Ilustraciones de Anne Passchier
Vivo desde hace 6 años en Berlín y nunca pensé que llegaría a vivir en Alemania por tanto tiempo (ni mucho menos que terminaría escribiendo un artículo sobre los hábitos alemanes que he adoptado desde que vivo aquí). Aprender el idioma fue, desde siempre, una necesidad; pero no imaginaba que la lengua y la cultura se integrarían tanto en mi forma de ser y de comunicarme. Cada vez que me voy de vacaciones o recibo visitas, ¡me doy cuenta de lo “alemanizado” que estoy!
Todo el mundo me dice que Berlín no es como el resto de Alemania, pero hay cosillas, pequeños detalles molestos, que he adoptado sin querer y que son 100 % deutsch a mis ojos. Estoy seguro de que a ti también se te pegarán estas pequeñas manías si vives durante un período suficientemente largo en Alemania. En este artículo te comparto 10 ejemplos de costumbres alemanas que he adoptado durante este largo pero satisfactorio proceso:
1. Hausschuhe (zapatos para andar en casa)
Desde que vivo aquí me quito los zapatos siempre que entro en una casa, incluso cuando estoy visitando a amigos en países donde eso no es una costumbre (y cuando veo que nadie más se los ha quitado, igual pregunto si debería hacerlo). Es innegable que las personas siempre se sorprenden un poco con este nuevo hábito… y te aseguro que no es ningún desorden obsesivo compulsivo que adquieres al vivir en Alemania.
Sin embargo, si vienes a verme a casa, ¡sí que te haré quitarte los zapatos! Juro que ahora me ofendo cuando veo unos zapatos llenos de tierra (o de cualquier otro tipo de suciedad) paseando por mi casa como si no fuera gran cosa.
2. Tschüüüüüüss (chaaaaaaaaoo)
Para pronunciar esta palabra, necesitas hacer una entonación prolongada en la ü. ¡A mí me encanta hacerlo cada vez que salgo de una tienda o de la panadería! Tiene algo tan típico y “enternecedor” (si pensamos que a veces el alemán parece un idioma muy fuerte) que es único de Alemania. No me veo diciendo: “chaaaaaaaaao” o “adióóóóóóós”, seguramente me mirarían raro, pero aquí es uno de esas costumbres alemanas que demuestran amabilidad y, en parte, que realmente quedaste a gusto con el servicio.
3.Wegbier (la cerveza para el camino)
En el metro, cuando salgo el viernes o el sábado por la noche siempre me encuentro a un montón de gente con la llamada Wegbier (cerveza para el camino ) en las manos. Entre semana suelo andar en bicicleta, es por eso que me acostumbré a asociar la cerveza con el metro. Tanto así que ahora, cada vez que se me pincha la bici con alguno de los vidriecitos de las cientos de botellas de cerveza rotas que hay en las calles de Berlín y tengo que usar el transporte público, me veo obligado a llevarme una cerveza para el camino.
4. Einpacken im Supermarkt (empacar la compra en el supermercado)
¡Ahora consigo empacar la compras casi a la velocidad de la luz! Es más, me he dado cuenta de que a veces lo hago más rápido que los propios alemanes. Me siento como en aquellos programas de televisión, en los que la gente tiene que hacer las pruebas más absurdas, como llenar baldes de agua con una cuchara o limpiar una pared con un pincel diminuto… Empaco mis cosas con tanta destreza que la última vez que me fui de vacaciones fuera de Alemania, el vendedor se quedó con una cara de sorpresa y como diciendo: “¿cuál será la prisa de ese loco?” (no lo dijo, pero sé que lo pensó). Terminé contándole que ésta es una de las habilidades más perfeccionadas por los alemanes en su día a día.
5. Abstand halten! (mantén la distancia)
Bueno, aquí tengo que confesar algo: me he desacostumbrado al tacto. Lo sé, parece extraño, pero es verdad. Actualmente, cuando una persona me toca en el hombro, doy un salto un poco exagerado… siento como si estuviera en la tercera cita. Seguro que dirás: “¿en serio? ¿en el hombro? Ay, claro que sí, ¡qué nivel de intimidad!”. Pues sí, los alemanes valoran y respetan mucho el espacio personal de los demás, tanto que te desacostumbras o más bien, te acostumbras a mantener la distancia con otros. Por suerte, cuando estoy de vacaciones en cualquier país del sur me acostumbro rápidamente.
6. Sich sonnen (tomar el sol)
¿Se acuerdan del supermercado? ¡Ahora también soy muy bueno en el fino arte de aprovechar el sol! Esta necesidad es tan fuerte que cuando se tiene un invierno de 7 meses, un otoño de 3, una primavera de semanas … y unos días de verano, con muy poco sol, te desvives por hacer un poco de fotosíntesis. Tanto así que la vecina que antes me sonreía en señal de aprobación, ahora casi que cierra sus cortinas cada vez que me ve en el balcón. Y no quiero hablar del sol que calienta y del sol que no calienta… esa es otra discusión que solo quienes han vivido en Berlín lo entenderían.
7. Anmeldar (que viene de Anmeldung y significa empadronarse)
Pues bien, esta es una de esas (tantas) palabras que sólo aquellos que hablan alemán y español pueden entender. Es un cruce de un verbo alemán con una terminación de un verbo regular en español. Mañana me voy a “anmeldar”, así que no puedo ir al grill en Tempelhof. Evidente, ¿o no? Ja! No te preocupes, mis visitas a veces también piensan que estoy inventándome palabras difíciles desde que me mudé aquí… pero si hablas con cualquier hispano en Berlín, te entenderán.
8. Nicken (asentir con la cabeza repetidamente en señal de aprobación)
Quién lo creería, ahora soy de esos que se quedan parados frente a un semáforo en rojo a las 4 de la mañana en una calle vacía, pacientemente, esperando a que cambie a verde… ¡en Atenas! No estoy en Alemania y los otros peatones, como el vendedor del supermercado, no entienden porque actúo tan raro. Sin embargo, ahí sigo, parado, seguro de que en cualquier lugar de Alemania habría una viejita con su nieta que me estaría asintiendo con la cabeza, mientras reprueba el comportamiento de todos aquellos incivilizados que no respetan las señales de tránsito.
9. Nottfall! (emergencia)
Al pedir algún tipo de información a alguien, hay que ser paciente y esperar… Esperar, porque a los alemanes no les gusta que los interrumpan, especialmente si están en medio de una frase kilométrica, que sólo terminará cuando, POR FIN, aparezca un verbo (en el idioma alemán, es muy común, que el verbo sólo venga al final de toda la frase, dando finalmente un sentido a la oración). Si tengo prisa porque necesito ir al baño o por cualquier otra razón, tengo que decir que viene un huracán, que nos van a atropellar o inventar cualquier excusa que haga el milagro. Lo acepto, normalmente soy muy cordial y respetuoso, pero no siempre tengo tiempo de sobra para llegar a los lavabos.
10. Pünktlichkeit! (puntualidad)
Puntualidad es llegar 5 minutos antes. Si mi mejor amigo me invita a su fiesta a las 21 h 30 min, yo llego a las 21 h 25 min. Soy el primero y, seguramente, seré el único invitado durante la próxima media hora. Mi amigo me pregunta, parado en la entrada, aún con su delantal preparando la comida:
- ¡Cómo! … ¿ya llegaste?
- ¡Claro! He venido antes para ayudar en los últimos preparativos .
Una mentira piadosa, pero él no necesita saber que ya no puedo salir de casa sin pensar en que tengo que ser puntual (después de todo, ¡vivo hace seis años en Alemania!).