¿Debemos hablar del Mes de la Herencia Hispana o de la Herencia Latina?

Para comprender y apreciar el sentido de esta celebración, echamos un vistazo a los términos hispano/a, latino/a y latinx.
El término latinx

Cada 15 de septiembre, cuando comienza el Mes Nacional de la Herencia Hispana, las conversaciones sobre los términos hispano/a, latino/a, latinx o chicano/a atraen la atención nacional. Como saben las personas que se identifican con alguno o con todos estos términos, tales definiciones no son intercambiables y las sutilezas de su significado y origen han generado un debate de larga data sobre nuestra identidad. 

Para lxs latinxs, la siguiente pregunta significa un golpe cada vez que tenemos que rellenar un formulario oficial del gobierno: «¿Es usted de origen hispano, latino o español?». Se sobreentiende que la pequeña casilla que marcamos como respuesta a esta pregunta no puede condensar realmente las complejidades de nuestra herencia. Cada vez que relleno esa parte del formulario me pregunto qué significan realmente estos términos. Si la definición de latinx y de hispano/a no es del todo clara, ¿qué es lo que celebramos durante ese mes? ¿Y por qué esta celebración es importante para todo el mundo en EE. UU.?

La historia del Mes de la Herencia Hispana

¿Por qué celebramos el Mes Nacional de la Herencia Hispana? En realidad, esta fiesta comenzó como la Semana de la Herencia Hispana, celebrada oficialmente en los Estados Unidos por primera vez en 1968, en el apogeo del Movimiento chicano por los derechos civiles, bajo el presidente Lyndon B. Johnson. Veinte años después, el presidente Ronald Reagan prolongó la celebración a treinta días completos, que comienzan el 15 de septiembre y terminan el 15 de octubre de cada año. 

No puedo pensar en una mejor manera de celebrar nuestra herencia mixta que teniendo un poco de un mes, justo el que ahora termina, y un poco de otro. Pero resulta que la celebración del Mes de la Herencia Hispana desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre no es una elección arbitraria con el propósito de combinar meses diferentes. El 15 de septiembre es una fecha importante para muchos países centroamericanos –Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua–, ya que es el aniversario de su independencia del Imperio español en 1821. En cuanto a México, que se independizó de España en 1810, celebra su aniversario un día después, el 16 de septiembre, mientras que el aniversario de la independencia de Chile tiene lugar el 18 de septiembre. El período de treinta días del Mes de la Herencia Hispana también incluye el Día del Descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón, celebrado a mediados de octubre y llamado con mayor frecuencia «Día de la Raza». En lugar de honrar el legado colonial de Cristóbal Colón, el «Día de la Raza» conmemora la herencia mestiza o mixta, indígena y europea, de muchas de las personas que viven en América Latina. Ah, y también es mi cumpleaños. 

La presencia de latinxs en los Estados Unidos

Tendemos a ver la historia de los Estados Unidos a través de una lente angloamericana, y a hablar de la presencia de hispanoamericanos en este país como una «contribución», como si fuera un anexo aparte de la narración principal. La verdad es que la historia de Norteamérica es la historia de todas estas voces diferentes, y que lxs latinxs tienen una larga y compleja historia en lo que hoy es Estados Unidos. 

El primer asentamiento permanente en los Estados Unidos lo conformaron personas de habla hispana en St. Augustine, Florida, en 1565, décadas antes de la llegada de los colonos de Inglaterra a Virginia, a principios del siglo XVII. Los españoles también iniciaron una serie de asentamientos en el suroeste de los Estados Unidos, desde lo que hoy en día es Texas hasta California. 

En 1848, la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo puso fin a la Guerra entre México y los Estados Unidos. El tratado estableció que México cedería a los Estados Unidos aproximadamente más de la mitad de su territorio, incluyendo territorios de Arizona, California, Nuevo México, Nevada, Colorado, Utah y Texas, y que el Río Bravo sería la frontera norte de México. Más importante aún, a las personas que vivieron toda su vida en estos territorios se les comenzó a llamar de buenas a primeras «estadounidenses». No es difícil imaginar la frustración que deben sentir sus descendientes cuando escuchan a la gente diciéndoles: «¡Regresen a su país!». 

Las Guerras de Independencias Hispanoamericanas de fines del siglo XX cimentaron la influencia de Estados Unidos en el Caribe y el Pacífico, al respaldar Estados Unidos la Guerra de la Independencia de Cuba y tomar el control de los territorios españoles en Puerto Rico y en lugares más lejanos del globo, como Guam y las Filipinas. Durante el siglo XX surgió una serie de movimientos migratorios hacia Estados Unidos a causa de la expansión de las ciudades estadounidenses, la política exterior en las Américas, el advenimiento de la Guerra Fría y la inestabilidad política.  

Entonces, ¿es hispano/a, latino/a o latinx?

