¿Alguna vez has escuchado hablar de las palabras parónimas? ¿Y las homófonas? Te resolvemos las dudas sobre los términos que más dolores de cabeza dan.
Cuando confundimos palabras al hablar lo llamamos “lapsus”. Según el Diccionario Panhispánico de dudas, un lapsus línguae significa literalmente un “error de la lengua”. Es decir, un fallo involuntario, una equivocación que se produce por un descuido y de manera espontánea, por ejemplo: tenemos un aborigen de trabajo (en lugar de vorágine de trabajo).
Quizá menos espectaculares, pero igual de divertidos son los lapsus cálami, es decir, los errores que cometemos al escribir. Aquí hay que tener cuidado, por un lado, con las palabras parónimas, las voces que se parecen en su sonido, pero que se escriben de forma diferente (prejuicio vs. perjuicio). Y, por otro lado, con las palabras homófonas, que tienen el mismo sonido pero distinto significado (vasto vs. basto).
Palabras parónimas
Las palabras parónimas tienen una gran semejanza en cuanto a su forma o su sonido. Veamos algunos ejemplos:
1. Prever vs. preveer
Prever es la combinación de la preposición pre– y el verbo ver. Su significado, por tanto, es claro: ver con anticipación. Por ejemplo: Se prevé un invierno muy frío. No obstante, es común encontrarnos este verbo con una tercera vocal preveer, quizá por su similitud con el verbo proveer, que tiene un significado muy distinto: dotar de recursos.
2. Prejuicio vs. perjuicio
A pesar de su similitud, lo cierto es que estas dos palabras tienen significados totalmente diferentes. Un prejuicio es una opinión previa, generalmente negativa, que tenemos sobre alguien o algo. Un perjuicio, sin embargo, es un daño que sufre un patrimonio, seguramente has escuchado más de una vez: Los demandó por daños y perjuicios.
3. Libido vs. lívido
Si hablamos del deseo sexual nos referimos a la “libido”. Esta palabra es llana [libído], pero es común encontrarla como esdrújula: Un afrodisíaco que aumenta la líbido. Este cambio seguramente se ha extendido por la influencia de la palabra lívido, que quiere decir “pálido” o “amoratado”.
4. Desternillarse vs. destornillarse
¿Alguna vez has escuchado la expresión “destornillarse de risa”? Lo correcto habría sido “desternillarse”, ya que viene de “ternilla” y no de “tornillos”, por mucho que se nos venga una imagen a la cabeza de una persona a la que se le caen los tornillos de la risa.
5. Infligir vs. infringir
¿Infligir o infringir? Esa es la cuestión. Infligir significa hacer daño o imponer un castigo, mientras que infringir quiere decir quebrantar una ley: Infringió el reglamento. Lo curioso es que estos dos verbos han dado lugar a las formas inflingir e infrigir, que son incorrectas.
Palabras homófonas
Como hemos dicho anteriormente, se trata de palabras que suenan igual. Los errores con las palabras homófonas normalmente se producen al confundir ciertas letras, como la B y la V o la Y y la LL.
1. Bello vs. vello
Si alguna vez has comentado en una foto de alguien “qué vello”, lo que querías decir es que el paisaje te parecía hermoso, pero lo que realmente dijiste fue “vaya pelos”. Una persona o un lugar es bello, es decir, agradable a la vista, mientras que el vello es el pelo de algunas partes del cuerpo. También hay frutas cubiertas de vello.
2. Valla vs. vaya
Una valla es un cercado para cerrar un sitio e impedir el paso. Sin embargo, la palabra vaya es una interjección que se usa para comentar algo, ya sea una sorpresa o una decepción: ¡Vaya, qué pena que no venga! Cuidado con otra palabra homófona: baya (fruto).
3. Basto vs. vasto
Este error es muy común. Cuando decimos que algo o alguien es basto, queremos decir que es feo o desagradable, todo lo contrario a bello. Cuando decimos que algo es vasto, lo que estamos expresando es que es extenso, grande: Tiene un vasto conocimiento sobre ese campo.
4. Revelar vs. rebelar
Revelar cuando se escribe con uve quiere decir “descurbir algo que no se conocía”, pero cuando se escribe con la letra be, hablamos de una protesta: Los estudiantes se rebelan contra la universidad.
5. Echo vs. hecho
Hecho es el participio del verbo hacer (realizar): Han hecho un llamamiento. Por el contrario, echo es la primera persona del verbo echar (dar, tirar o deshacerse de algo): Le echo de comer al perro y nos vamos.
¿Te gustaría leer más sobre errores y lapsus en español? Echa un vistazo a estos artículos: