Si alguien te dijera: “¡Puedo pedir un café en siete idiomas diferentes!”, te impresionaría bastante, ¿verdad? Pero si en cambio la misma persona te dijera que sabe pedir un café en el 0,1 % de todos los idiomas del mundo, seguro que no te emocionarías tanto. Si nunca te has preguntado cuántos idiomas hay en el mundo, quizás estos datos te parezcan inverosímiles, pero es un hecho que siete idiomas constituyen aproximadamente el 0,1 % de todas las lenguas que se hablan.
Entonces ¿cuántos idiomas se hablan en el mundo?
La respuesta es realmente increíble, y precisamente por ser tan sorprendente, pensé en preguntarles también a mis amigos, para conocer su opinión al respecto. Recibí muchísimas respuestas diferentes, pero todas tenían una cosa en común: estaban muy alejadas de la cifra real. Algunos de mis amigos me dijeron 90, otros 200 o “seguramente algunos más”. Cuando les revelé cuántos idiomas hay en el mundo, muchos se mostraron incrédulos.
Según Ethnologue, en la actualidad se hablan 7168 idiomas en el mundo, aunque obviamente la cifra se actualiza de manera continua (y ni siquiera incluye los dialectos). Aunque yo trabajo con idiomas y soy consciente de esta diversidad, me cuesta imaginar los pueblos y lugares remotos donde se hablan todas estas lenguas.
¿Cuántos idiomas se hablan en Europa?
En comparación con otros continentes, debido a su tamaño pero también por motivos históricos (solo hay que pensar en la historia del idioma francés), en Europa se habla una pequeña porción de los 7000 idiomas que mencionamos en este artículo. Según un cálculo de Ethnologue, en Europa se hablan alrededor de 250 idiomas. De ellos, 34 se hablan en Italia.
Pero entonces: si casi mil millones de personas hablan chino mandarín (el idioma más hablado en cuanto a hablantes nativos) y hay alrededor de quinientos millones de hablantes nativos de español, y si pensamos en los millones de personas que hablan inglés, francés, portugués, alemán…¿cómo es posible que haya tantos idiomas?
De los mosaicos lingüísticos a las pequeñas perlas lingüísticas
Indonesia en particular es una auténtica mina de oro para los lingüistas. Sus 267 millones de habitantes se reparten en más de 17 500 islas, por lo que es muy probable que en la antigüedad, cuando los habitantes no estaban en contacto entre sí, en el archipiélago se hablaran muchos idiomas diferentes.
En América Latina también existía una variedad lingüística similar antes de que las potencias coloniales de España y Portugal dividieran los territorios y difundieran sus idiomas. Actualmente en Indonesia se hablan más de 700 idiomas diferentes, aunque el país más multilingüe del mundo aún es Papúa Nueva Guinea, que tiene más de 800, aproximadamente tres veces el número de idiomas que se hablan en el continente europeo.
Pero ¿dónde se hablan los casi otros 7000? Muchos de estos idiomas menos conocidos (algunos de los cuales tienen cientos de años) se mantienen vivos gracias a un grupo reducido de hablantes. Pongamos por ejemplo el pemón, un idioma nativo americano que tiene su origen en las islas del Caribe y que alrededor de 24 000 personas hablan junto al español y el portugués en algunas zonas de Venezuela, Brasil y Guyana.
Otros ejemplos son el idioma chukchai, una antigua lengua siberiana con más de 5000 hablantes nativos en las regiones nororientales de Rusia, y el ainu, el idioma de los pueblos indígenas del norte de Japón, que cuenta con tan solo 10 hablantes nativos.
Parece claro observando estos ejemplos que la mayoría de estos idiomas están destinados a desaparecer dentro de algunos siglos; de hecho, se prevé que alrededor de la mitad de las lenguas que se hablan actualmente en el mundo desaparecerán a finales de este siglo y se estima que los idiomas están muriendo a un ritmo de uno cada 14 días. Pero ¿debe ser así por fuerza? ¿No se puede hacer nada al respecto?
¿Las lenguas minoritarias están simplemente destinadas a desaparecer?
Si determinar cuántos idiomas hay en el mundo es complejo, decir cuántas lenguas corren riesgo de desaparecer probablemente sea aún más. En la actualidad alrededor del 40 % de los idiomas está en riesgo de desaparición y solo cuenta con grupos reducidos de menos de 1000 hablantes. En total, hay aproximadamente 3045 lenguas en peligro de extinción.
Por supuesto, conocer este riesgo es de gran ayuda: en muchos países, como España y Francia, se han implementado con éxito diversas políticas con el objetivo de preservar y, en cierta medida, reavivar los idiomas y los dialectos locales.
