Para entender un poco mejor la historia del español es necesario remontarnos muchos años atrás, antes de la era cristiana, y hacer un recorrido por la historia hasta la península ibérica. El origen de nuestro idioma está ligado a diferentes acontecimientos que se entretejen cronológicamente y que fueron superponiendo capas y capas de elementos que redundarían en su formación y en su posición como segundo idioma más hablado en el mundo con más de 550 millones de hablantes.
Un sustrato múltiple y variado como base del español
La historia del español comienza durante la época prerromana, la península estaba habitada por diferentes pueblos que ocupaban lugares determinados del territorio, así: los iberos, ocupaban desde la cuenca del Ebro (antes Iber), Andalucía y el levante mediterráneo; los celtas eran un grupo de pueblos que muy posiblemente vinieron de Europa y ocuparon diferentes territorios de la costa atlántica y la meseta. Los fenicios ocuparon la costa andaluza y fundaron ciudades como Cádiz, Málaga, Almuñécar y Adra; y los cartagineses que provenían de África ocupaban las islas Baleares, Ibiza y Cartagena. Adicionalmente, en este territorio habitaban también griegos y tartesios. Cada uno de estos pueblos tenía su propia lengua y todas pasarían a formar el sustrato de lo que más tarde se conocería como castellano o español y que en la actualidad es el idioma oficial de 20 países.
El latín, la lengua conquistadora
Cuando el imperio romano conquistó todas las costas del mar mediterráneo, incluida Hispania, nombre dado por los romanos a la península, impuso el latín en todo el territorio produciéndose el fenómeno conocido como latinización, que no es más que el deterioro paulatino en el uso de las lenguas locales, dando paso a la adopción rápida de la lengua de los invasores con el fin de que los pueblos sometidos se adaptaran a las nuevas condiciones impuestas por ellos. Durante los 400 años de ocupación romana en Hispania, el latín vulgar, que era el idioma de uso oral y cotidiano en plazas y calles, se extendió por todas las poblaciones.
Aunque es cierto que el latín entró con fuerza, no debe perderse de vista que al ponerse en contacto con las lenguas de sustrato, no solo en Hispania sino a lo largo y ancho del imperio, también este sufrió cierta “evolución”, por llamarlo de alguna forma, y fue cambiando en su esencia para dar paso a la formación de varias lenguas llamadas hoy romances, entre ellas la de la región de castilla: el castellano. El latín, muy vivo para la época, se convirtió en el elemento fundamental de esos nuevos idiomas románicos.
Los superestratos, otra capa de la historia del español
Cuando el imperio romano atravesaba dificultades sociales y económicas fue invadido por los bárbaros, quienes aprovechando la situación se fueron lanza en ristre contra los romanos. Así, Vándalos, Suevos y Alanos llegaron a la península para ocuparla, pero no por mucho tiempo, ya que los Visigodos, quienes años antes habían accedido al imperio romano y saqueado Roma, penetraron la península y se establecieron en gran parte del territorio hispano por 300 años. El latín junto con sus diferentes variaciones no presentó muchos cambios, salvo por la incorporación de vocablos germanos que seguirían nutriendo al futuro español.
Pero acá no acaba el asunto, luego de todas estas invasiones, Hispania cayó, muy rápidamente, bajo el dominio musulmán convirtiéndose en el Nuevo Califato de Córdoba. Los musulmanes conquistaron algunas regiones del norte, entre ellas el futuro reino de Castilla. La influencia árabe en el español es bastante amplia y puede ser corroborada en los casi cinco mil arabismos que lo componen. Después de la ocupación musulmana por ocho siglos, Castilla y los demás pueblos del norte, unieron fuerzas para tomar el control del territorio español.
Estableciendo el idioma oficial
Luego de la expulsión de los árabes de la península, los reinos victoriosos debían establecer un idioma oficial para la nueva España, así los reyes católicos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla contrajeron nupcias para unir los dos reinos más grandes y de esta forma permitir que el castellano fuera ganando terreno frente a otros como el catalán, el vasco o el leonés. El castellano o español, nacido como una lengua romance en el hoy desaparecido reino de Castilla, fue decretado para entonces como la lengua oficial y expandido por todo el país como español áurico.
Aportes de otras lenguas al español
Más del 65 % del léxico español deriva del latín y el porcentaje restante está compuesto por el aporte de otras lenguas como las prerrománicas, el árabe, el gótico, el griego y muchos extranjerismos.
De las lenguas de sustrato proceden palabras como cerveza, camisa y gancho, herencia de los celtas; barro, manteca y barranco del ibérico; y muchos nombres fenicios como Ema, Aníbal, Edna o Ester.
Mientras las invasiones bárbaras hicieron algunos aportes como yelmo, guerra, bigote, galardón, blandir o espía, los musulmanes nos influenciaron con palabras como zutano, fulano y mengano; también con el uso del artículo al en expresiones como almeja, alpiste, almohada, almanaque, alhelí o almojábana; con palabras que usan el sufijo i como jabalí, marroquí y yemení; así como con tantas otras de uso diario como azúcar, alférez, alcalde, alcohol, faquir, elixir y gabán.
El español en América
La historia del español continua con la llegada de los españoles a América y la paulatina difusión y expansión del español se dio comienzo a la hispanización, con la cual el español quedó arraigado como lengua principal en toda la región, pero pese a los esfuerzos españoles por someter a los nativos al uso de la lengua de conquista, los idiomas indígenas influenciaron en gran manera el español y dan cuenta de ello palabras como tomate, aguacate, tiza, coyote o chocolate de los aztecas; cóndor y vicuña de los incas; o barbacoa, hamaca y huracán de los arawak.
Si escudriñamos un poco más las lenguas podemos encontrarnos con palabras muy similares entre ellas como:
- servilleta – serviette (francés) – Serviette (alemán) – servilleta (gallego)
- balcón – balcon (francés) – Balkon (alemán) – balcone (italiano)
- lengua – langue (francés) – língua (portugués)
- hospital – hôpital (francés) – hospital (portugués) – hospital (inglés)
Conquistas, invasiones y expediciones han permitido el surgimiento de muchas lenguas y la desaparición de otras, han nutrido a los idiomas con nuevas expresiones y han facilitado el aprendizaje de la lenguas extranjeras.