¿Inglés neutral en cuanto al género? ¡Ya lo hablamos desde hace siglos!

Tendrías que taparte los oídos, cubrirte los ojos con un antifaz y prohibir totalmente los medios de comunicación para evadir la controversia sobre la neutralidad de género con que deben expresarse los idiomas. Pero ¿qué importancia tiene esta discusión? Y en cuanto a la neutralidad, ¿tiene el inglés alguna ventaja en comparación con otros idiomas?
¿Inglés neutral en cuanto al género, cariño? ¡Ya lo hablamos desde hace siglos!

Por si no te has dado cuenta, se ha encendido una guerra. Una guerra de palabras y sobre palabras. El debate se desarrolla en muchos frentes e idiomas, desde Miami hasta La Meca y desde Beirut hasta Berlín. En la prensa, en las universidades, en la política, en Internet y hasta en el dormitorio, los hablantes de árabe, francés, español y alemán (por mencionar solo algunos idiomas) están haciendo campaña por una revolución lingüística. En el inglés de hoy en día, llamar a las colegas «girls» es un tabú, y asimismo nos encontramos en un terreno inestable si usamos la palabra «guys» para referirnos a un grupo de género mixto. Pero ¿qué es lo que causa tanta molestia? ¿Es realmente tan importante que el inglés sea neutral en cuanto al género?

Sexismo a lo largo de todas las épocas

Considera lo siguiente: en su ensayo Tres guineas, Virginia Woolf aboga por la educación y la emancipación económica de las mujeres. Ella señala que «al igual que otras hijas de hombres educados, Sophia Jex-Blake era lo que se llama “una dama”. Y puesto que eran las damas quienes no podían ganar dinero, esta dama debía ser asesinada». Que una «dama» o «lady» ganara dinero era algo muy mal visto en la sociedad de la era eduardiana. Las «ladies» no trabajaban.

Lo que hoy nos parece evidente es que las mujeres de aquella época estaban reprimidas por prejuicios patriarcales profundamente arraigados en la lengua. Pero esos tiempos ya pasaron, ¿verdad? Error. Es verdad que ahora, al menos en Occidente, las universidades y los campos profesionales están abiertos para todas las personas, y que la mayoría de las mujeres ya no dependen de la buena voluntad de sus parientes varones. Sin embargo, lo que recientemente ha salido a la luz en cuanto a la desigualdad salarial, el abuso en el lugar de trabajo y los prejuicios contra las personas LGBTQ+ evidencia desigualdades profundamente arraigadas en nuestra sociedad… ¡y en la lengua!

El diablo está en los detalles (discriminatorios)

En términos de adjetivos, escuchamos que en inglés un hombre dominante se describe de manera positiva como «strong-willed» (de voluntad fuerte), mientras que una mujer de las mismas condiciones se critica como «bossy» (mandona). Y viceversa, una mujer que vive sus emociones se considera «sensitive» (sensible) o «intuitive» (intuitiva), pero si un hombre lo hace, es un «weak-minded» (débil mental). Cuando empiezas a prestarle atención a los detalles, descubrirás este tipo de sexismo cotidiano en todas partes. Según ciertas investigaciones, se tiende a desalentar e incluso ridiculizar a los niños por usar un lenguaje que se considera femenino. Parece que existe un vínculo decisivo entre el uso de la lengua y los roles de género tradicionales.

Sin embargo, los angloparlantes que tienen dificultades para romper con la tradición del idioma de sus «padres» (¿ves lo que quiero decir?) pueden tranquilizarse. ¿Por qué? Porque, a pesar de sus deficiencias, tienen una gran ventaja en cuanto al uso de una lengua inclusiva en cuanto al género: ¡han estado usando un inglés neutral durante cientos de años! Echemos un vistazo rápido a las opciones tanto antiguas como nuevas que ofrece este idioma.

