6 escrituras e idiomas perdidos que todavía no han sido descifrados

¿Qué idiomas hablaban nuestros ancestros? ¿Están todos los idiomas descifrados o queda camino por recorrer? ¿Hay misterios que nunca se podrán resolver o inventará la ciencia moderna maneras de interpretar a las civilizaciones y culturas antiguas?

Ilustraciones de Teresa Bellón

Aquellos que disfrutan aprendiendo idiomas, saben que la curiosidad es lo que les ayuda a mejorar cada día. Para los lingüistas, esa misma curiosidad hace que sus esfuerzos se centren en descifrar escrituras de civilizaciones antiguas. Algunos códigos son más difíciles de descifrar que otros. ¡Presentamos seis sistemas de escritura que incluso los expertos no han resuelto aún!

LINEAL A

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La historia del lineal A está conectada con la historia del lineal B y estos dos sistemas de escritura están unidos a dos culturas antiguas: la minoica y la micénica.

La civilización minoica fue la primera en desarrollarse en Grecia, en la isla de Creta, pero desapareció de repente en 1450 a. C. El porqué y el cómo siguen siendo un misterio. Algunos apuntan a una erupción volcánica que provocó la aparición de tsunamis, causantes de destruir la infraestructura y la flota, y por tanto, su actividad mercantil. Una de las cosas que ha sobrevivido de esta civilización perdida es su sistema de escritura, conservado en tablillas de arcilla. Cuando el famoso arqueólogo británico Sir Arthur Evans las descubrió a finales del siglo XIX, decidió llamar a la escritura minoica “lineal A”, puesto que parecía estar escrita en forma rectilínea.

Precisamente en torno a la época de la desaparición de la civilización minoica, a mediados del siglo XV a. C., emergía en la Grecia continental, al otro lado del Egeo, la civilización micénica. Al igual que la cultura minoica, los micénicos también tenían registros escritos en tablillas de arcilla. Se cree que copiaron directamente el método minoico, incluyendo muchos de sus símbolos. Debido al estrecho parecido, la escritura de las tablillas micénicas fue bautizada como “lineal B”.

Las mentes prodigiosas piensan más allá

El lineal B fue descifrado con éxito hace 50 años por Michael Ventris, un arquitecto británico y aficionado a la lengua. Ventris era un prodigio lingüístico: a los seis años estudió polaco de manera autodidacta, aprendió sueco tras dos semanas en Suecia y, además, podía leer y escribir en griego y latín. Ventris comenzó a interesarse en el lineal B tras asistir a una conferencia sobre el tema que daba Evans. Hasta entonces, la mayoría de los lingüistas creían que el lineal B era un idioma distinto, pero Ventris opinaba lo contrario. Él creía que el lineal B era griego con una escritura diferente. Basándose en la suposición de que se trataba de una forma de escritura temprana del griego, fue capaz de descifrar el lineal B tras descubrir que las palabras más repetidas eran los nombres de los asentamientos cretenses como Knossos.

Después del descubrimiento de Ventris, otros investigadores intentaron aplicar esta idea al lineal A, pero había un problema importante: el lineal A no era griego, sino otro idioma por completo.

Frustración por escasez de fragmentos

Entonces, ¿qué hace que el lineal A sea tan difícil de descifrar? En primer lugar, hay muchos símbolos del lineal A cuyo sonido y propósito se desconocen. El 80 % de los signos encontrados en el lineal A no se encuentran en el lineal B. Estos inusuales patrones confunden los intentos de traducción. En segundo lugar, el lineal A parece usar logogramas (símbolos que representan una palabra o frase completa) además de símbolos silábicos. Estos logogramas posiblemente tienen significados diferentes dependiendo del contexto, de una forma similar a la escritura del mandarín. Para confundir aún más las cosas, las palabras que han sido descifradas en el lineal A no coinciden fonética o morfológicamente con ningún idioma conocido.

El tercer obstáculo, y tal vez el más grande, es la escasez de ejemplos del lineal A. Solo se conocen 1500 fragmentos y la mayoría presentan muy pocos caracteres o están muy dañados. Simplemente no hay suficientes datos para aplicar las (brillantes) técnicas matemáticas que Ventris utilizó para descifrar el lineal B. Cuando el profesor Emmet Bennet (clasicista y filólogo estadounidense) acumuló los ejemplos del lineal B, la cantidad resultante era diez veces superior a los fragmentos disponibles para el estudio del lineal A.

