos. En el himno a Apolo, el poeta escribe:

Telfusa, aquí mismo pienso erigir un templo hermosísimo como oráculo para los hombres que por siempre traerán aquí hecatombes perfectas, ya sea cuantos habitan el fértil Peloponeso, ya cuantos habitan Europa y en las islas ceñidas por las corrientes, dispuestos a consultar el oráculo.

Pero ¿de dónde proviene esta palabra? Su origen no es del todo claro. Los griegos veneraban a una diosa llamada Europa, por lo que es probable que la etimología del continente provenga de ella. Pero esto no explica por qué se eligió su nombre ni por qué esta diosa en particular se convirtió en la representante del continente. Según una teoría, el nombre proviene de la palabra acadia erebu, que significa «ponerse en el oeste», ya que Europa estaba al oeste de su continente vecino, Asia. Otra idea más comúnmente aceptada es que el nombre combina las palabras griegas eurys («ancho») y ops («vista» y, por extensión, «rostro»), porque el continente representaba una vista amplia o el vasto trasegar de la humanidad.

Asia

También el nombre de «Asia» se remonta a los griegos. La misma teoría que sostiene que Europa proviene del acadio erebu afirma que Asia proviene de asu, palabra acadia para decir «salir» (como lo hace el sol en el este). Nuevamente, no está claro si la etimología del continente es acertada, pero sí es cierto que los griegos dividieron el mundo en Europa y Asia y que, al hacerlo, crearon la idea misma de los continentes. En aquel entonces no podían saber cuán grandes eran realmente Europa o Asia, pero se tomaron la libertad de darles estos nombres.

Africa

Los griegos de la Antigüedad dividieron el mundo en tres partes. Las dos primeras son Europa y Asia, de las que acabamos de hablar. La tercera parte era Libia. En la época en que los antiguos griegos comenzaron a explorar el mundo más allá de sus fronteras, el norte de África se encontraba habitado por los antiguos libios. Aunque los egipcios también se encontraban en esta región, los antiguos griegos decidieron que el Nilo era la línea divisoria entre Asia y Libia. De este modo, en su concepción del mundo Egipto formaba parte de Asia.

Al igual que la etimología de cada continente mencionada hasta ahora, también el origen de la palabra «Africa» es incierto. La mejor teoría es que proviene del árabe afar, que significa «tierra». La palabra apareció por primera vez en latín alrededor del siglo II de nuestra era. Los romanos la usaban para referirse a una región específica en el norte de África, donde hoy se encuentra Túnez. Más enigmático aún que su origen es el hecho de que este nombre dado a una región específica se convirtiera en la palabra para abarcar todo un continente. Durante los últimos 2000 años fue mucho más común escuchar que esta masa de tierra se llamaba Libia, Etiopía, Guinea o Sudán. Todos estos nombres pertenecen ahora a países que forman parte de África.

El término «África» no se impuso hasta el siglo XVII, cuando los exploradores y colonos europeos comenzaron a navegar alrededor del mundo y a tener una mejor idea de cómo es realmente el planeta. En aquella época, nombrar lugares era un juego en el que podían participar todos los europeos ricos, quienes comenzaron a reclamar y a dividir masas de tierra, particularmente en África. Nunca sabremos por qué se eligió la palabra África como el nombre del continente, pero definitivamente sucedió en este período, cuando un nuevo mapa se hizo popular y logró establecer un nombre para los siglos venideros.

América del Norte y América del Sur

El género humano ha habitado en las Américas durante decenas de miles de años, y varios grupos de pueblos indígenas ya habían creado nombres propios para sus masas de tierra antes de que llegaran los europeos. Uno de los más populares que ha sobrevivido hasta el día de hoy es Turtle Island, un nombre para América del Norte que se origina en un mito de creación de la tribu indígena de los lenapes. El pueblo Kuna de Panamá y Colombia se refiere a las Américas como Abya Yala, «el continente de la vida». Es probable que un sinnúmero de otros nombres dados a este continente se haya perdido con el paso de la historia después de la llegada de los europeos, que asesinaron a los nativos americanos con su sed de conquista y sus enfermedades.

La elección de la palabra «América» para nombrar los dos continentes (o solo uno) es algo fortuita. Después de que Cristóbal Colón navegara en dirección a Occidente y retornara a Europa para dar a conocer sus hallazgos, otras personas asumieron la tarea de explorar aquella tierra que antes desconocían. Una de estas personas fue el comerciante italiano Amerigo Vespucci, quien viajó al «Nuevo Mundo» en 1501 y se dio cuenta de que Colón no había llegado a la India, sino a un continente completamente diferente. El cartógrafo alemán Martin Waldseemüller decidió atribuir el mérito de este «descubrimiento» (que no fue un descubrimiento) a Vespucci. Al hacer su mapa del continente latinizó el nombre de Amerigo llamando ambas partes del continente América del Norte y América del Sur. 

Australia

Desde al menos el siglo II de nuestra era, los romanos ya tenían la teoría de que existía otro continente al sur. Lo llamaron terra australis incognita, «tierra desconocida del sur». La primera persona de Europa que navegó hacia el sur y encontró una tierra que podría ajustarse a esta descripción fue el explorador holandés Willem Janszoon. Aunque llegó allí en 1606, pasaron varias décadas hasta que, en 1644, este continente recibiera su primer nombre: Nueva Holanda.

Así como había sucedido con las Américas, Janszoon encontró una masa de tierra que ya estaba habitada por un gran número personas. Y también en Nueva Holanda los exploradores ignoraron a los aborígenes. De hecho, aparte de algunas regiones objeto de exploración, los holandeses no prestaron mucha atención a Nueva Holanda y no intentaron reclamar realmente aquellas tierras. Posteriormente, en la década iniciada en 1770, el explorador británico James Cook navegó hacia el continente y decidió reclamar toda la costa este para Inglaterra. 

A principios del siglo XIX otro navegante británico, Matthew Flinders, propuso cambiar el nombre de al menos la mitad oriental de esta tierra a Australia, porque —como muchos— creía que nunca se descubriría otro continente más al sur. Los británicos colonizaron el continente y, finalmente, el nombre de Australia se convirtió en el nombre de toda la masa de tierra. En aquel entonces, mucha gente pensaba que con seguridad Australia era el continente más austral del mundo. No sabían mucho…

Antártida

La etimología del continente austral se había prolongado durante varios siglos. Es irónico, entonces, que en 1820, pocos años después de que Australia se convirtiera en Australia, una expedición rusa viera por primera vez el continente de la Antártida. Este hallazgo puso a los cartógrafos en un aprieto: ¿cómo llamar al nuevo continente del sur?

Si miras mapas elaborados a lo largo del siglo XIX, encontrarás diferentes nombres para el continente sur, incluidos «Ultima» y «Antipodea». No fue hasta la década iniciada en 1880 que el cartógrafo escocés John George Bartholomew dibujó un mapa en el que le dio el nombre moderno de Antártida. Este nombre fue tomado de la palabra «antártica», que se refería a toda la región que circundaba el polo sur y compuesta de la combinación de «anti» y «ártico». «Ártico», a su vez, se remonta al griego arktos, «oso». ¿Por qué el Ártico lleva el nombre de «oso»? Por la constelación de la Osa Mayor, ese gran oso que se puede ver en el cielo boreal.

Este artículo se publicó originalmente en la edición inglesa de Babbel Magazine.

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