Ilustraciones de Sveta Sobolev
Es el momento de ponernos serios. Muchas de las razones por las que “no podemos aprender idiomas” no son razones, sino excusas. ¿No tienes dinero? ¿No tienes tiempo? ¿Piensas que eres demasiado mayor? ¡Esto son solo pretextos! ¿No me crees? Te voy a explicar lo que realmente se esconde detrás de las excusas que nos ponemos todos cuando se trata de mejorar el inglés:
Excusa n°1: algunas personas no son buenas con los idiomas
¿Eres de los que piensan que hay personas que son genios de los números o las matemáticas mientras que hay otro grupo de genios de las letras y los idiomas? Y qué pasa, ¿que si no perteneces a ese segundo grupo tiras directamente la toalla? Bueno, ¡siento decirte que eso es solo una excusa barata! Hay gente que habla 4 o 5 idiomas y que trabaja como programador o publicista, mientras que otros combinan la carrera universitaria de Física con aprender un idioma. Así que si aún no te convence pensar que todas las habilidades se pueden combinar, es que aún no has dado con la motivación o el método adecuado para aprender idiomas.
Nuestro consejo: respira hondo, encuentra tu propia motivación para aprender un nuevo idioma, ¡¡y a por ello!! No te compares con otros, en lugar de eso, ponte objetivos que sean realistas con el tiempo del que dispones y con tus aptitudes.
Excusa n°2: ¡yo no puedo pronunciar eso!
¿No te sale aspirar la hache en inglés? ¿No consigues pronunciar el sonido “sch” en alemán? Bah, eso es una soberana tontería.
Por supuesto que hay sonidos en otros idiomas que no existen en el tuyo, pero no por ello hay que rendirse. El problema está en que aún no puedes pronunciar esas palabras. Bueno, ¿y qué? Ya aprendiste la mayoría de palabras que conoces hace muuuucho tiempo, esto es, cuando eras un bebé. Los bebés reproducen todos los sonidos y solo repiten los que tienen una reacción positiva. Los adultos poseemos la misma habilidad que los bebés a la hora de pronunciar diferentes sonidos (de hecho tenemos más, ya que contamos con una dentadura completa) y, al igual que ellos, somos capaces de reproducir todos los sonidos. Lo único que necesitas es tiempo y paciencia. ¿El truco? Fíjate bien en cómo se produce el sonido. ¿Es un sonido nasal? ¿Tienes que tocar los dientes con la lengua? ¿Tal vez tienes que hacer vibrar la lengua en el paladar? Empieza a reproducir ese sonido hasta que te salga bien.
Excusa n°3: la gramática es demasiado complicada
Si bien es cierto que la gramática de un nuevo idioma nos puede resultar muy difícil, por otro lado nadie espera que empecemos a hablarlo sin errores gramaticales. Si te atreves a decir tus primeras palabras en otro idioma, tu interlocutor será paciente, ya que se dará cuenta de que aún estás aprendiendo. Por ello, ¡adelante! No hay nada que temer.
Excusa n°4: ¡simplemente no tengo tiempo para aprender un idioma!
Según el Ministerio de Trabajo de Estados Unidos, el adolescente medio de más de 15 años pasa la mitad de su tiempo libre diario viendo la televisión (2.8 horas, para ser más preciosos). Dejémonos de tonterías, ¡claro que todos tenemos tiempo para aprender un idioma! La cuestión es convertirlo en una prioridad. Si no encuentras la motivación para que ese idioma ocupe parte de tu tiempo libre, quizás es porque no te interesa lo suficiente y a lo mejor es momento de cambiarlo. ¿El alemán se te hace demasiado cuesta arriba? Igual deberías probar un idioma más parecido o más cercano al español, como el italiano o el portugués.
Una vez hayas hecho del idioma una de tus prioridades diarias, ya estarás en el buen camino. ¡Pero no te preocupes! Eso no significa que tengas que sacrificar tu tiempo libre o tus hobbies, simplemente podrás disfrutar de ellos en el idioma que estés aprendiendo. Ya sabes, los viejos trucos para integrar ese idioma en tu rutina y aprender de forma casi inconsciente.
Excusa n°5: soy demasiado mayor para aprender otro idioma
No se le pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo, ¿verdad? (Sonido de claxon) ¡Falso!
Si fuera imposible aprender algo nuevo en la edad adulta, seguramente mucha gente no sabría conducir un coche. ¿Y qué hay de los smartphones? A no ser que tengas menos de 20 años, es poco probable que crecieras con uno y aún así aprendiste a usarlos, ¿verdad? Seguramente ya te hayas dado cuenta de a dónde queremos llegar con esto, no hace falta que seas un niño para aprender algo nuevo… Se pueden aprender cosas nuevas al margen de la edad que tengas.
Excusa n°6: mañana, mañana…
“Mañana sin falta empiezo”. Ya, claro. O el clásico: “hoy al final no me ha dado tiempo a hacer una lección, así que mañana haré dos”. ¿Te imaginas que todo funcionara así? “Hoy no me ha dado tiempo a dormir, así que mañana duermo el doble. Bueno… como ya sabemos, esta táctica no suele funcionar.
Hubo un tiempo en el que tus padres te obligaban a lavarte los dientes, pero a día de hoy lo haces dos veces al día (espero) sin rechistar. En ningún momento se te ocurriría decir “hoy no tengo tiempo para lavarme los dientes, estoy cansada, ¿sabes qué? Creo que lo haré mañana”. La realidad es que lavarte los dientes se ha convertido en un hábito, sabes que es algo bueno a lo que te tienes que acostumbrar. ¡Haz del aprendizaje de ese nuevo idioma un hábito también! Incluye una lección al día en tu rutina y complétala sin dejar que te afecten posibles distracciones. Hazme caso, siempre tendrás un ratito para aprender un poco de vocabulario.
Excusa n°6: no tengo suficiente dinero como para aprender un idioma
Siento comunicarte que esta excusa en pleno siglo XXI ya no vale. Puede que, si vivieras en el siglo XVI, cuando la educación estaba restringida a las clases más altas, entonces podrías haber dicho que aprender otro idioma era un lujo. Hoy en día hay muchas formas de empezar a hablar un idioma de forma fluida sin tener que tirar la casa por la ventana. Métodos de aprendizaje como Babbel permiten que combines un servicio premium que contiene lecciones de calidad con otros servicios gratuitos como pueden ser vídeos de YouTube o blogs en el idioma que estás aprendiendo. Ah, además está esa cosa tan simpática llamada “interacción humana”.
Resumiendo, pensamos que la razón real que te está impidiendo aprender un nuevo idioma es, simple y llanamente, la falta de motivación. Para ello solo tendrás que preguntarte por qué quieres aprender un idioma y recordarte esa razón a diario. ¡Ahora solo te queda profundizar en ello y disfrutar del viaje! Una vez termines de ponerte excusas y empieces a hablar, todo irá a mejor.