Hay un matiz en los diferentes términos utilizados para describir a las personas relacionadas con el mundo de habla hispana que viven en los Estados Unidos. Los calificativos «hispano/a» y «latino/a» suelen utilizarse indistintamente, pero no todas las personas están de acuerdo con este uso. Comprender la razón de ello puede ayudar a contextualizar el Mes Nacional de la Herencia Hispana. 

La palabra «hispano/a», tal como se usa en los Estados Unidos, nació en el ámbito burocrático. Fue creada en la década de los años 70 por el gobierno de los Estados Unidos para llenar un vacío que se presentaba a la hora de realizar el censo. Se refiere legalmente a las personas que viven en los Estados Unidos y que son de origen o ascendencia hispanohablante. Esta categoría incluye a España y a todos los territorios colonizados por los españoles en América Central, América del Sur y el Pacífico, es decir, cualquier lugar que tenga un vínculo histórico con España. Es justamente por esta razón que algunas personas tienden a distanciarse del término, ya que evoca la acción de los conquistadores y el proceso de colonización. 

La palabra «latino/a», por su parte, es la alternativa que adopta mucha gente. Con ella se nombra de manera abreviada a las personas latinoamericanas, es decir, a las personas de un país de América Latina, independientemente del idioma que hablen. Esto significa que, técnicamente, también los brasileños son considerados como latinos, aunque su idioma oficial sea el portugués, mas no como hispanos. Y que las personas cuyo país de origen es España se consideran hispanas, pero no latinas. También existe un debate sobre si las personas con origen en los países suramericanos de la Guayana Francesa y de Surinam, de habla holandesa, son técnicamente latinas. Definirlo resulta complejo, pues el francés es una lengua romance, como el español y el portugués, pero el holandés pertenece a una familia lingüística completamente diferente.

Más o menos a lo largo de los últimos diez años se ha venido proponiendo el término «latinx» como una alternativa sin género a «latino» y «latina», una forma de permitir una identificación no binaria en una lengua gramaticalmente genérica como el español. Se usa más entre los hablantes jóvenes y es una herramienta clave para muchos de los movimientos de justicia social que promueven la inclusión de género. 

Es posible que también hayas oído hablar de «chicanos» y «chicanas», términos que se utilizan para referirse a las personas de origen o ascendencia mexicana que viven en los Estados Unidos. Cobró importancia en los años 60 con el Movimiento Chicano, una expresión política de identidad, etnia y cultura. Técnicamente, un chicano es un latino, pero no todos los latinos son chicanos.

Entonces, ¿cuál es el término correcto? No hay una respuesta acabada a esta pregunta, y para muchas personas se trata de una cuestión de preferencia personal. A los fines del censo, la designación de «hispano» tiene ante todo el carácter de una autoidentificación: son hispanos quienes dicen que lo son, y no son hispanos quienes dicen que no lo son. El gobierno de los Estados Unidos no admite el término «latino» en el censo, lo que no impide que muchas personas se refieran a sí mismas de esta manera. En el suroeste de los Estados Unidos es más factible escuchar a las personas refiriéndose a sí mismas como «hispanos/as», mientras que la denominación de «latinos/as» suele ser más común en las costas. Aún así, muchas personas optan por identificarse con su país de origen, pasando por alto los términos «hispano/a» y «latino/a». Como es de esperar, dondequiera que uno vaya en los Estados Unidos todo es un mosaico de términos e identidades y, en caso de duda, la mejor manera de saber cómo quiere ser identificada una persona es preguntándole.

Un aspecto importante para recordar es que ni «hispano/a» ni «latino/a» se refieren a la identidad racial de una persona, sino que apuntan únicamente a su ascendencia y origen. Una persona de cualquier raza puede ser hispana o latina, y es una suerte de testimonio vivo de la historia dinámica y multifacética de los pueblos indígenas, los esclavos africanos y los colonizadores europeos que vivieron en el mundo de habla hispana.   

¿Y qué relevancia tiene todo esto?

Como puedes ver, no hay una respuesta definitiva a lo que significa cada uno de estos términos. Y justamente esta falta de una definición certera es en cierto modo lo que nos define. ¿Qué tienen en común un dominicano de segunda generación de Nueva Jersey que nunca ha hablado español, una orgullosa indígena chicana de California o un inmigrante ecuatoriano que escribe este artículo? Más que una raza, una religión o ciertas características gastronómicas y culturales, el vínculo heterogéneo que nos une es la capacidad de imponernos y oponer resistencia. Somos similares debido a nuestras experiencias diversas.

Entonces, a medida que transcurre el Mes de la Herencia Hispana, recuerda que, independientemente de tu origen étnico o tu descendencia, ¡tú también debes celebrarlo! No solo estamos rememorando la independencia nacional de los países centroamericanos, la historia de Hispanoamérica y el aporte de lxs latinxs a la historia del país, por no hablar de mi cumpleaños. Celebramos la propia América, la interseccionalidad de todas las identidades y todas las narrativas que hacen de Estados Unidos lo que es.

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