Sin embargo, en el mundo actual es un hecho que algunas lenguas tienen una función más importante y gozan de mayor apoyo por parte de las instituciones que otras, convirtiéndose así en esenciales para satisfacer las necesidades básicas para la supervivencia.
Tan pronto como el gobierno de un país crea sistemas educativos y sanitarios, habitualmente también se adopta una lengua oficial de manera automática. Debido a este motivo, por ejemplo, para un hablante de pemón en Venezuela es vital hablar el español correctamente.
Los descendientes de los ainus tuvieron que aprender japonés desde pequeños para tener un mejor acceso a la educación y por tanto aspirar a un mayor nivel de vida. A causa de la persecución y la estigmatización, algunos idiomas mueren más rápido que otros. Por ejemplo, durante mucho tiempo, la lengua ainu se consideró inferior y los hablantes de este idioma fueron excluidos de la sociedad japonesa.
En estos casos, la población puede decidir abandonar completamente su propio idioma y enseñar a sus hijos solamente el idioma oficial del país con el fin de garantizar la integración social. Además, a lo largo de la historia ha habido numerosos ejemplos de genocidio y asimilación forzada, que dieron lugar a situaciones de represión lingüística (entre otras) aún más extremas.
Idiomas e identidad
Pero incluso en el caso de los idiomas que no se consideran inferiores, la globalización y la creciente movilidad están contribuyendo a su desaparición. Pongamos como ejemplo un hablante de pemón que también sabe español y un hablante de chukchi que también sabe ruso. Si estas dos personas decidieran formar una familia juntos, es muy improbable que sus hijos aprendan los cuatros idiomas.
Dependiendo del lugar de residencia y del idioma utilizado entre los padres para comunicarse ente sí, probablemente aprendan el español y el ruso o incluso solo uno de estos dos idiomas como primera lengua. Incluso es posible que no aprendan ninguno de estos idiomas y en su lugar aprendan inglés, que es una lengua franca común (una lengua utilizada habitualmente para comunicarse) en los entornos de trabajo internacional y en las parejas formadas por individuos con diversas nacionalidades.
Además, para una nación la preservación de una lengua también es una cuestión de costes. No todos los países pueden permitirse mantener todo el aparato de las administraciones públicas y los medios de comunicación en dos idiomas, y mucho menos en más idiomas. Solo hay que pensar en los carteles y señales, formularios, administradores, policías, médicos, periódicos, canales de televisión… la lista es prácticamente interminable. En todos estos órganos e instituciones se deberían utilizar más idiomas o, al menos, las personas interesadas deberían tener un conocimiento amplio de los otros idiomas.
¿Cuántas lenguas muertas hay?
Ahora que sabemos cuántos idiomas existen en el mundo y cuántos están en peligro de extinción, es el momento de preguntarnos cuántas lenguas ya han desaparecido en el pasado. Aunque es prácticamente imposible saber con certeza cuántas lenguas han compartido el mismo destino que los dinosaurios desde los albores de la historia.
Y es que se trata de un campo de la lingüística aún en fase de investigación y faltan muchos datos: hay muchas lenguas que originalmente pertenecían exclusivamente a la tradición oral y no tenían un sistema de escritura, por no hablar de los textos que no han llegado a nosotros porque fueron grabados sobre materiales que no han resistido el paso del tiempo.
Un intento de rescate exitoso
La región de Toulouse, en el sur de Francia, ofrece un excelente ejemplo de una política de preservación de la lengua. Puesto que esta ciudad es la capital de Occitania, el sistema de la ciudad utiliza dos idiomas: todas las paradas se anuncian tanto en francés como en occitano, una lengua romance que solo tiene alrededor de 100 000 hablantes nativos en Francia, no es muy diferente del francés y parece una mezcla de francés y español. En otras regiones, también se aplican idiomas híbridos, como la mezcla de español e inglés, a pesar de que son idiomas no oficiales.
Aunque se prevé que cada vez menos personas aprendan el occitano como lengua materna en el futuro, este tipo de iniciativas ayudan a garantizar su preservación como segunda lengua de esta región. No es el único ejemplo de una lengua salvada al borde de la extinción (o incluso resucitada de una muerte segura): el hebreo es un excelente ejemplo de este proceso. Tampoco faltan numerosas organizaciones dedicadas a preservar y revitalizar las lenguas, como Wikitongues y Endangered Language Alliance.
📸 “La torre de Babel” de Pieter Brueghel el Viejo – Wikimedia Commons