El italiano es uno de los muchos idiomas que han ido creciendo en el número de hablantes a nivel mundial. Aunque es un idioma oficial en Italia, el italiano se habla en todo el mundo, siendo Argentina uno de esos países. Para los estudiantes de italiano, una de sus principales motivaciones para aprender es viajar, y muchos se preguntan si el italiano es un idioma fácil o difícil de aprender. Aprender italiano puede parecer un paseo por el parque o un desafío olímpico, pero no es ni fácil ni difícil.
¿Qué tan difícil es aprender italiano?
En general, los hispanohablantes tienen una ventaja para aprender italiano si hablan y entienden el español con fluidez. Sin embargo, como en cualquier idioma, siempre hay nuevos conceptos por descubrir, entender, practicar o incluso memorizar.
El italiano y el español, al igual que el francés, el portugués o el rumano, pertenecen a la gran familia de las lenguas romances, que son las que derivan del latín. De hecho, una grandísima parte del idioma español es de origen latino. Se calcula que la genética de nuestro léxico es latina en un 70 %, mientras que la del italiano supera el 82 %. Eso nos deja en un muy buen punto de partida a la hora de iniciar el aprendizaje de este primo lingüístico. No hace falta echarle mucha imaginación para adivinar el significado de palabras italianas como castello, architettura, caramello, autore y muchísimas más.
Sin embargo, hay complicaciones, como la preposición “de”, que tiene dos formas distintas en italiano. Además, los falsos amigos pueden causar confusiones divertidas.
4 consejos cómo puedes aprender italiano fácil y rapidamente
1. Encuéntrales la gracia a los verbos irregulares
Esto es algo que nadie que esté aprendiendo un idioma quiere oír: la inmensa mayoría de los verbos italianos de uso más habitual son irregulares. Los verbos auxiliares essere (ser) y avere (tener), los modales potere (poder), volere (querer) y dovere (deber), así como los muy comunes andare (ir), dire (decir) y fare (hacer) son irregulares. Solo tienes que aprender estas conjugaciones del mismo modo en que aprenderías cualquier otra palabra nueva: con un poco de práctica diaria. Ya 15 minutos al día pueden ser suficientes.
Encuentra un ritmo que puedas aplicar a la conjugación, repítela en voz alta. También hay buenas noticias para quienes decidan aceptar este reto meditativo: los pronombres personales (yo, tú, ella, él, nosotros…) apenas se usan en italiano. Una vez hayas aprendido estos verbos de uso más común, podrás manejarte en muchas situaciones desde el principio.
2. Descubre los secretos de la pronunciación correcta
Este truco es un secreto a voces: el italiano se habla casi como se escribe. Si los usuarios de español ya disfrutamos de esta ventaja, para pronunciar el italiano solo tendremos que concentrarnos en que nuestras frases suenen tan “cantadas” como las de un nativo. Bueno, y en practicar un par de sonidos que no existen en español o se han perdido.
En italiano, en efecto, cada letra tiene una pronunciación concreta, lo que no deja lugar a ambigüedades fonéticas. La letra A siempre se pronuncia “a”, la M siempre suena “m”. Solo tendrás que aprender específicamente algunas combinaciones de letras que se pronuncian de un modo u otro según su contexto vocálico, pero eso ya lo conoces porque en tu propio idioma no es distinto. Por ejemplo, la C tiene dos pronunciaciones distintas según qué vocal la siga: como en español, suena como “k” si va seguida de A, O o U, como capra (cabra), coniglio (conejo) y cuoco (cocinero), pero, en cambio, se pronuncia de forma parecida a nuestra “ch”, aunque algo más suave, en combinación con una E o una I: cena (cena) o cima (cima). Y el grupo GN seguido de vocal equivale a nuestra ñ: pugno (puño). La R tiene un sonido parecido al que tiene en español, pero no solo. Hay muchas formas de pronunciar la R italiana (¡más de diez!).
3. Prepárate para ciertos aspectos gramaticales distintos
A pesar de que muchas partes de la gramática italiana coinciden con la española, no es oro todo lo que reluce. Empecemos por un regalito: el género de las palabras. Muchos de los nombres en italiano terminan con -a u -o, lo que significa que son femeninos o masculinos respectivamente (excepto algunos casos). Hasta ahora bien. Pero pasemos a lo divertido: los sustantivos que terminan en -e pueden ser tanto femeninos como masculinos. Por suerte, hay algunos trucos: por ejemplo, la terminación “-zione” siempre indica género femenino. ¡Y naturalmente, el género de los adjetivos reproduce exactamente las mismas formas que las palabras a las que acompañan!
Veamos ahora los artículos. Si bien los artículos determinados e indeterminados siguen la misma distribución por géneros y número que en español, luego entran en juego ciertas variaciones de forma según la palabra a la que acompañen. Todo tiene su explicación y, así, todo toma sentido y es más fácil de memorizar o deducir.
4. No olvides tu motivación
Es importante recordar por qué emprendiste la aventura de aprender italiano. Ya sueñes con pastorear ovejas montaña arriba en los Alpes italianos, con convertirte en el próximo embajador de Italia o simplemente con asistir a un curso de cocina en Nápoles, concéntrate en tu objetivo. Lánzate a hablar desde el principio, a ser posible con un nativo italiano. Lee, mira películas y programas de televisión y jamás pierdas de vista tu objetivo.