El origen de la tilde es fruto del azar. La necesidad, la improvisación, la evolución de las lenguas y los monjes copistas son los protagonistas de la historia que te contamos hoy. Aunque exista en ambos idiomas, en español, la tilde representa el sonido ñ, mientras que en portugués marca la nasalidad de las vocales ã y õ. Estos tres sonidos no existían en latín. El sonido nasal palatal que se representa con la Ñ en español y con NH en portugués, así como las vocales nasales del portugués surgieron en el transcurso de la evolución del latín a las lenguas románicas. Con la aparición de estos sonidos, resultó necesario encontrar una forma de reproducirlos por escrito, ya que no existía ninguna letra para ellos en el alfabeto latino.
En la Edad Media, los monjes copistas eran los principales encargados de consignar y expandir el conocimiento. Al igual que los meisters de <em>Juego de Tronos, los monjes copistas eran de las pocas personas en dominar el arte de la escritura y les correspondía, por consiguiente, registrar por escrito acontecimientos históricos, obras literarias o nuevos conocimientos y reproducirlos copiándolos en nuevos pergaminos.
Fueron ellos, por tanto, quienes se enfrentaron a la necesidad de encontrar una forma de señalizar por escrito los sonidos de la tilde. Los pergaminos de la Edad Media reflejan la creatividad que reinaba en aquella época y no era raro encontrarse con diferentes formas de escribir un mismo sonido. Así, el sonido ñ se representaba con una n seguido de una i, como en Hispania (HispaÑa), con dos n, como en la palabra anno, pronunciada aÑo o con una n precedida de una g, como en agnus (cordero), pronunciada aÑus, la misma representación gráfica que se conserva hoy en francés y en italiano. Hasta entonces ni rastro de la tilde para representar los sonidos que hoy conocemos.
¿Pero entonces cuando apreció la tilde? La origen de la tilde surgió de la necesidad de abreviar palabras para ahorrar sitio al escribir en pergaminos, un material muy caro por aquel entonces. De hecho, abreviar palabras en los documentos era una práctica común entre los monjes copistas. En los textos en lenguas romances, cuando la letra n iba precedida de una vocal, los monjes empezaron a omitir la n y a señalarla encima de la vocal que la precedía. Así pues, la tilde era literalmente una mini n encima de ciertas palabras.
¿Cómo se impuso la ñ en español?
Hasta aquí, todo bien. Sin embargo, como te puedes imaginar, la comunicación en la Edad Media no era precisamente fácil. Así, aunque en algunos textos se optó por abreviar el sonido palatal de la ñ o la nasalidad de las vocales utilizando la tilde, en otros textos, en cambio, se siguió empleando la doble n, mientras que otros copistas preferían usar la grafía gn. Así pues, durante un cierto periodo de tiempo cohabitaron estas diferentes formas, ¡e incluso no era raro encontrar varias formas dentro de un mismo texto! La unificación llegó en el siglo XIII con la reforma ortográfica promovida por el rey español Alfonso X el Sabio. Esta reforma estableció las primeras reglas de la lengua que entonces se conocía como “castellano”. Se decidió en aquel momento que el sonido ñ se representaría tal y como lo escribimos hoy, es decir con tilde. En portugués, en cambio, se eligió la variante nh para representar el sonido que en español conocemos como ñ. Además, se estableció el uso de la tilde para indicar la nasalidad de determinadas vocales. El francés y el italiano mantuvieron el gn, y el catalán se quedó con otra forma, la grafía ny.