¿Qué es el ladino y dónde es hablado?

El idioma está experimentando un renacimiento, pero ¿de dónde proviene exactamente?
Ladino represented by a village on a cliff on the Iberian Peninsula, photographed as the sun is setting in the distance.

Es imposible predecir la vida de un idioma. Su fortuna depende de las personas que lo hablan, y no se sabe cuándo cambiará drásticamente. El ladino, también llamado judeoespañol o español sefardí, es uno de aquellos idiomas que ha tomado un camino extraño y complicado.

Como su nombre alternativo lo sugiere, el ladino es una lengua fuertemente influenciada por el castellano. Aunque los dos suenan parecido, el ladino es su propio idioma, ya que ha absorbido diversas influencias que lo han distinguido de cualquier otro. A lo largo de los últimos siglos el ladino ha florecido, ha estado a punto de extinguirse y ha experimentado un sorprendente regreso.

La historia del ladino

El ladino es una lengua desarrollada por los judíos sefardíes de la península ibérica (la actual España y Portugal). Es difícil precisar su origen exacto debido a que varios siglos atrás las divisiones idiomáticas no eran tan rígidas. Durante el siglo XV los judíos sefardíes hablaban el mismo español que cualquier otra persona de la región. Inicialmente un dialecto del español, el ladino se vio influenciado por el portugués, el hebreo, el arameo y otras lenguas habladas en la península. Durante un período de tiempo indeterminado este ladino temprano fue mutuamente inteligible con el español antiguo.

La separación del ladino y el español se inició con la expulsión de los judíos de España, ordenada por los Reyes Católicos en 1492. Mientras algunos judíos se quedaron y se asimilaron a la cultura cristiana, otros se dispersaron por Europa y el norte de África, y muchos huyeron al Imperio otomano. Fue esta expulsión la que realmente identificó a los sefardíes, un nombre derivado de la palabra hebrea Sepharad, que significa “España”.

Al llegar al Imperio otomano, los sefardíes tuvieron que construir nuevas comunidades, y el idioma fue una parte importante de ese proceso. La gente hablaba una variedad de dialectos de la península ibérica, y a medida que los grupos se mezclaban, también lo hacían las diferentes variedades lingüísticas. En los siglos siguientes el español y el ladino evolucionaron por separado, por lo que terminaron sonando bastante diferente. El ladino, por ejemplo, conservó el sonido de la “f” fuerte al principio de las palabras fablar y fijo, que los hablantes de español empezaron a pronunciar como hablar y hijo. Como se ha dicho, el Imperio Otomano no fue el único lugar al que los sefardíes se trasladaron, pero fue uno de los pocos lugares donde hubo un traslado suficientemente significativo como para permitir la formación de una comunidad sólida.

Las diferencias más notables entre el español y el ladino se notarían en la escritura. Por un lado, el ladino se escribía en la escritura Rashi, que es un estilo cursivo a veces utilizado para el hebreo. Esto hace que el ladino se vea muy diferente de las otras lenguas que se hablaban en la península ibérica. Los primeros escritos en ladino son traducciones de textos hebreos del siglo XVIII, que intentaron mantener la mayor parte de la gramática hebrea original.

Aunque las primeras obras en ladino pueden haber sido un poco forzadas y arcaicas, la producción literaria creció a lo largo del siglo XIX con novelas y periódicos en ladino. A pesar de haber sido expulsados de España varias generaciones atrás, los sefardíes mantuvieron viva su lengua. Después de todo, el idioma es un marcador importante de comunidad y tradición.

El idioma ladino siguió prosperando durante un tiempo, pero sus comunidades casi desaparecieron con la disolución del Imperio otomano y el creciente antisemitismo a principios del siglo XX. La lengua ya estaba debilitada por la preferencia por el turco o el francés en el Imperio otomano. A finales del siglo XX, el ladino empezó a ser ignorado por las generaciones más jóvenes. Mucha gente predijo su inminente muerte.

¿Cuántas personas hablan ladino?

Las estimaciones sobre cuántas personas hablan ladino varían mucho. Ethnologue estima que hay alrededor de 51 000 hablantes, casi todos en Israel. El resto, según esta única fuente, se encuentra en Turquía (8.000). También se menciona a Bosnia y Herzegovina y a Grecia, con cuatro y doce hablantes, respectivamente (lo que no es… mucho).

Aunque probablemente no haya otros miles de hablantes de ladino, hay sin duda muchos más que están dispersos por todo el mundo. Es reconocido como lengua minoritaria en Turquía, Bosnia y Herzegovina, Israel y Francia. También hay hablantes de ladino en América Latina y en los Estados Unidos, países que en distintos momentos de la historia han acogido a los judíos sefardíes como inmigrantes. Desafortunadamente, es difícil encontrar cifras concretas.

El renacimiento del ladino


El siglo XX casi supuso el fin del ladino, ya que los hablantes de la lengua fueron dispersados, asesinados o asimilados a la fuerza en otras culturas. Por ello es sorprendente que el siglo XXI haya traído consigo un renacimiento de la lengua. Las personas, en especial aquellas que son descendientes de judíos sefardíes, han mostrado un renovado interés en aprenderlo.

Este renacimiento se ha manifestado de varias maneras. Varias comunidades en línea han sido formadas, permitiendo que personas de todo el mundo se conecten a través de su interés mutuo en el idioma. Universidades estadounidenses como Tufts University y la Universidad de Pennsylvania ofrecen cursos en este idioma. En 2017, la Real Academia Española —en parte para intentar enmendar la expulsión de los judíos hace más de cinco siglos— anunció que crearía una Academia Nacional del Ladino para ayudar a salvar el idioma.

Si bien los estudios académicos del idioma son importantes, lo que realmente está impulsando el interés en el idioma es el arte. Muchos artistas han comenzado a escribir canciones en ladino como una forma de mantenerlo culturalmente relevante. También hay nuevas traducciones al ladino de viejas historias, y escritos completamente nuevos. Artistas de todos los ámbitos están encontrando maneras de incorporar el lenguaje.
Hay una diferencia notable entre el ladino moderno y el que se usaba antes: ahora es mucho más común ver que se escribe con el alfabeto latino. No está claro por qué se produjo este cambio, aunque quizás quienes lo revivieron estuvieran más acostumbrados a usar el alfabeto latino. En cualquier caso, este cambio no afecta a la versión hablada de la lengua.

Hay muchas razones para ser optimista con respecto al ladino, pero la lengua está lejos de ser hablada de manera generalizada. Revivir un idioma al borde de la extinción es difícil y requiere que las personas lo usen en su vida cotidiana. Uno de los pocos intentos exitosos de revivir un idioma fue el del hebreo, y eso fue parte de un proyecto más amplio de construcción de una nación. El deseo de mantener viva una lengua antigua puede ser muy fuerte, especialmente cuando está ligada a una identidad ancestral, pero nunca es fácil.

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