Después de su último vídeo, Matthew Youlden afirmó que le gustaría entrevistar a una amiga en el próximo vídeo. Cuando nos contó que también ella era políglota, no pudimos negarnos. Se trata de Erika, una cantante, música y traductora italoargentina que habla español, italiano, inglés, alemán y, aunque solo lo acepta tímidamente, también portugués (en otras palabras, otra políglota).
A Matthew le fascina el reto intelectual de aprender idiomas. Desde su niñez ha sentido una gran curiosidad por conocer otros idiomas para poder sumergirse profundamente en otras mentalidades. Erika, por su parte, ha tenido un sinnúmero de motivos diferentes para aprender los seis idiomas que habla.
En este vídeo, Matthew y Erika se encuentran para desayunar y conversar sobre su experiencia en el aprendizaje de idiomas. Ella menciona de paso por qué su lengua materna es tanto el italiano como el español, y por qué aprendió posteriormente inglés, alemán, francés y portugués. Siempre tuvo una motivación diferente. Ambos discuten por qué a las personas que han crecido como bilingües les resulta difícil definir cuál es su “lengua materna”, cómo la presión para adaptarse resulta útil a la hora de aprender un nuevo idioma y si Matthew realmente puede aprender bengalí en 30 días. Los dos también hablan sobre palabras difíciles de traducir a otros idiomas. Erika está convencida de que struggente no es simplemente una palabra italiana, sino todo un concepto del italiano que arroja una luz sobre el carácter singular de este idioma.
Para estos dos políglotas, conocer diversos idiomas les brinda una perspectiva más amplia y profunda del mundo y de las personas que lo habitan. Además, han descubierto cómo hacer divertido el proceso de aprender idiomas. Erika ha practicado un método consistente en escuchar, imitar e improvisar, que es el mismo que aplica a la hora de ensayar nuevas piezas musicales. Esta técnica le ha hecho posible aprender idiomas absorbiéndolos de la gente que tiene a su alrededor. Empezó a aprender francés, por ejemplo, escuchando a sus colegas en el restaurante francés donde trabajaba, e inglés, oyendo música británica y norteamericana. De manera similar aprendió portugués, a través de canciones de samba, fado y bossa nova.