¿Hay esperanza para descifrar el lineal A? Eso depende más de excavaciones que de investigaciones. Así que, ¡hora de ir a Creta pico y pala en mano a encontrar más fragmentos para resolver el misterio!

JEROGLÍFICO CRETENSE

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Cien años antes de que el lineal A hiciera su aparición, los minoicos ya habían desarrollado el jeroglífico cretense, el primer sistema de escritura en Europa. Mientras el lineal A presentaba formas rectilíneas, el jeroglífico cretense utilizaba representaciones figurativas como gatos, manos, barcos y armas con símbolos más abstractos que los complementaban. La mayoría de los jeroglíficos cretenses se han encontrado en objetos pequeños como piedras de jaspe.

Estas dos escrituras diferentes probablemente se complementaban entre sí. Las tablillas de arcilla del lineal A se usaban comúnmente como registros de contabilidad y pertenecían a un contexto administrativo o burocrático. Las piedras de jaspe con jeroglíficos se utilizaban como sellos para estampar textos en otras superficies, como por ejemplo etiquetar los nombres de los propietarios en las mercancías.

La dificultad a la hora de descifrar surge de los escasos fragmentos que han aparecido, lo mismo que con las tablillas del lineal A. Incluso si se comparan los jeroglíficos con los signos de las escrituras lineal A y lineal B, exceptuando algunos términos contables y nombres de lugares, poco más se puede deducir de ellos. Es poco probable que el idioma se corresponda con el griego del lineal B y tampoco hay certeza de que los jeroglíficos representen el mismo idioma que su hermana cronológica, la escritura lineal A. Si existe alguna solución al misterio de los jeroglíficos cretenses, seguramente se encuentre enterrada en algún templo o tumba sin descubrir.

SÍMBOLOS VINCA

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La ortodoxia actual afirma que la escritura fue inventada en la Mesopotamia meridional aproximadamente entre el 3500 y 3000 a. C. Esta teoría ha sido desafiada ocasionalmente por la existencia de lo que los lingüistas llaman protoescritura presente en la cultura de Vinča. La cultura de Vinča, que significa “madre”, floreció en Europa del Este entre el 5500 y 4500 a.C. La escritura fue inicialmente interpretada como simbólica, pero descubrimientos posteriores con símbolos similares en la región han llevado a los estudiosos a reconsiderar estos como potencialmente lingüísticos.

Esta cultura proviene de la civilización del valle del Danubio, que prosperó en los Balcanes y es una de las civilizaciones más antiguas conocidas en Europa. El pueblo de Vinča era experto en confección y telas, procesaban cuero y elaboraban prendas de vestir; también trabajan la madera, la arcilla y la piedra; tenían herramientas de cobre y una arquitectura y mobiliario avanzado, mientras que la mayor parte de Europa aún vivía en la Edad de Piedra. Para colmo, inventaron la rueda, posiblemente la invención tecnológica más importante en la historia de la humanidad junto con la máquina de vapor y el ordenador. La cultura era probablemente muy matrilineal y decididamente igualitaria en su orden social.

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¿La madre de los minoicos?

Hasta ahora, los investigadores han encontrado cerca de 700 símbolos Vinča, un número similar a los jeroglíficos egipcios catalogados actualmente. Pero su supuesto lenguaje escrito sigue desconcertando. Los investigadores han debatido acaloradamente si se trata de una sucesión de formas meramente geométricas o un sistema de escritura completamente desarrollado. Harald Haarmann, lingüista alemán, cree que la similitud entre ellos está históricamente ligada a la llegada de los invasores del norte de Europa, que forzaron a la civilización danubiana a cambiar su orden social y político de matrilineal a patriarcal, llevando a algunos a escapar a Creta, donde se restablecieron para seguir desarrollando sus antiguas tradiciones.

Los paradigmas científicos son notoriamente difíciles de derrocar, pero si los símbolos de Vinča son verdaderamente un sistema de escritura, entonces sería el idioma escrito más antiguo jamás encontrado.

