La gente me pregunta a menudo cómo hago para aprender idiomas. A ver, está claro que hablar con nativos es una parte importante dentro del proceso, pero estudiar por mi cuenta también es vital. A veces uno necesita un poco de tiempo para dedicarlo solamente a aprender y comprender la gramática o el vocabulario antes de ponerlos en práctica en la vida real. La siguiente pregunta lógica sería “¿Cómo puedo aprender solo/a de la manera más eficiente posible?”. La respuesta: redefine tu tiempo libre.
Para muchos de nosotros el tiempo libre ya no significa recuperarse de una semana de dura labor física. Pasar 40 horas semanales en una oficina implica que, al terminar de trabajar, queramos ser más activos, mantenernos en forma o darnos algún que otro capricho. Con los avances tecnológicos, cada vez más empresas y productos se ponen al servicio de mantenernos en forma física y mentalmente. En un panorama donde las demandas no dejan de crecer, ¿cómo podemos asegurarnos de sacar el mejor provecho? Aquí hay 7 trucos que siempre sigo.
1. Haz un plan (y cúmplelo)
Deja un ratito libre al día para aprender –incluso si son diez minutos por la mañana, diez minutos por la tarde y otros diez minutos antes de meterte en la cama–. Al principio será un poco aburrido, ya que te entrarán ganas de saltarte las formalidades e intentar hablar directamente. La realidad es que, si planeas el proceso de aprendizaje, te pones pequeñas metas y pequeñas recompensas, te ahorrarás mucho tiempo y frustraciones.
2. Organiza el tiempo
¡Asegúrate de usar el tiempo para aprender de verdad! Aprovecha la pausa del café, el ratito de siesta o el tiempo que pasas en el autobús o en el metro para meter una clase de idiomas exprés. Muchas veces no nos damos cuenta de que tenemos mucho más tiempo libre del que pensamos. Decimos cosas del tipo “Estoy muy ocupado/a, no tengo tiempo para nada, ¿cómo voy a encontrar el tiempo para aprender?” pero incluso en las agendas más ocupadas hay ratos malgastados que podríamos estar usando para exponernos a ese nuevo idioma. No hace falta emplear seis horas al día indagando en libros de gramática bajo una lámpara de esas de interrogatorio. La intensidad de tu aprendizaje puede variar, intenta mantener las cosas flexibles dependiendo del tiempo libre que realmente tengas.
3. Conviértelo en una rutina
Aprender cada día (incluso si es un poquito) ayuda a integrar ese nuevo idioma en tu día a día y a retenerlo. Asegúrate de dedicarle un ratito diariamente a ese nuevo idioma. Esto es muy importante: no solo verás cómo progresas cada día y disfrutarás de la sensación de logro personal que eso conlleva, sino que además recordarás mucho mejor lo aprendido. Si memorizas diez palabras nuevas el lunes, el martes las repasas durante unos minutos y luego aprendes otras diez más y las revisas al día siguiente… seguro que, lento pero seguro, esas palabras se quedarán en tu cabeza. ¡No dejes de llevar a cabo esta rutina! Esa lección online durante el desayuno, ese podcast de camino al trabajo, ¡todo cuenta! Mantener una conexión con el idioma es vital.
4. Haz que sea divertido
Aleja la desmotivación y el desánimo haciendo que el #aprendizaje sea entretenido. Libros/deportes/películas… ¡cualquier cosa que se te ocurra! La pureza está en la mezcla. No te limites a la hora de aprender por una sola vía, ¡explora diferentes modos de comunicación para tu nuevo idioma! Mira tus deportes favoritos con comentaristas en ese idioma; escucha música, podcasts y libros de audio, películas con subtítulos; navega por internet en ese idioma. Cualquier cosa que hagas en español la puedes hacer en el nuevo idioma también.
5. Pruébalo
Deja que el nuevo idioma te contagie, practícalo siempre que puedas. Habla o escribe a otras personas o hazlo solo/a, ¡manos a la obra! No tiene sentido aprender un idioma si no vas a hablarlo. Intenta encontrar una forma de usarlo porque, si no, fracasarás casi antes de empezar. Incluso hablar solo/a, siempre será mejor que no hablar nada en absoluto. Adelante, comete errores –no importa, porque la clave del juego es usar lo que estás aprendiendo–. Esta es la mejor forma de retener la nueva información y acostumbrarte a hablar. ¡De nada sirve saber todo esto y retenerlo en la cabeza! Cuando pones en práctica todo lo aprendido comienzas a usar diferentes técnicas de aprendizaje a la vez: hablar, escuchar, tener un feedback inmediato (que normalmente es muy positivo) y sumergirse en un idioma y una cultura. Fuérzate a salir de tu zona de confort y tendrás tu recompensa.
6. Mantente concentrado/a
No pierdas de vista tu siguiente objetivo dentro del aprendizaje de ese idioma: trabaja duro, cree en ti y los resultados llegarán. Intenta seguir tu plan inicial y los pequeños retos que te pusiste al principio. ¿Por qué estás aprendiendo ese idioma? ¡Ah, sí! Porque eres una persona estupenda. Aún así toca practicar como para cualquier otra cosa en la vida: deportes, instrumentos musicales, un hobby o tu carrera profesional. Si le dedicas el tiempo suficiente, serás capaz de conseguir lo que te propongas. Cuanto más creas en ti, mejor te concentrarás. Y, piénsalo, es genial: una vez alcances tu objetivo podrás hablar otro idioma. Todo habrá merecido la pena. No siempre será fácil… ¡pero hay que pensar en el objetivo final!
7. Date un caprichito
Reconoce el progreso que estás haciendo y vete a cenar o haz una escapada a algún sitio donde puedas poner en práctica el nuevo idioma. No lo dudes, ¡te lo mereces! Cuando sigues el plan propuesto y consigues alcanzar tus objetivos, no hay nada malo en darse una palmadita en la espalda y alegrarse del éxito cosechado. El compromiso conlleva trabajo duro y esfuerzo, así que recompensa tus pequeños objetivos con premios relacionados con el idioma. Has conseguido aprender un poco del idioma así que, ¿por qué no disfrutas de sus ventajas? Si quieres conocer más a fondo cómo guiarte en tu propio camino al aprendizaje, puedes echar un ojo a este vídeo con consejos para aprender idiomas.