El lenguaje del flamenco

El flamenco forma parte de la cultura española y su lenguaje está muy presente en nuestras conversaciones cotidianas.
el lenguaje del flamenco

Seas o no una persona aficionada al flamenco, hay toda una terminología utilizada en el seno de este arte universal que te sorprenderá por su gran expresividad. Además, en este artículo descubrirás que este género musical, que forma parte de la cultura de España, se ha colado también en nuestras conversaciones cotidianas. 

Así que si quieres echarle arte a tu vocabulario español… no lo dudes y disfruta de lo que viene a continuación.   

¿Qué es el flamenco?

El flamenco, seña de identidad y expresión artística nacida en Andalucía, fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010 por la Unesco, un hecho que vino a reforzar su carácter universal y a reconocer su trascendencia internacional. 

Este arte que mezcla puro sentimiento y una técnica muy depurada, aúna música, cante, baile y poesía, y es para muchos una filosofía de vida. 

Al tratar de indagar en los orígenes del flamenco nos encontramos con pocas certezas que suscitan muchas discusiones, pero la mayoría de los caminos que se toman para llegar a sus comienzos acaban llevándonos a la época de Al-Ándalus. 

Con una marcada base folclórica, el flamenco hunde sus raíces en la música popular y bebe de las culturas que dejaron una huella imborrable durante aquella época: la musulmana, la judía y, por supuesto, la gitana. 

La propia palabra tiene un origen desconocido. Si bien son muchas las teorías al respecto, la más difundida es la sostenida por Blas Infante en su libro “Orígenes de lo flamenco” que defiende que el término deriva de la expresión árabe Felah-Mengus que significa campesino errante.   

Hoy en día es un arte culto, enriquecido de estilos muy diversos y con una gran variedad de palos (nombre que recibe cada variante tradicional): bulería, saeta, fandango, rumba, petenera, soleá, alegría, tangos, sevillanas, seguiriyas,.. y un largo etcétera. 

Algo que sí está constatado y que adelantábamos al principio: el flamenco ha ido dejando un rastro semántico muy expresivo, que forma parte de nuestra idiosincrasia, del que queremos mostrarte una pequeña parte a continuación. 

¿Nos arrancamos ya?

Descuida que aquí no nos arrancamos nada ni contaminamos arrancando ningún motor.

Arrancarse en flamenco es comenzar un cante o un baile. 

¿Vamos allá? ¡Prepara esas palmas! 

Palmas

Las palmas son en este género un instrumento musical más, fundamentales como la guitarra en su estética sonora. Son las encargadas de llevar el son y acompañar al cante. Las hay de varios tipos: sordas, redoblás (de redoble, como en el tambor) y naturales. 

Un pequeño plano de situación 

En el flamenco el escenario se llama tablao

El bailarín y la bailarina son el bailaor y la bailaora

El cantante pasa a ser el cantaor y el guitarrista el tocaor

Si aparece el duende cuando veas un espectáculo de flamenco… no te asustes 

La palabra duende se usa para referirse al talento del/de la artista. Pero lo cierto es que el duende tiene, cómo no, algo de misterio que va más allá de una ejecución técnica impecable. 

Es una intensa emoción que logra experimentar y transmitir a la audiencia el/la artista, que no se puede explicar exactamente cómo ni de dónde sale. 

Si te pega pellizco, prometemos que no te dolerá

Pellizco es el nombre que recibe esa emoción intensa que experimenta el público ante el derroche de arte en un determinado cante o baile flamenco. 

Aquí se puede (y se debe) jalear

Armar jaleo, es decir, animar con palmas y exclamaciones a la cantaora, al guitarrista o al bailaor mientras interpretan una pieza flamenca, es algo inherente al espectáculo flamenco.  

Las expresiones que se usan son el famoso ole y arsa.  

Ole (olé)

Ole es una interjección que ha trascendido al mundo del flamenco y que usamos coloquialmente para expresar júbilo y admiración. 

Nuevamente, nos encontramos con un origen incierto del vocablo, si bien uno de los más aceptados afirma que: deriva de la tradicional exclamación musulmana, sonando como Wa-llâh (¡por Dios!). Solo que desfigurada a propósito por los moriscos comoWallépara evitar que pudiera parecer invocación religiosa lo que no era sino expresión maquinal de admiración. (Fuente: CVC)

El cante jondo 

Jondo es la variación dialectal andaluza de hondo, con su característica aspiración de la h

El cante jondo es el cante andaluz más genuino y profundo.

Y de remate… 

5 Expresiones del flamenco que usamos en nuestras conversaciones diarias 

Rematar es concluir y en el género musical que nos ocupa, el remate se puede usar para terminar con una serie de movimientos o bien para aumentar la fuerza de una letra, siendo en este caso usado para continuar con la música o el movimiento.  

Cabales: se habla de cabales cuando el cante cambia de tonalidad repentinamente. De ahí nació la expresión “no está en sus cabales” para referirse a una persona que parece haber perdido el juicio.  

Farruco: la farruca es un palo del flamenco cuyo origen se encuentra en el norte de España. La palabra “farruco” alude a alguien altanero e insolente. De ahí que exista la teoría de que la expresión proceda de la actitud con la que los cantaores no andaluces hacían frente a las críticas de los puristas.

Peteneras: es un palo del flamenco de letras melancólicas que se interpreta lento y de forma sentimental. La expresión coloquial “irse por peteneras” significa cambiar de tema de conversación, a veces para pasar a hablar de algo más triste. 

Milonga: la milonga se caracteriza por sus letras melancólicas. Es uno de los palos que se conocen como cante de “ida y vuelta” puesto que llegó de Argentina a finales del siglo XIX y aquí se fusionó con el flamenco. 

En el lenguaje cotidiano, la expresión “no me cuentes milongas” se utiliza para avisar al otro de que no se está creyendo su historia por la falsedad que denota. 

Desplante: se refiere a un paso fuerte que el bailaor da al terminar una melodía. La palabra alude también al gesto contundente de actitud arrogante que una persona realiza ante una circunstancia que le disgusta.


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