RONGORONGO

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La Isla de Pascua (aka Rapa Nui) es bastante conocida por sus estatuas moái. También es el hogar de una escritura extinta que permanece indeterminada, rongorongo. La escritura fue mencionada por primera vez por un occidental en 1866, el misionero Eugène Eyraud. Unos años más tarde, los objetos que contenían la escritura salieron de la Isla de Pascua, comenzando así el intento de descifrarlos.

Originalmente, la escritura se encontró tallada en piedras y algunos objetos de madera. Eugène Eyraud descubrió las tablillas de madera en las casas de los isleños, pero los habitantes prestaban atención a estos objetos y tampoco podían interpretarlos. La tradición oral también menciona hojas de plátano talladas con rongorongo, pero debido a que se trata de un medio perecedero, nunca han sido encontradas.

Rongorongo se basa en bustrófedon, un tipo de escritura que alterna una línea horizontal de izquierda a derecha con una de derecha a izquierda. Rongorongo consta de unos 120 símbolos y muy posiblemente represente rapanui antiguo. Todo apunta a que rongorongo sea simplemente un sistema de memorización para la narración oral o, incluso, símbolos puramente decorativos.

En la actualidad, la Isla de Pascua es oficialmente territorio de Chile y la mayoría de los isleños hablan español, siendo un pequeño porcentaje el que habla rapanui. Ambos idiomas utilizan la escritura latina.

EL MANUSCRITO VOYNICH

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A principios del siglo XX, Wilfrid Voynich, un anticuario de Nueva York, visitó Villa Mondragone en Italia en busca de libros, donde encontró muchos textos históricos de una escuela jesuita de allí. Una de las cajas incluía manuscritos del siglo XVII pertenecientes a Athanasius Kircher, un jesuita alemán, estudioso y polímata. Entre ellos había uno un poco inusual que Voynich adquirió, con el fin de descifrarlo. Por desgracia, murió antes de desvelar los secretos del manuscrito. Hoy, el libro se puede encontrar en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale.

El libro tiene más de 200 páginas y 170 000 caracteres con varias imágenes detalladas. Se supone que la mayoría del texto se ocupa de temas botánicos. En él se ven dibujos de plantas con raíces, hojas y flores, aunque también incluye signos del zodiaco e ilustraciones de fenómenos ópticos.

Este abigarrado surtido de temas y representaciones está posiblemente relacionado con las creencias medievales sobre la enfermedad y la curación. En la Edad Media, el tratamiento médico requería el conocimiento del horóscopo. En el final del libro hay recetas, al parecer indicando los pasos de cocción para las hierbas recogidas.

¿Alquimia o engaño?

La escritura es indescifrable. ¿Acaso el escritor (y curandero) estaba tratando de esconder sus descubrimientos a los competidores? ¿O tal vez a la Santa Inquisición? Después de todo, el contenido parece alquímico y la alquimia fue prohibida por las autoridades cristianas.

Voynich, mientras estaba haciendo reprografías, descubrió un texto previamente invisible. Tras exponerlo bajo luz ultravioleta emergió el nombre Jacobus de Tepenecz, un experto en plantas medicinales del siglo XVII. Los brebajes de Jacobus eran famosos en Europa. En 1608 fue convocado a Praga por el emperador Rodolfo II, que sufría depresión y melancolía, con la creencia de que los extractos de hierbas de Jacobus mezclados con alcohol le ayudarían.

El estilo de los dibujos sugiere un origen diferente. Las imágenes de las plantas del manuscrito se asemejan a imágenes alegóricas en lugar de ilustraciones reales. La tradición medieval representaba las cosas según su poder, no su realidad óptica. Sin embargo, a principios del siglo XVII, las plantas se representaban con mayor realismo. Así que aunque el nombre de Jacobus fue encontrado en la página, probablemente no fuera el escritor, sino el dueño.

El emperador Rodolfo II coleccionaba muchos objetos valiosos relacionados con la alquimia y la magia, lo que dejó innumerables deudas tras su muerte. Uno de sus acreedores podría haber sido Jacobus, el cual posiblemente tomó el libro a modo de pago.

