Ilustrado por Catherine Dousdebes
Les voy a contar una pequeña historia antes de mencionar esas prometidas 7 palabras en alemán.
Cuando iba a la peluquería y comenzaba a luchar una vez más contra el miedo de enfrentarme a un hombre con una herramienta afilada en sus manos y una idea muy cuestionable sobre la política, intentaba prepararme mentalmente. Era la peluquería a la que iba desde que era un niño, pero nunca me había acostumbrado a cómo remataba las patillas, ni a su idea de la política, ni a su forma de ver la vida. En todo caso, lo que importaba era esa familiaridad que se comparte cuando vas al mismo peluquero durante más de 20 años y que hace que solo esa persona pueda tocarte el cogote.
Sabía que en esta ocasión sería incluso más difícil. Estaba visitando a mi familia en Inglaterra después de haberme mudado de España a Alemania. A sus ojos yo me había mudado del paraíso terrenal del sol y las bebidas constantes a la monotonía teutona y, de alguna manera, ahora estaba arrinconado en su mundo anticuado por el viejo enemigo.
Bueno, joven, ¿qué es de tu vida?
Enseñar es algo digno, pensé. Podría empezar diciendo que estaba enseñando idiomas, que estaba ayudando a que predomine el conocimiento, la sabiduría, el querer cultivarse y enriquecer la faceta intelectual de la vida, etc.
Pues fue una mala frase para empezar. ¿Por qué vivir en Alemania? ¿Qué tiene de malo Inglaterra? ¿Era mi afición por los chistes malos o el amor al mal vino y a las buenas salchichas? No, no, contesté en seguida mientras él me mojaba la cara apretando el gatillo de su botella de espray. En Alemania lo que quería era aprender el idioma, descifrar su código, conglomerar palabras hasta hacerlas infinitamente largas e impronunciables y poner los verbos justo al final de cada frase porque esa era la norma. Aprender alemán, pensé, podía ser algo muy emocionante.
Él no usó la palabra insulso. Dijo que sonaba como una pelea entre una máquina de escribir y un lavaplatos. Me di cuenta de que hay bastantes consonantes seguidas que pueden agobiar al oído inglés, pero tampoco se trataba de la masacre de máquinas mecánicas a la que él se refería. Es un juego. Un juego cautivador que nunca acaba, donde las palabras y los diferentes sonidos están esperando a ser mezclados y saboreados.
Bueno, si tú lo dices…
¡Lo digo en serio! Mis primeros meses dieron lugar a palabras preciosas llenas de conceptos secretos en los que nunca hubiera pensado, ideas que nunca habría tenido y, además, había palabras que simplemente suenan genial. “Tollpatschig”, por ejemplo, tirando de -atsch todo lo que podía. ¿Pero eso qué significa? Me preguntó en seguida. Así que lo invité a acompañarme en un tour por mis palabras favoritas.
1. Tollpatschig (adj.) – torpe
Patsch significa algo así como lo que representa la onomatopeya “¡plás!”, que es por así decirlo el sonido que hace un líquido al chocar. Toll significa genial, estupendo, magnífico; o sea que de alguna manera sarcástica una paloma sobrevolando la plaza mayor y descargando su “patsch” en tu camisa nueva no sería lo más afortunado. Y según mi limitado e intuitivo entender, un tollpatschig sería una persona “¡terriblemente plás!”, o sea, que derrama líquidos constantemente, lo que significa torpe después de todo. Pese a que los grandes lingüistas posiblemente menosprecian esta divagación pensativa, desde que llegué a esta conclusión puramente emocional y subjetiva, esta palabra ha estado cerca de mi corazón y por ello no creo que nunca la olvide.
2. Das Kopfkino (sustantivo) – la cabeza de cine
Supongo que para ser peluquero hay que ser primero aprendiz, y hay que hacer una entrevista o algo por el estilo. Supongo que sería joven e inexperto, estaría nervioso, a punto de embarcarse en la aventura de su carrera. Me imagino que varias imágenes pasarían por su cabeza pensando en lo que podría pasar por culpa de su ímpetu o temeridad y que, seguro, estas imágenes le agobiarían mucho. Pues eso es el Kopfkino; las imágenes que pasan por nuestra cabeza que parecen predecir momentos buenos o malos que aún están por llegar.
3. Die Naschkatze (sustantivo) – el gato que rechina los dientes
Recuerdo que el peluquero siempre me daba un caramelo después de cortarme el pelo. ¿Se acordará él también? Me acuerdo de que al terminar su labor yo me deslizaba por la silla y buscaba inquisitivo mi premio. Esto es porque de pequeño era un Naschkatze, es decir, un goloso al que el amor por los dulces le viene de familia.
4. Der Ohrwurm (sustantivo) – el gusano del oído
Esta palabra es tan buena que, al igual que Schadenfreude, muchas personas de habla inglesa la han adoptado en su vocabulario. Se trata de esa canción tan pegadiza que no te la puedes quitar de la cabeza y que por ello se convierte en un gusano en el oído. Así que la próxima vez que de repente te vengan unas estrofas a la mente y empieces a cantarlas sin ton ni son, ya sabes a quién culpar… ¡Al Ohrwurm!
5. Die Schnapsidee (sustantivo) – la idea de aguardiente
En un momento dado supongo que se armó de valor y abrió su propia peluquería de caballeros. Seguro que solo contaba con unos pocos clientes, pero se arriesgó de todos modos. A eso se le podría llamar “Schnapsidee”, Schnaps significa aguardiente e Idee es idea. Esto viene a ser una idea loca o, como se dice a veces, ¡una idea de bombero jubilado!
6. Dickköpfig (adj.) – cabeza gorda o cabeza espesa
Una receta para el éxito, o una Erfolgsrezept, puede que incluya una Schnapsidee y ein bisschen Dickköpfigkeit, que perfectamente podría traducirse como terquedad, o mejor, con ser cabezota o testarudo. Imagino que tuviste que ser un poco dickköpfig para aceptar tu Schnapsidee y convertirla en la Erfolgsgeschichte o historia de éxito que es hoy día.
7. Die Ahnungslosigkeit (sustantivo) – la ignorancia, el no tener ni idea
Y no hay lista de palabras alemanas que se precie que no tenga una palabra con muchas sílabas. En inglés, para decir que no tenemos ni idea decimos clueless, es mucho más fácil porque combina la palabra clue (pista) con less (que niega la palabra que la acompaña), o sea, que no tiene pistas, no tiene ni idea. Mientras que en inglés estas dos partículas son suficientes para expresar el concepto, en alemán hacen falta muchas más partes que ayuden al sustantivo a significar mucho más. -heit o -keit son sufijos que convierten los adjetivos en sustantivos. Por ejemplo, sicher significa seguro y Sicherheit seguridad y ahnungslos es no tener ni idea…
- “Aa-nuns-losik-kait”, dijo.
- “Sí”, respondí, confundido un poco por la peculiaridad de la pronunciación alemana con un toque de su acento propio, “algo así”.
- “Todos los días se aprende algo nuevo. Entonces son 8 libras esterlinas. Y toma algunos dulces por los viejos tiempos, Naschkatze.”