Durante los años de colegio seguramente hayas escuchado más de una vez, de alguno de tus profesores o de tus padres, que “hay que estudiar mucho, pasar tiempo entre los libros y aprenderse las cosas de memoria, si es necesario”. Esto le haría muy feliz a Giacomo Leopardi, un poeta, filósofo y escritor italiano que no solo es famoso por sus obras, sino también porque dedicó “siete años a un estudio desesperado y exhaustivo” en la biblioteca de su padre para aprender todo lo que pudiera.
Bravo, Giacomo, pero aquí en Babbel pensamos de otra manera. Definitivamente, no queremos que emplees siete años de tu vida en estudiar sin parar, sino que creemos en otra versión del aprendizaje, una que es más relajada y divertida. Lo sentimos, Giacomo.
Estamos convencidos de que se puede aprender un idioma sin tener que encerrarse en casa o en una biblioteca, cancelando tu vida social y sumergiéndote en libros de gramática. En caso de que te lo hayas perdido, ¡nuestros políglotas ya lo demostraron en el reto de aprender rumano en una hora!
Hemos decidido analizar cuidadosamente las rutinas de algunos de los escritores, artistas y visionarios más famosos, para luego aplicarlas al aprendizaje de idiomas. Hemos hecho una lista de hábitos y costumbres que deberías de adoptar si quieres convertirte en un estudiante de idiomas ejemplar. Y… ¿adivina qué? Las costumbres de estos genios famosos son muy, pero muy similares a los pasos que siguen nuestros políglotas para seguir aprendiendo.
Empecemos desde el principio: antes de nada, bájate la app de Babbel en tu teléfono. Genial, ahora ya tienes un profesor de idiomas en miniatura en tu bolsillo. ¡Ahora te toca a ti!
1. La flexibilidad de Agatha Christie
¿Sabías que Agatha Christie no necesitaba una mesa para sentarse a escribir? De hecho, ¡dice la leyenda que ni siquiera tenía mesa! Parece increíble teniendo en cuenta su enorme producción literaria, ¿no?
La realidad es que no es tan raro, ya que la reina del crimen solía escribir cuando, como y donde quería: en habitaciones de hotel, en trenes, en bares, etc. ¡Ni siquiera escribía sus libros en orden cronológico! Muchas veces empezaba por el final, ¡qué rebelde!
Esto es, más o menos, lo que te sugerimos hacer: para un momento y piensa en tu propia rutina. Parece obvio, pero no todos somos iguales cuando se trata de rendimiento. Algunos de nosotros somos muy activos por las mañanas, otros por la noche. Algunos pueden concentrarse por varias horas, otros solo por momentos cortos pero intensos. A algunos les gusta estudiar en una mesa limpia y ordenada, a otros en la cama o en el metro, de camino al trabajo o a la uni.
Lo principal es que está claro que un solo método de estudio no dará los mismos resultados para todo el mundo. Seguramente se puede aprender algo, ¡pero eso no es suficiente!
Inspírate en Agatha Christie: conócete y pregúntate qué tipo de estudiante eres. Ahora métete la mano en el bolsillo y busca a tu profe en miniatura, podrás estudiar cuando mejor te venga y donde más te apetezca, ¡está en tus manos!
En fin… Igual si Giacomo Leopardi hubiera tenido un smartphone la historia le habría recordado de manera diferente.
2. La curiosidad de Steve Jobs
¿Recuerdas la charla que dio Steve Jobs en la Universidad de Stanford? “Stay hungry, stay foolish!”
Nosotros en Babbel pensamos igual. ¿No es la curiosidad el mayor impulsor para mejorar?
Gracias a poder hablar otro idioma, serás capaz de comunicarte con gente de otros países, podrás sumergirte en otra cultura cuando viajes a otros lugares y pasarás de turista a viajero.
Al margen de las motivaciones típicas (amor, trabajo, vacaciones), ¿por qué empezaste aquel curso de idiomas si no fue para alimentar tu curiosidad innata?
¡Qué suerte que tienes un smartphone para ayudarte a que sigas aprendiendo desde ya! Babbel te invita la primera lección.
3. La persistencia de William Faulkner
Bueno, pues ya sabes qué tipo de estudiante eres y qué método te funcionará mejor… ¿Ahora qué?
Ahora tienes que tomarte las cosas un poco más en serio: cuando te comprometes a aprender un idioma, sabes que hay que esforzarse al menos un poco… ¿verdad? No te vamos a mentir: hace falta un pequeño sacrificio de tu parte.
No te preocupes, no hará falta que canceles tu vida social. Solo queremos que seas un poco persistente. Para asegurar que retienes y memorizas lo que aprendes, tendrás que ser constante y dedicarle de 10 a 15 minutos al día a ese idioma extranjero que quieres aprender. ¿Y adivina qué? En Babbel ya pensaron eso de antemano cuando crearon las lecciones, puesto que son cortas y se pueden integrar en tu rutina del día a día sin quitarte el tiempo que tanto te hace falta para otras cosas. ¡Ahora ya no tienes la excusa de “no tengo tiempo porque trabajo 8 horas al día”!
Ah, espera, ¡que todavía no hemos mencionado a la celebridad! En este caso, se trata de William Faulkner, el famoso escritor y poeta estadounidense que ganó un premio Nobel. El pobrecillo se tuvo que pagar la universidad trabajando por las noches como recogedor de carbón, usaba sus pausas para escribir, ¡y utilizaba la carretilla como mesa improvisada! ¿Hace falta que añadamos algo más?
4. La disciplina de Marina Abramović
Este hábito está fuertemente relacionado con el anterior y, al igual que la persistencia, no debería de asustarte mucho. No queremos que estudies durante siete años como Leopardi, pero sí que te pedimos comprometerte con el nuevo idioma y ser persistente para mantener la motivación y la curiosidad durante todo el proceso.
Pregúntale a Marina Abramović: antes de cualquier performance importante, se concentra al máximo y sigue unas pautas para llegar al final del proyecto con éxito.
No importa cuáles son sus hábitos, ya que ella es una artista y no tienes que imitar paso a paso lo que hace, pero te recomendamos que te inspires en ella. Si tu meta es aprender un idioma, tendrás que establecer hábitos diarios y semanales y seguirlos religiosamente. Por ejemplo, 15 minutos de Babbel al día, ¿no parece mucho, no?
5. El valor de Ernest Hemingway
Hemingway una vez dijo algo así como “El valor viene rápido, del corazón a la cabeza, pero cuando se va, nadie sabe a dónde se va”. ¿Qué significa eso? Pues que el valor, cuando llega, tiene que ser inmediatamente explotado, de otra manera, puede que sea demasiado tarde. Cuando se va… ya nadie sabe a dónde va. ¿Qué sucede con el aprendizaje de idiomas? Pensamos que no deberías pensar demasiado en el miedo a cometer errores. ¿Solo conoces un par de frases y varias palabras sueltas en otro idioma? ¡No importa! Sé valiente: intenta hablar con la gente.
Ganarás mucha autoestima intentándolo porque, ¿adivina?, seguramente te entenderán, aunque sea la idea general de lo que quieras comunicar, y tú estarás feliz y en algún momento el miedo desaparecerá y no podrás parar. Cada pequeño reto superado te ayudará a seguir motivándote y te darás cuenta de que hay que prestarse a fallar para poder acertar. ¡Tenías razón, papá Hemingway!