Hay una segunda teoría: que todo el libro es un fraude. El manuscrito está inmaculadamente compuesto en pergamino fino y los detalles se siguen mostrando vivos después de todos estos siglos, lo que sugiere que los pigmentos utilizados para colorear tuvieron que ser de muy buena calidad y bastante caros. El libro no muestra errores visibles en sus 200 páginas y ninguna corrección en absoluto. Puesto que solo Voynich tuvo acceso a este manuscrito, muchos creen que fue responsable de crearlo como parte de un elaborado engaño.

Origen italiano

Ninguna de estas teorías ha sido probada como correcta hasta ahora. Investigaciones recientes han logrado fechar el manuscrito e indicar la región de donde procede. Debe haber sido escrito hacia el 1420 en el norte de Italia. Uno de los dibujos del manuscrito representa una ciudad protegida por un castillo con muescas en forma de “v” en los merlones. Estos salientes datan aproximadamente del año 1420 en la arquitectura del norte de Italia, y tardaron unas cuantas décadas en extenderse por toda Europa.

Así que ahora que conocemos la fecha y la región, hay una buena posibilidad de que podamos descifrarlo buscando otros objetos culturales y vestigios en el norte de Italia. A menos que, por supuesto, el manuscrito fuera de hecho escrito en un lenguaje secreto que el autor se llevó a su tumba.

LA ESCRITURA OLMECA

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Estamos acostumbrados a asociar las poderosas civilizaciones antiguas de Mesoamérica con los mayas y aztecas, pero hubo una tercera cultura misteriosa que tendemos a olvidar: los olmecas. Su civilización prosperó entre el 1200 a. C y el 400 a. C, pero su legado, incluyendo objetos o sitios de enterramiento fácilmente perecederos, se fue descomponiendo en las húmedas tierras tropicales del centro-sur de México. Solo la arquitectura, la escultura, así como algunos objetos raros de madera han sobrevivido. Uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de nuestra era son las esculturas olmecas de cabezas gigantes, ya que se cree que representan a los gobernantes de esta cultura.

Esta sociedad agrícola fue la primera en Mesoamérica en crear pequeñas ciudades, y fueron capaces de increíbles hazañas de ingeniería como construir acueductos. Sus dioses (al menos ocho), rituales y arte influyeron en las civilizaciones maya y azteca. Los olmecas todavía se consideran como una de las pocas culturas originariamente prístinas, desarrollándose sin ninguna influencia previa significativa.

El sistema de escritura más antiguo de América

Tal civilización avanzada debe haber tenido un sistema de escritura y hallazgos recientes apuntan a ello. A finales de la década de 1990, se encontró al sureste de México, en el corazón de la antigua civilización olmeca, el bloque de Cascajal. Este bloque incluye 62 glifos, algunos abstractos y otros con formas de piña, espiga de maíz o peces. Los símbolos no se parecen a otros escritos mesoamericanos, los cuales se ejecutan verticalmente, a diferencia de la escritura olmeca, que se muestra de manera horizontal. Los símbolos probablemente representen títulos reales, nombres de los dioses y fechas del calendario.

La escritura no está relacionada con ningún otro sistema encontrado hasta ahora y todavía es demasiado pronto para hacer declaraciones infalibles sobre su significado. Se necesitan más ejemplos, por lo que la investigación sigue en desarrollo.

PERDIDO EN EL TIEMPO

¿Cómo de antigua es la escritura? ¿Cuántos sistemas de escritura de pleno derecho existían antes de que los sumerios inventaran el sistema cuneiforme? En el año 2000, la revista New Scientist publicaba que habían aparecido cáscaras de huevo con 60 000 años y símbolos tallados que posiblemente sean protoescritura. ¿Y si la escritura es mucho más antigua de lo que hemos imaginado? ¿Qué diría eso de la conciencia humana y de nuestro sentido del yo en el mundo? ¿Se llegarán a descifrar estos símbolos?

Tal vez la escritura es mucho más antigua de lo que creemos. Una creación cultural casi tan antigua como el Homo sapiens, surgiendo y desapareciendo en diferentes culturas a lo largo de la historia universal, y tomando numerosas formas según la necesidad y el contexto. En un imprudente esfuerzo especulativo, es fascinante creer que las civilizaciones recientes no son las más sofisticadas y que los humanos primitivos eran de hecho personas altamente desarrolladas.

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