Qué son los verbos
Aprender un idioma es como aprender a montar en bicicleta, pero con el añadido de que te tienes que montar tú mismo la bicicleta. Para que puedas conducirla sin problemas y te lleve muy lejos, necesitas las piezas en buen estado y bien conectadas. Si seguimos esta analogía, los verbos son los pedales. Así pues, ¿para qué sirven los verbos? Pues son el motor que te va a ayudar a expresarte mejor tanto en tu idioma materno, como en el de aprendizaje. Lo primero que se aprende es a conjugar los verbos en español según persona, número, tiempo, aspecto y modo.
La persona del verbo es quien realiza la acción; y el número señala si es realizada por una o varias personas. Existen 3 formas no personales de los verbos: infinitivo, gerundio y participio. Estas dos últimas son clave para algunos tiempos verbales: en el caso de los participios para los tiempos compuestos, por ejemplo, “he comido”; y los gerundios para expresar una acción en desarrollo (p. ej.: “estoy comiendo”). Y relacionado con esto tenemos el aspecto de los verbos, que indica si la acción ha acabado o no.
Los verbos infinitivos muestran la acción sin perspectiva temporal, solo admiten una cierta anterioridad cuando se presenta de la siguiente forma: “haber + participio”. Un rasgo característico es que pueden ejercer tanto de verbo como de sustantivo. Por último, nos queda mencionar el tiempo (pasado, presente y futuro) y el modo (indicativo, si la acción es real; subjuntivo, una acción subjetiva; imperativo, un mandato; y condicional, la acción es un supuesto).
La conjugación de los verbos se estructura según la terminación de su infinitivo. Existen tres terminaciones o conjugaciones: la primera conjugación -ar, la segunda conjugación -er y la tercera conjugación -ir. Por tanto, el verbo se compone de un lexema o raíz y de la terminación. Ejemplo: “correr”. Donde “corr” es el lexema y “er” la raíz. Su conjugación sería: yo corro, tu corres, él/ella corre, nosotros/as corremos, vosotros/as corréis, ellos/ellas corren. La parte positiva de esto para aquellos que aprenden español: resulta más fácil identificar la persona. La parte negativa: hay que memorizarlo; no es como el inglés que el verbo se conjuga igual en todas las personas, a excepción de la tercera del singular. Esto sin mencionar los verbos irregulares…
Cuáles son los verbos irregulares
Los verbos irregulares son aquellos que no siguen el esquema estándar de conjugación según la terminación del infinitivo. A diferencia de otros idiomas los verbos irregulares en español no se representan en una lista que hay que memorizar, sino más bien en una estructura basada en su terminación (“pescar”: yo pesqué) y en una combinación de vocal/diptongo (“contar”: yo cuento). En cambio, los verbos regulares e irregulares en inglés se memorizan.
Existen aproximadamente unos 200 verbos irregulares que se aprenden en una lista con su forma en pasado y participio. Lo mismo sucede con el alemán. Un pequeño truco para aprender los verbos irregulares en inglés es agruparlos por familias según su fonética o terminación. Por ejemplo, aquellos que su participio es igual que el infinito (come, came, come), aquellos que permanecen igual en las tres formas (cut, cut, cut), aquellos que siguen el esquema I, A, U (sing, sang, sung) o que presentan terminación -ought o -aught (buy, bought, bought), por mencionar algunas.
Cuántas clases de verbos hay
Además de los verbos irregulares, existen otras clases de verbos según su significado y estructura. Si atendemos a su significado, se clasifican en:
Verbos transitivos e intransitivos: los verbos transitivos necesitan que la acción recaiga sobre algo o alguien para tener significado completo. En otras palabras, necesitan de un objeto directo. Por otro lado, los verbos intransitivos se bastan con el sujeto de la acción y esta no necesita recaer sobre otro participante.
Verbos predicativos, copulativos y semicopulativos: los verbos copulativos son aquellos verbos cuya única función es unir el sujeto con el predicado, que es el atributo. Son ser, estar y parecer. Ejemplo: Roberta está contenta. El resto de verbos son los verbos de acción o predicativos. Ejemplo: Roberta camina contenta a casa. Y, por último, hay otro grupo que presenta características de ambos: los verbos semicopulativos. Estos verbos sirven de conexión entre el sujeto y atributo, pero añaden un matiz. Ejemplo: Roberta quedó contenta.
Verbos pronominales, reflexivos o recíprocos: estas tres clases tienen en común que se forman a partir de un verbo y un pronombre. Ahora bien, los verbos pronominales necesitan del pronombre átono para tener significado. Ejemplo: arrepentirse (la palabra “arrepentir” no existe). Los verbos reflexivos se forman, valga la redundancia, con un pronombre reflexivo, es decir, la acción recae sobre el sujeto. Ejemplo: peinarse. Por último, los verbos recíprocos, donde la acción es ejercida por dos o varias personas. Ejemplo: saludarse.
Verbos auxiliares: estos verbos carecen de significado y trabajan como complemento de un verbo principal.
Por último, nos quedaría mencionar la clasificación basada en su estructura. La estructura de los verbos pone atención a si el verbo deriva de otra palabra, por ejemplo de un sustantivo en el caso de cristalizar; a si es un verbo compuesto (maldecir); o a si necesita de una preposición (depender de).
Tiempos de los verbos
Los tiempos de los verbos en español causan dolor de cabeza tanto a los nativos como a los que están aprendiendo el idioma. Sobre todo el modo subjuntivo y los pasados. O más concretamente, el aspecto, que indica si la acción ha terminado o no. De entrada no parece tan complicado, ¿verdad? La dificultad llega al destapar que en español hay dos tiempos para los verbos en pasado simple que son el pretérito perfecto simple y es, por así decirlo, el más común y fácil de entender; y el pretérito imperfecto, un poquito más difícil para aquellos que eligen el español como lengua de aprendizaje. Y para comprenderlo mejor es donde entra en juego el aspecto del tiempo, que puede ser perfecto (acción acabada), imperfecto (acción inacabada) y pluscuamperfecto (una acción anterior a otra). Esta es una particularidad del idioma español, mientras que otros idiomas como el inglés o el alemán presentan una única forma de pasado simple que indica que la acción ha terminado. Para expresar los otros aspectos se valen de verbos auxiliares. Por ejemplo, el imperfecto de “comer” en español sería yo comía, y en inglés, I was eating (con el verbo to be), de ahí que en la gramática inglesa no se hable tanto del past imperfective, sino del past progressive o past continuous. ¿Te suena? ¿Quieres progresar en tu inglés? En Babbel existen cursos especializados en las formas del verbo en inglés, donde se tratan las formas irregulares, así como la diferencia entre el past simple y el past continuous.