Las 10 mejores ciudades europeas para disfrutar de la comida callejera 

Currywurst, arancini y baklavas: te proponemos un exquisito viaje por Europa para descubrir las mejores especialidades, saladas como dulces, de la cocina callejera.
Las 10 mejores ciudades europeas para disfrutar de la comida callejera 

¿Cómo sueles elegir tu lugar de vacaciones? ¿Según la belleza de los monumentos, la grandeza de los paisajes o el clima? ¿Y qué pasa con la comida? ¡Olvídate de los restaurantes demasiado chic y sus precios exorbitantes! Babbel te propone un viaje por las capitales europeas de la comida callejera. ¡Descubre nuestra selección de las diez mejores ciudades europeas para disfrutar de la comida callejera!

Nuestra selección de las ciudades europeas para disfrutar la comida callejera

1. Berlín, Alemania

Empezamos nuestro periplo de la comida callejera en la capital alemana. Ich hätte gern eine Currywurst mit Pommes (Quisiera una salchicha con salsa curry y patatas fritas). Probablemente esta sea una de las frases que debas añadir a tu vocabulario básico si vistas Berlín. Pero más allá de la famosa Currywurst mit Pommes, Berlín representa mejor que cualquier otra ciudad europea la comida callejera internacional. Desde Alexanderplatz hasta la Markthalle 9, en el barrio muy concurrido de Kreuzberg, podrás disfrutar de especialidades inspiradas en la cocina turca, tailandesa, italiana o incluso colombina. Willkommen in Berlin!

2. Budapest, Hungría

Con sus edificios neogóticos y neobarrocos, Budapest es una delicia para la vista. En cuanto a comida callejera, los lángos (pan frito con queso), palacsinta (crepe húngara) y kürtőskalács (un delicioso dulce asado en un pincho y con un nombre casi impronunciable) se encargarán de deleitar tus papilas gustativas. Por cierto, la capital húngara cuenta con su propio mercado de comida callejera, Karavan, muy frecuentado por las noches, tanto por habitantes de la ciudad como por turistas. ¡Merece la pena visitarlo!

3. Madrid, España

¿Y qué pasa con España? ¿El país del tapeo no se merece figurar en nuestra lista? ¡Claro que sí! Y aunque sea difícil elegir una ciudad, Madrid es un excelente representante de la comida callejera española. ¿Quién puede resistirse a un bocadillo de calamares, unas empanadillas, una ración de paella o un buen chocolate con churros? Por cierto, al igual que Budapest, Madrid también cuenta con un mercado dedicado a la comida callejera: el MadrEat market. Y para refrescarse, nada mejor que una sangría o una cerveza bien fría. ¡Buen provecho y salud!

4. Lisboa, Portugal

La cocina portuguesa están ganando popularidad a nivel internacional y ¡no es de extrañar! Al probar un pastel de nata o una ración de bacalhau à Brás (un plato de bacalao preparado con patatas y huevos) por primera vez, se entiende al momento por qué Lisboa puede pretender al título de capital europea de la comida callejera. Abre o apetite, abre el apetito, como se dice en la ciudad de la luz y la capital del fado.

5. Palermo, Italia

Con todo nuestro respecto hacia otros países, la verdad es que resulta difícil competir con la cocina italiana.   La ciudad de Nápoles puede estar orgullosa de ser la cuna de la pizza, un símbolo que ya ha conquistado el mundo entero. Pero ninguna ciudad italiana representa mejor la comida callejera que Palermo. En la capital de Sicilia, comer en la calle (¡y al sol!) es una auténtica tradición. Si las stigghiole (brochetas de tripa de cordero sazonadas con limón y enrolladas en un puerro) o el pane con la milza (bocadillo de pulmón de ternera) no te entusiasman, por lo menos a primera vista, fijo que se te hará la boca agua con las panelle (panqueques de harina de garbanzos) y las crocchè (croquetas de patata). ¿Prefieres degustar unos arancini, esas famosas croquetas de arroz con relleno? Entonces, cinque arancini, per favore… ¡o tantos como quieras!

¿Arancini o arancine?   En Sicilia no existe consenso sobre el nombre de su más famosa especialidad… ¡ni tampoco sobre su forma! En Palermo, y en el oeste de Sicilia en general, predomina el término femenino arancina (plural «arancine»),  que viene de la palabra «arancia». En esta parte de la isla, las arancine siempre tienen una forma redonda. En cambio, en Catania y en el este de la isla, se usa la palabra masculina arancino (naranjo, el árbol) y su plural arancini. Allí, esta especialidad tiene una forma más cónica, que recuerda la silueta del volcán Etna!