Inglés neutral en cuanto al género: sustantivos, pronombres, adjetivos

Tómate un momento para acercarte a aquellas personas cuyas lenguas nativas están dominadas por el género tanto en los sustantivos como en los pronombres de tercera persona e incluso en los verbos. Los alemanes, por ejemplo, están teniendo dificultades para definir cómo neutralizar su sistema de sustantivos de tres géneros. Incluso deben comenzar por establecer si esto es o no posible en su lengua. Sobra decir que se le haría un favor al mundo si se eliminaran los artículos masculino, femenino y neutro der, die, das a favor de un solo artículo: de. Es la solución que, salvo algunas excepciones, adoptó el dialecto Niederdeutsch. Por lo demás, este termina asemejándose al inglés, al que le basta un solo pronombre para los tres géneros: the.

Por fortuna, el inglés es un idioma ligero en cuanto al género gramatical. Las embarcaciones, que al menos desde 1375 fueron de género femenino, ahora comienzan a recibir el pronombre «it», incluso en The Shipping Forecast, el clásico boletín meteorológico marino de BBC Radio 4. Y si bien el adjetivo «blonde/blond» aún conserva dos formas, es una de las pocas excepciones. En general, los angloparlantes la tienen un poco más fácil a la hora de evitar la distinción del género.

El héroe anónimo: «they»

«They», el pronombre singular por excelencia, es de uso común desde el siglo XIV, junto con sus derivados. Encontrarás they, them, their, theirs and themselves esparcidos con profusión en las obras de grandes autores literarios, como Geoffrey Chaucer, Jane Austen y Lord Byron. No fue sino hasta el siglo XVIII que «they» cayó en descrédito como pronombre singular. Esto se debió a la ocurrencia poco lógica de algunos gramáticos, quienes erróneamente insistieron en que la gramática inglesa debería ser un reflejo de la latina.

El uso de «they» se desaconsejó en las escuelas durante más de un siglo, aunque los escritores más inclusivos siguieron sirviéndose de este pronombre de manera desafiante. De hecho, «they» nunca dejó de usarse en el habla común, y su neutralidad de género está siendo ampliamente promocionada en el presente. ¡Pero alerta! Ten cuidado de no crear una confusión. Cuando usas el pronombre «they» con sentido singular, debes mantener el verbo en plural: «A teacher needs to make sure that they communicate clearly», y no «A teacher needs to make sure that they communicates clearly».

Títulos y profesiones en inglés neutral en cuanto al género

El respetable apelativo «Ms.» es una opción muy popular para las mujeres que no desean ser definidas en términos de su estado civil. Pero ¿sabías que «Mx.» es una alternativa neutral usada en Gran Bretaña para referirse tanto a Mr. como a Mrs. y a Ms.?

No obstante, si por ello crees que los títulos ya son completamente inclusivos y neutrales en inglés, debes pensarlo de nuevo. Toma, por ejemplo, la expresión aparentemente inocente «man and wife». El lingüista Robin Lakoff llama la atención sobre el hecho de que el prometido es «a man» (un hombre) antes de la ceremonia y lo sigue siendo al final de esta (al menos es lo que todos esperan). La prometida, en cambio, comienza la ceremonia como una «woman» (mujer) no definida por ninguna otra persona, al menos lingüísticamente, pero la concluye en condición de «wife», es decir, como una «esposa» definida en términos de su «man», que es su esposo. (El español, por el contrario, parecería tomar partido por el sexo femenino, pues replica al «man and wife» con un «marido y mujer»).

Peor aún, los títulos que supuestamente expresan parejas, como «master» y «mistress», no transmiten en absoluto la misma idea. La forma masculina se asocia con el hecho de tener alguna destreza o de tener dominio sobre un tema u otras personas. La forma femenina, en cambio, implica que una mujer consigue poder mediante el uso de sus «encantos femeninos». ¿Y qué hay de «bachelor» y «spinster»? Pues bien, los dos son solteros, pero mientras que «bachelor» sugiere la libertad sexual de él, «spinster» se refiere más bien al celibato de una solterona.

