Ilustrado por Elena Lombardi
A lo largo de siglos caracterizados por cambios continuos e influencias externas, el latín se desarrolló continuamente hasta conformar el idioma italiano que actualmente conocemos. El latín usado en la escritura se distinguía de aquel utilizado en la comunicación oral, el denominado latín vulgar, que se caracterizaba por su diversidad a lo largo del extenso imperio romano. El latín vulgar se transmitió a lo largo de los siglos de generación en generación, desarrollando particularidades que acabarían diferenciándolo en gran medida del latín de la literatura.
Desarrollos económicos
El giro decisivo que facilitó la difusión de la lengua vulgar tuvo lugar en el siglo XII gracias al desarrollo económico, que hizo que la forma vulgar se introdujera en las actividades comerciales y mercantiles sustituyendo al latín clásico. A raíz del uso diario del latín vulgar surgió la práctica cotidiana de la lectura, que posteriormente resultó en un creciente interés por la literatura italiana.
El desarrollo económico también permitió la circulación de numerosos textos escritos en latín vulgar procedentes de la Toscana, que contribuyeron a que el toscano se extendiera rápidamente por toda Italia. Se trataba de textos creados principalmente con fines prácticos que contenían información relacionada con registros contables de empresas y comerciantes de las ciudades toscanas. Como consecuencia, la importancia de Florencia como centro cultural aumentó y la cultura en lengua vulgar se popularizó aún más. Esto permitió la circulación de una lengua literaria que se usaría a largo de todo el país como el lenguaje de la escritura.
A principios del siglo XIV, Dante Alighieri afrontó el uso del idioma vulgar en el De Vulgari Eloquentia, intentando descubrir una lengua vulgar adecuada para desempeñar todas las funciones culturales típicas del latín. Dante empleó el toscano vulgar como lengua apta para representar el modelo de la escritura, moldeándolo a las necesidades de la literatura. Su obra más famosa, La Divina Comedia, fue escrita en vulgar florentino y constituye una representación dramática de la realidad, ensalzada por el uso de varios neologismos. El escritor fue capaz de dar una magistral lección ética y moral a los lectores.
Durante el siglo posterior, la literatura en lengua vulgar adquirió prestigio, eliminando las características latinizantes. De este modo, los literatos procedentes de diversas regiones comenzaron a comunicarse entre ellos, gracias al modelo de referencia lingüística toscano instaurado por Dante Alighieri y Francesco Petrarca (escritor que usó el vulgar de Arezzo para componer sus poesías), que, posteriormente, daría lugar al nacimiento del idioma italiano. Sin embargo, en el siglo XVI, a pesar de que el toscano se consolidará como la lengua de la literatura, el latín continúa siendo el único idioma enseñado en las escuelas. El italiano no se usó en el sistema educativo hasta el siglo XVIII, cuando los libros escritos en vulgar se introdujeron en los programas de estudio.
La influencia del teatro
E teatro tuvo un papel importante en la difusión del italiano, gracias a la presencia de cuenta historias en las comedias de los siglos XVI y XVII. Los cuenteros o cuenta historias eran personajes típicos en los pequeños centros urbanos, cuya función principal era hacer que el público popular se sintiera partícipe del espectáculo a través del lenguaje oral, a menudo con historias en verso creadas por ellos mismos, cuyas aventuras fascinaban a los espectadores y los acercaba a la lengua italiana. La Comedia del Arte, también conocida como la Comedia italiana, tuvo además un importante impacto en la evolución del teatro en todo el continente. Se trataba de una representación teatral típica del siglo XVI que se basaba en tramas: textos compuestos de indicaciones muy genéricas sobre la trama de la obra y las acciones que los actores debían realizar, trasladando la atención a la técnica de la improvisación.
Uno de los autores más decisivos para la consolidación del italiano como lengua unitaria fue Alessandro Manzoni. Su romance “Los Novios” es considerado una de las obras más importantes del Romanticismo italiano y el primer romance histórico de la literatura italiana, ya que se basa en documentos que databan del siglo XVII. A través de sus obras, Alessandro Manzoni no solo contribuyó de manera sobresaliente a reforzar el uso del italiano como lengua literaria, sino también como idioma hablado.
En 1868, el italiano sustituiría al latín como el idioma de la cultura y de los escritos oficiales. Con posterioridad, se prestó mucha atención a la enseñanza del italiano hablado, tomando el vulgar toscano como base, y a pesar de que esto no se pueda identificar como el dialecto florentino, constituye sus fundamentos lingüísticos.
Como podemos observar, la literatura fue determinante en el desarrollo del italiano a lo largo de los siglos. Gracias a ella se introdujeron en los textos muchas frases célebres utilizadas en el lenguaje cotidiano que tenían su origen en diversas regiones de Italia. Por ejemplo, en el I Malavoglia de Giovanni Verga, el escritor presenta a los lectores muchas conversaciones en dialecto siciliano empleando los puntos de vista de diversos personajes. Él modificó también la presencia del narrador mediante la introducción de la técnica de la forma impersonal del autor: se trata de una estrategia narrativa que permite que el lector juzgue positiva o negativamente los hechos descritos en el texto de manera autónoma, reflexionando sobre las acciones de los personajes. Durante el desarrollo de la obra, el protagonista Padron ‘Ntoni, que se expresa exclusivamente en dialecto siciliano, aprende a leer y escribir italiano.
La literatura infantil
La literatura italiana para niños también tuvo una notable importancia en la consolidación del italiano como el idioma para todos. Este tipo de literatura aprovechó la pedagogía para enseñar los valores y deberes de la enseñanza. Carlo Collodi utilizó muchas frases típicas del día a día en “Las aventuras de Pinocho” e introdujo la frase essere agli sgoccioli (estar en las últimas), una expresión típica del italiano contemporáneo.
Como podemos observar, antes de la invención de la radio y de la televisión, el italiano estuvo en contacto con la población gracias a la literatura principalmente. En la actualidad, el aprendizaje de este idioma se base en su dimensión hablada y sus variaciones regionales se pueden reconocer fácilmente en la televisión. A partir de la época de Dante, el italiano no ha sufrido grandes modificaciones a lo largo del tiempo, particularmente gracias a la estabilidad de su norma literaria. Por esta razón, los italianos pueden entender, excepto algunas diferencias de significado léxico, los textos literarios procedentes del siglo XIV, utilizando el italiano como instrumento de conexión entre el presente y los escritores del pasado que contribuyeron a su difusión.