El vínculo con nuestros ancestros
Como ya les conté en otra nota, los argentinos tenemos muchas culturas ancestrales en nuestras prácticas y en nuestra sangre. El mate es una de las más autóctonas porque viene de nuestra tierra, no se bajó de ningún barco, sino que es costumbre de uno de los pueblos originarios que habitan y habitaron nuestros suelos: los guaraníes. Su territorio fue siempre, y es en menor medida ahora, el litoral del país y se extiende por Brasil, Uruguay, Bolivia y Paraguay. El mate se pasa de mano en mano y, como buena metáfora de su modo de servirse o “cebarse”, de esa misma manera fue heredándose su legado de cultura a cultura.
Durante la conquista española a nuestros territorios, los Jesuitas se encontraron con estos pueblos tomadores de un brebaje verde, caliente y bastante amargo. Lo primero que hicieron fue rechazar su ingesta, pero poco a poco se fue haciendo parte de un sincretismo cultural y, unas décadas después, ya teníamos al “criollo” y al “gaucho” tomándolo. En esos tiempos de ranchos, caballos y de vida rural, lugar de inspiración de mucha de nuestra literatura gauchesca, surge el lenguaje del mate para comunicar ciertos mensajes y secretos que solo cebador y receptor entienden, códigos no verbales que son parte de la intimidad de dos personas.
En la actualidad este lenguaje es un recuerdo y se transformó en parte de nuestra cultura popular.
El diccionario matero
El cebador o el que sirve el mate es el que tiene el poder de expresar sus sentimiento con cada cebada. Así que presten atención y sepan leer los mensajes ocultos de esta bebida a cada sorbito.
Espumoso: cuando una le pone amor, mucho amor a la preparación del mate pasa algo mágico, sale espumita. Cuando cebás un mate así a alguien significa que sentís un profundo aprecio por su persona.
Frío: acá en Argentina cuando decimos “todo mal” queremos decir exactamente eso, “está todo mal con vos”, bueno si te ceban un mate frío, andá pensando en retirarte de la ronda.
Dulce: cuanto más dulce un mate, más amor hay a quien lo recibe. Yo soy un poco amarga y el dulce a mí no me gusta, pero hay que saber recibirlo con empatía.
Hervido: si alguien te ceba un mate hervido puede significar dos cosas. Una es que no sepa hacer mate, porque quien sabe hacerlo sabe que el agua nunca, pero nunca, debe estar hervida. Y si sabe eso y te ceba un mate hervido es “mala onda”, eso en mi español significa como ya les dije “que está todo mal”, es decir, desprecio.
Lavado: decimos que un mate está lavado cuando ya no tiene sabor, cuando tiene palitos de yerba flotando en el agua y ya es hora de hacer uno nuevo. Cuando alguien te cebe un mate así significa que ya no quiere seguir tomando mates y que vayas a buscarlos a otro lado. En castellano es como que te digan “no me jodas”.
Caliente: no me quiero poner “hot” en este medio, pero el mate muy caliente viene por ese lado y significa pasión.
Ese es el lenguaje del mate, al menos una primera aproximación. Es bueno conocerlo ya que es un excelente indicio de amistad. Cuando un argentino te dice “Vamos a tomar unos mates”, deberás saber que esa persona ya te incluyó en su círculo de amistad y que, además de los mates, te está invitando a tener una “charla” de al menos una hora y varios sorbos. Consejo: llevá unas facturas o unos bizcochitos para acompañarla.