Las 10 mejores experiencias que puedes vivir en España

A veces visitar un país no basta. Hay que ponerse en la piel de los lugareños y vivir las costumbres y las tradiciones en primera persona. ¿A qué esperas para echarte tu primera siesta oficial?
Las mejores experiencias de vivir en España

Ilustrado por Victoria Fernández

1. ¡Que te den las uvas!

Empecemos por el final, el final del año. Si tu visita o llegada a España coincide con la Navidad y tienes pensado alargar la estancia hasta el 31 de diciembre, aprovecha para conocer y practicar una de nuestras costumbres más arraigadas: tomar las doce uvas.

Puede que te apetezca unirte a la famosa y gran celebración de la Puerta del Sol si estás por Madrid, o a la fiesta que se organiza en torno a la Font Màgica de Montjuïc si te pilla en Barcelona.

Independientemente del lugar que hayas elegido para vivir en España, seguro que encuentras un lugar emblemático en torno al cual se reúnen cientos o miles de personas a darle la bienvenida al nuevo año. Con toda seguridad no te faltarán el cotillón, el champán y, por supuesto, las uvas.

Una uva por cada campanada, por cada mes del año, ¡para que esté cargado de suerte!

2. Carnaval, te quiero

En España hay tres carnavales que ostentan el título de Fiesta de Interés Turístico Internacional. Ahí es nada. Estos son: los de Cádiz, Santa Cruz de Tenerife y el de Águilas (Murcia). Cada uno con su estilo muy particular, son un gran atractivo para el visitante por su despliegue de originalidad y color, añadiendo a las tradicionales cabalgatas un punto diferenciador:

  • El plato fuerte en los de Cádiz son las letras cargadas de ingenio de las coplas que interpretan chirigotas, comparsas, coros y cuartetos.
  • En Santa Cruz de Tenerife destaca por su espectacularidad la gran Gala de elección de la reina del Carnaval.
  • Lo que hace especial al Carnaval de Águilas es el esmero y la majestuosidad de sus famosos desfiles.

3. Vivir la Semana Santa

Así como pasa con los carnavales, la celebración de la Semana Santa es muy peculiar y diferente según el punto del territorio español en el que te encuentres durante tus vacaciones de Pascua.

La más conocida mundialmente es la de Sevilla, la de Valladolid fue declarada de Interés Turístico Internacional, así como la de Toledo; la de Zamora cuenta con la cofradía más antigua de España, la de Cartagena (Murcia) luce tronos monumentales, la de Hellín (Albacete) es famosa por la espectacularidad de sus tamborradas y así un largo etcétera.

4. A buen hambre, no hay pan duro

Si algo se puede (y se debe) hacer en España, eso es comer bien. De sobra conocidos son sus platos más típicos gracias, entre otras cosas, a grandes figuras de la gastronomía que han sabido modernizar la cocina mediterránea y elevarla a la categoría de arte.

Quizás en un plano menos glamouroso, aunque no por ello menos sabroso, está la cocina del aprovechamiento. Asociada durante mucho tiempo a sus orígenes humildes, lo cierto es que esta cocina ha dado como fruto unos deliciosos platos típicos que no hay que dejar de probar.

Las torrijas son un ejemplo al que le siguen recetas tan ricas como las croquetas, las migas y la sopa de ajo, entre otras. Todas las mencionadas, excepto las croquetas que se preparan a base de sobras de carne o pescado, tienen como ingrediente principal el pan duro.

5. Hacer el Camino

Si eres de las personas que disfrutan del camino puede que tengas alma de peregrino y aún no lo sepas. Quizás te apasione el senderismo y seas un espíritu mochilero, y además tengas interés por la historia, el arte y la naturaleza. Puede que te muevan motivos espirituales o que te apetezca marcarte un reto personal. Lo que es casi seguro es que el Camino de Santiago sea tu respuesta para calmar esa sed y, además, hacer turismo por el norte de España.

Existen diferentes itinerarios, una red de caminos jacobeos que lo conforman y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1993. Todos esos caminos llevan al mismo lugar, la meta: la Catedral de Santiago de Compostela (Galicia).

6. Sentarse en el chiringuito

Con casi 8000 kilómetros de costa repartida por el litoral peninsular y los archipiélagos, bañada por el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, no tendrás problemas en encontrar un chiringuito a tu gusto.

Un chiringuito suele ser un negocio de carácter estacional, aunque no necesariamente, situado cerca de la playa y que por su localización estratégica resulta un lugar idóneo donde poder tomar un tentempié con una caña de cerveza fresquita mientras disfrutas de las vistas al mar.

7. La visita histórica

Si algo caracteriza a la Península Ibérica es la gran variedad de pueblos y culturas que por aquí han pasado y que durante siglos han ido dejando su impronta.

Colonias griegas, pueblos fenicios, poblaciones celtíberas, ciudades romanas, Al-Ándalus… su huella ha quedado repartida por toda la geografía del país y sería un pena que no aprovecharas para conocerlas un poco más.

8. Pasar un día en el museo

Si te apasiona el turismo cultural no dejes pasar la oportunidad de ir de visita a los museos. El Prado y el Reina Sofía en Madrid, el Guggenheim en Bilbao, el museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el museo Picasso en Málaga, y así un largo y variado listado de pinacotecas para los apasionados del arte.

9. Irse de festivales

Si eres amante del jazz y andas por el País Vasco la tercera semana de julio, no pierdas la oportunidad de asistir al Festival de Jazz de San Sebastián, uno de los más antiguos de Europa y que cuenta siempre con una fantástica programación.

Si te gusta más la música alternativa y estás de visita en Madrid a finales de mayo, puedes disfrutar de uno de los macrofestivales de Rock con más repercusión y veteranía en España: el Festimad.

Y para los más vanguardistas que estén en Barcelona a mediados de junio, quizás les interese visitar el Sónar, donde se encontrarán lo más granado del panorama de la música electrónica.

10. Rezagarse entre las 14.00 y las 16.00 horas sin que nadie te mire mal

Date el gusto, échate una siesta, ¡tú que estás de vacaciones y puedes!

¿A qué esperas para disfrutar de las ciudades como un verdadero autóctono?
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