Hay una expresión usada por muchos padres, muy posiblemente contemporáneos míos, que manifiesta implícitamente la preocupación de estos por el futuro de sus hijos: “quiero darle a mis hijos lo que yo nunca tuve”, y esto, traducido a buen castellano, puede significar para algunos bienes materiales; para otros, bienestar emocional. Sin embargo, para muchos significa “oportunidades”, las cuales pueden interpretarse simplemente como una pequeña inversión en los cursos de idiomas para niños.
Hace 40 años o más, cuando las distancias entre países y continentes parecían tan grandes, aprender otro idioma o viajar al exterior era privilegio solo de unos pocos. En aquel tiempo, cuando no existía el celular, ni internet y mucho menos las aplicaciones (mejor conocidas como apps), lo que menos interesaba, o por lo menos a la gran mayoría, era aprender otro idioma y si se hacía, era por hobby o vocación más que por necesidad o pensando en que de ello podría depender, en gran parte, nuestro futuro.
Las nuevas tecnologías y el aprendizaje de otros idiomas
Con el desarrollo de nuevas tecnologías se ha saltado de las aulas de clase a las aplicaciones, las cuales facilitan el aprendizaje no solo del inglés, el francés o el alemán, sino de lenguas como el turco, el danés, el noruego, el sueco, el polaco y hasta el ruso que parecían salidas de la ciencia ficción. Para los padres, quienes luchamos día a día por actualizarnos y mantenernos vigentes, el uso de una aplicación para estudiar cualquier idioma diferente a la lengua materna, representa una gran ventaja cuando de apoyar a nuestros hijos se trata, ya que, además de optimizar el tiempo, apoya nuestras finanzas al permitirnos economizar dinero.
Queremos darle a nuestros hijos la oportunidad de abrir los ojos al mundo a través de los idiomas, queremos ayudarlos a romper fronteras y a descubrir lo cerca que están otros países del nuestro, queremos que sepan que hay mucho por descubrir y que aparte del inglés hay otras lenguas interesantes tanto histórica como culturalmente, cuyo aprendizaje abre un abanico de oportunidades y posibilidades que hace mucho tiempo eran impensables. Por ejemplo:
- Las becas universitarias que ofrecen muchos países para estudios de pregrado y posgrado, muchas de las cuales incluyen dinero para manutención.
- Becas intersemestrales para visitar diferentes universidades en un determinado país y conocer los planes que ofrecen.
- Intercambios universitarios por convenios entre universidades de todo el mundo.
- Trabajos de verano en parques de diversiones.
- Trabajar cuidando a niños (au pair) en diferentes partes del mundo para perfeccionar los idiomas.
Esto por nombrar unas pocas. Muchos de estos ofrecimientos se pierden por desconocimiento y por no tener conocimientos, al menos básicos, en el idioma requerido. Cuando mi hija mayor tenía 16 años comenzó a estudiar una segunda lengua después de la jornada escolar y esto le representaba esfuerzo, pues debía trasladarse de un lugar a otro; y tiempo, pues estudiaba 2 horas diarias. Esto lo hizo durante 18 meses para luego viajar y trabajar un año como niñera para perfeccionar sus conocimientos no solo de una lengua, sino par aprender las costumbres, la cultura y la historia de ese país, en donde actualmente vive y trabaja. Son muchas las ventajas que brinda el aprendizaje de una nueva lengua y se pueden ver reflejadas en mejores oportunidades tanto profesionales, como laborales y sociales.