6. La Valeta, Malta

Hob biz zejt. ¡Que no te asuste esta palabra! Este pequeño bocadillo con salsa de tomate, aceite de oliva y atún huele a mar Mediterráneo y se combina perfectamente con un vaso de Kinnie, un refresco de naranja típico de Malta. ¿No comes pescado? No te preocupes, los pastizzis, unos hojaldres con forma de rombo y rellenos de ricotta o de puré de guisantes (una influencia directa de la colonización inglesa) son una alternativa sabrosísimas. ¡Los encontrarás en todas las panaderías del país!

7. Sarajevo, Bosnia y Herzegovina

Situada en el corazón de los Balcanes, Sarajevo es un mosaico de culturas. El Imperio otomano dejó en la actual capital bosnia un rico legado arquitectónico y culinario. Prueba de ello son los böreks, unos hojaldres rellenos (de queso, espinacas, carne…), que se pueden comprar en todas partes o los vendedores de castañas asadas en las calles del casco antiguo. Pero el premio de la cocina callejera de los Balcanes se lo lleva el ćevapi, una salchicha asada y sazonada con cebolla, que se sirve en un panecillo caliente. Desde 2018, la ciudad organiza cada verano el Sarajevo StreeAt Food Festival.

8. Estambul, Turquía

Turquía es una fuente casi inagotable de recetas de comida callejera. Además del döner o kebap, popularizado en Alemania, te recomendamos probar las dolmas (hojas de vid rellenas) y el lahmacun (una fina pizza crujiente). Además de descubrir la comida callejera turca, tendrás más tiempo para explorar esta impresionante ciudad que une Europa y Asia. Y nada mejor que un ayran, una bebida salada a base de yogúr, de sabor especial, para acompañar estas especialidades. Nos encontramos con la misma variedad en cuanto a postres y dulces para llevar, por ejemplo, las baklavas (unos dulces de masa filo rellenos de nueces y bañados en almíbar), las lokmas (unos buñuelos bañados en miel) y las dondurmas (unos helados turcos). Pero la especialidad que mejor representa a Estambul es el simit, que se vende en los quioscos rojos tradicionales de la capital. Este panecillo redondo, hueco en el medio y con semillas de sésamo se come sin hambre. Çok lezzetlidir!

9. Bruselas, Bélgica

Bruselas no solo es la capital de Bélgica, sino también la de las patatas fritas, los mejillones y la cerveza. Sin duda alguna, «les baraques à frites» (unos puestos típicos de patatas fritas) han contribuido a que Bruselas se encuentre entre las mejores ciudades europeas para disfrutar de comida callejera. Eso sí, ¡recuerda pedir tu ración con mayonesa! Además te recomendamos probar el filet américain (un plato con carne de vacuno picada cruda) y las caricoles, unos caracoles de mar que podrás pedir para llevar. Y para la merienda, nada mejor que un gofre de Bruselas servido con azúcar, chocolate, fresas o nata montada. Las ciudades de Bruselas y Lieja compiten para saber quién hace los mejores gofres del mundo. ¡La verdad es que en Babbel no hemos podido decidirnos! ¿Quieres aprovechar tu estancia en Bruselas para practicar tu neerlandés? Entonces no dudes en pedir unos smoutebollen, unos deliciosos buñuelos. Lekker!

10. Niza, Francia

Al hablar de cocina francesa solemos pensar en los restaurantes con estrellas y sus grandes chefs. Sin embargo, esta es una de las ciudades europeas donde su comida callejera también está ganado protagonismo en el país de la gastronomía. Por supuesto, las crepes, sean saladas o dulces, son perfectas para comer en cualquier sitio. ¡Pero la comida callejera francesa tiene mucho más que ofrecer! Y aunque pueda sorprenderte, la mejor comida callejera no se encuentra ni Paris, la capital económica y cultural de Francia, ni en Lyon, la capital gastronómica, ¡sino en Niza! Si tienes la oportunidad de visitar esta ciudad de la Costa Azul, no dudes en probar la socca (una crepe de harina de garbanzo), la pissaldière (una pizza con cebolla caramelizada y anchoas) o el pan bagnat (un bocadillo con atún, mayonesa, huevo, tomate, cebolla y lechuga).

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