Sin embargo, también se ha avanzado bastante en otros casos. En estos días se tiende a usar «actor» en lugar de «actress», y se prefiere llamar a una auxiliar de vuelo «flight attendant» en vez de «stewardess» (o, peor aún, de «trolley dolly»). Asimismo vemos que cada vez más títulos que alguna vez terminaron en –man, –ress y ette caen en desuso a favor de variantes de género neutral. Esto hace justicia al hecho de que no solo son los hombres quienes apagan incendios, hacen negocios, reparten cartas, etc. Los trabajos son llevados a cabo, e igualmente bien, por personas de todos los géneros.

La lengua como reflejo de la sociedad

Hasta ahora, la historia de la humanidad ha sido escrita por hombres. La lengua es poder, y cuando hablamos, por ejemplo, de «los logros del hombre», estamos confirmando el prejuicio subconsciente de que los hombres son superiores en términos intelectuales, físicos y morales. Al usar expresiones de ese tipo, excluimos de la historia a las mujeres y a las personas no binarias.

Algunas personas pueden argumentar que estas preocupaciones son irrelevantes, pero es importante estar al tanto del debate. Cuando consideramos que la lengua es el filtro principal a través del cual percibimos el mundo, es obvio que la manera como hablamos afecta la forma como nos relacionamos con los demás y los juzgamos. Un factor decisivo para la creación de una sociedad que ofrezca las mismas oportunidades y libertades a todas las personas consiste en usar una lengua que deje de excluir a ciertos grupos y de crear prejuicios inconscientes.

El veredicto sobre el inglés neutral en cuanto al género

La sociedad actual es más abiertamente diversa que nunca. La liberación de la mujer y la mayor visibilidad de las personas LGBTQ+ nos han permitido percibir cuán insuficiente es la lengua que hemos heredado para describir todo el espectro de la vida humana. Nos ha llamado la atención el hecho desalentador de que la desigualdad social se refleja y se perpetúa en nuestro discurso cotidiano.

Así que la respuesta a la pregunta «¿Es realmente tan importante que la lengua sea neutral en cuanto al género?» es un rotundo «¡Sí!», porque aunque creas que no te afecta a ti, en realidad afecta a todo el mundo de una forma insidiosa y, a menudo, invisible. Como resume Virginia Woolf en Tres guineas: «… nosotras [las mujeres] podemos prestar la mejor ayuda para evitar la guerra, no repitiendo sus palabras y siguiendo sus métodos, sino encontrando nuevas palabras y creando nuevos métodos […] para hacer valer “los derechos de todos”».

Este artículo se publicó originalmente en la edición en inglés de la revista de Babbel.

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Samuel Dowd

Samuel Dowd pasó sus años de formación entre Reino Unido e Irlanda. Se graduó en Escultura y en Filosofía y Artes Temporales y trabaja como artista, cineasta, jardinero, escritor y, en Babbel, como redactor para inglés británico. Su pasión por todo aquello experimental (sea arquitectura o agricultura ecológica, pasando por la música y la poesia en varios idiomas) lo ha llevado a viajar por medio mundo. Vivió en Finlandia, Nueva Zelanda, Austria y Croacia antes de establecerse en Berlín en 2013. Ha traducido muchas obras literarias raras y maravillosas al inglés. Su nuevo desafío es aguantar la respiración bajo el agua sin pensar nada en ningún idioma el mayor tiempo posible.

Samuel Dowd pasó sus años de formación entre Reino Unido e Irlanda. Se graduó en Escultura y en Filosofía y Artes Temporales y trabaja como artista, cineasta, jardinero, escritor y, en Babbel, como redactor para inglés británico. Su pasión por todo aquello experimental (sea arquitectura o agricultura ecológica, pasando por la música y la poesia en varios idiomas) lo ha llevado a viajar por medio mundo. Vivió en Finlandia, Nueva Zelanda, Austria y Croacia antes de establecerse en Berlín en 2013. Ha traducido muchas obras literarias raras y maravillosas al inglés. Su nuevo desafío es aguantar la respiración bajo el agua sin pensar nada en ningún idioma el mayor tiempo posible.