1. Chorophobia (miedo a bailar)
Al igual que el protagonista de alguna película para adolescentes, si tienes chorofobia, le tienes miedo a bailar. Al igual que con muchas otras fobias, esta palabra se deriva del griego y, por ello, suena a la vez elegante e intimidante. En este caso, choro significa “danza” (y fobia siempre significará “miedo”).
Desafortunadamente para las víctimas de la chorofobia, este es un pronóstico muy sombrío. A pesar de los intentos de prohibir el baile en muchos grupos religiosos, esta práctica humana sigue siendo extremadamente popular. Querrás evitar las fiestas de trabajo, las academias de tango, flamenco y salsa, las clases de zumba y la mayor parte de internet.
2. Hippopotomonstrosesquipedaliofobia (miedo a las palabras largas)
Ah, sí, la clásica hipopotomonestrosesquipedaliofobia. ¿Qué lista de fobias estaría completa sin ella? Curiosamente, la palabra original designada para esta extraña fobia era sesquipedalofobia, derivada del latín sesqui, que significa “uno y medio”, y pedal (del latín pedis), que significa “pie”. Esta combinación se usó en la poesía romana para referirse a las palabras que tenían “un pie y medio de largo”. (¿Quién dijo que en la antigüedad la gente no tenía un gran sentido del humor?)
Lamentablemente, a alguien en el negocio de las fobias se le ocurrió que esta no era lo suficientemente larga. El elemento monstrum, que significa monstruo o monstruoso, se agregó junto con una versión ortográficamente errada de “hipopótamo” con el fin de infundir miedo en los corazones de los hippopotomonstrosesquipedaliofóbicos alrededor del mundo.
3. Xantofobia (miedo al color amarillo)
Al igual que con los chorófobos, las personas que padecen xantofobia ciertamente la deben pasar mal en su día a día. Deben evitar los emojis, los taxis, las cadenas de comidas rápidas, los limones y el sol… solo por nombrar algunas referencias. Peor aún, incluso la palabra “amarillo” puede ser una experiencia espeluznante para muchos xantofóbicos. Afortunadamente, la etimología de esta palabra es bastante sencilla, en la que xanthos significa amarillo en griego antiguo.
4. Metrofobia (miedo a la poesía)
A primera vista, podría haber pensado que la metrofobia era el miedo al transporte público subterráneo (lo que tendría sentido, porque hay muchas cosas que pueden darte miedo ahí abajo), pero en realidad es el miedo a la poesía.
Con una rápida búsqueda en Google te darás cuenta de que este miedo es sorprendentemente más común de lo que piensas, por lo que si quieres ponerle los pelos de punta a alguien este halloween, te recomiendo recitar un par de poemas en tus redes sociales. Si quieres aumentar las apuestas, también puedes intentar dejar algo de Federico García Lorca, Emily Dickinson, Miguel de Unamuno o incluso Antonio Machado.
5. Hexakosioihexekontahexafobia (miedo al número 666)
Esta es una palabra aterradora cuyo origen también tiene raíces de maldad. Las personas familiarizadas con el cristianismo probablemente saben que la hexakosioihexekontahexafobia se originó en el Libro de la Revelación, que detalla el supuesto fin del mundo. En su contexto original, el 666 se considera la “marca de la Bestia” (suena aterrador), pero ahora se ha asociado ampliamente con el anticristo e incluso con el diablo.
Si tienes curiosidad sobre su etimología impía, proviene del griego antiguo hexakosioi (seiscientos) + hexekonta (sesenta) + hex (seis) + fobia = hexakosioihexekontahexafobia.
6. Alektorofobia (miedo a los pollos)
Quizás estés pensando en algo como: “No puedo imaginar un animal menos intimidante que un pollo”, pero permíteme darte algunos datos. ¿Sabías que hay 25 mil millones de pollos en el planeta, lo que los convierte en la especie de aves más popular, superando a los humanos en casi 3 a 1? ¿O que en realidad aprenden observando y tienen nociones de aritmética simple? ¿E incluso, que hay evidencia de que los pollos fueron domesticados originalmente para pelear y no para comer? Como ves, los 🐥 no son tan inofensivos como parecen.
7. Araquibutirofobia (miedo a que la mantequilla de maní se pegue al paladar)
Obviamente, he guardado una de las fobias más raras para el final. Un principiante podría confundir esto con la aracnofobia (porque suena parecido), pero la araquibutirofobia es más que el simple miedo a un escalofriante artrópodo de ocho patas. Tener mantequilla de maní pegada a la parte superior de tu boca significa arriesgarte a parecer un perro tratando de comer algo cuando, de hecho, eres un humano. También podría significar que no sabes muy bien cómo lidiar con la textura de la comida o, en el peor de los casos, que tienes una alergia a los cacahuetes.
Para aclarar su etimología: arachis es el nombre en latín para el género de plantas al que pertenecen los cacahuetes y butyrum es el latín para mantequilla.
Extra: ¿sabías que una de las fobias más raras es la xenoglosofobia? El miedo a las lenguas extranjeras…
Una de las fobias más raras es el miedo a las palabras largas. Si te interesan el vocabulario y las expresiones de todo el mundo (¡prometemos que no son tan largas!), este texto es para ti: