Si tus padres te dijeron aquello de “donde fueres, haz lo que vieres” o “no compares, que no está bonito”, este artículo te supondrá un pequeño alto en el camino hacia la adaptación estando lejos de España, un ligero alivio, un ratito de: “vale, vale, pero como en casa… en ningún sitio”.
Estando fuera echamos tantas cosas de menos que se hace difícil sintetizar. Aun así, ¡vamos a intentarlo!
La forma de vivir, así como ciertas costumbres y tradiciones de España tienen un determinado nivel de arraigo en cada cual, que suele quedar al descubierto estando en el extranjero.
Es muy enriquecedor adaptarse al ritmo, hábitos e idiosincrasia de cada lugar del planeta que se visita, pero sentir nostalgia es natural y la psicología ha demostrado que el acto de quejarse (un poco) viene bien de cuando en cuando a modo de liberación de estrés y penas. Así que empecemos, sin más, a hablar de eso que echamos de menos estando fuera de nuestra tierra. ¡Sin cortapisas!
Los españoles en el extranjero y lo que más echan de menos
LA FAMILIA
¿Demasiado evidente, tal vez? Quizás visto desde fuera, porque es algo tan insertado en nuestra cultura, que es normalmente cuando nos alejamos y pasamos tiempo fuera que nos damos cuenta de la importancia de nuestros seres queridos en nuestro día a día.
Somos muy familiares. Se nos nota cuando llega el fin de semana en las visitas a los abuelos, en las bodas con listas de invitados repletas de primos, en las vacaciones de puente al viajar al pueblo, en los domingos comiendo con tus padres.
De hecho, la situación vivida durante la pandemia ha provocado que muchas personas emigradas hayan retornado, movidos por una profunda necesidad de estar cerca de sus familias.
LA LUZ
Aunque España se vende como destino turístico por “el sol” que aquí brilla (entre otras muchas cosas), es más bien la luz la que la caracteriza y en particular, las horas de luz y la claridad que aquí impera, aún incluso estando nublado.
La climatología en España depende mucho del punto cardinal hacia el que te dirijas, pero es cierto que cuando estamos en países de latitudes más alejadas solemos quejarnos más de la oscuridad que del frío.
LA GASTRONOMÍA
La fama mundial de la gastronomía española se basa tanto en la originalidad de sus platos como en la calidad de los alimentos que se usan en la cocina: los frutos de sus huertas, sus carnes y pescados, el aceite, el vino, etc.
Lo más complicado estando fuera es encontrar los ingredientes apropiados para llevar a cabo nuestras ricas recetas tradicionales.
Nuestras chuches, las pipas de girasol, los churros, las castañas, el desayuno en los bares, el tapeo, etc… hasta la mezcolanza de olores a comida que salen de las casas al mediodía podemos llegar a echar de menos.
¡Ni qué decir tiene lo que extrañamos esas sobremesas interminables que acaban enlazando con la cena!
Si quieres saber más sobre la cocina española y las costumbres en torno a la mesa, ¡no te pierdas este otro artículo!
LA LIMPIEZA
El olor a limpio de las calles, sobre todo en los pueblos, a lejía en muchos casos. La pulcritud de los portales de las casas y, cómo no, ¡las fregonas para limpiar!
LAS TRADICIONES
Las tradiciones de España son variopintas y están sujetas a las coordenadas geográficas en las que te encuentres pero, por lo general, ese carácter familiar del que hablábamos antes, se nos deja ver prácticamente al unísono en momentos clave como la Navidad, concretamente en Nochebuena (con copiosas cenas familiares), Nochevieja (con todo el país tomando las uvas al son de las doce campanadas) y el Día de Reyes (recogiendo caramelos lanzados por los Reyes Magos en las típicas cabalgatas).
También el Carnaval, la Semana Santa, el Día de Todos los Santos, San Isidro, San Juan, la Tomatina, las Fallas, etc. Así como cada feria, romería y verbena de cada localidad. Además, prácticamente cada festividad señalada en el calendario viene acompañada de unos platos típicos y tradicionales, lo que nos volvería a llevar al punto 3. Que si huesos de santo, que si torrijas, gachas, buñuelos… ¡Esto es un no parar de morriña!
Por último, no podemos olvidar una tradición pagana muy extendida: el peregrinaje por los bares. En España los bares son lugares muy especiales, templos de quedada con amistades o compañeras de trabajo, donde tomar cañas y charlar sin fin. Y así de un bar a otro, acompañado con unos pinchos aquí y allá. Hasta que llega la hora de comer y te sorprendes tomando más cañas y más tapas. Como comprobarás, al final todo nos lleva de vuelta al punto 3.
Una mención aparte merecerían los chiringuitos, pero sobre esto y más tradiciones de España puedes leer más aquí:
Las 10 mejores experiencias que puedes vivir en España
LA VIDA EN LA CALLE
El bullicio, nuestro sentido del humor, nuestra forma “indiscreta” de reír y, en general, de comunicarnos. Las terrazas de los bares, el jaleo de los mercadillos… ¡La algarabía!
Me sorprendo a mí misma diciendo esto, pues si algo no echamos tanto de menos estando fuera algunos españoles es, precisamente, el ruido. Y, sin embargo, una vez aceptada esa propia contradicción, es incuestionable que aquí la vida en la calle transmite optimismo y energía.
LA CAPACIDAD DE IMPROVISAR
Una cita, un evento casual, una visita. No nos cuesta encontrar motivos para salir, para celebrar, para compartir. Como tampoco resulta difícil encontrar a alguien profesional que nos arregle un entuerto fuera del horario laboral. Por cierto, con un trato cara al público, la mayor parte de las veces, muy agradable.
LA SANIDAD PÚBLICA
La situación vivida con la pandemia de nuevo, si bien ha destapado las graves carencias que ha ido acumulando la sanidad pública en España, también ha demostrado con creces que sigue siendo universal, gratuita, muy necesaria y plagada de grandes profesionales que lo están dando todo por nosotros y nosotras. A esas personas: GRACIAS.
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