Con más de 100 millones de hablantes, actualmente el alemán es el idioma más difundido en la Unión Europea. ¿Cuál es el origen de esta lengua, caracterizada por una gramática compleja y un amplio vocabulario? ¿Y cómo llegó a convertirse en el idioma que es hoy? Realizamos un viaje a través de la emocionante historia del alemán, desde la época de sus precursores hace 3000 años hasta la más reciente aparición de una de sus letras.
Lo que sucedió antes: el protogermánico
En algún momento entre el año 1000 y el 450 a. C., cuando el alemán ni siquiera estaba en ciernes, la lengua protogermánica se separó de la indoeuropea por obra de la primera mutación consonántica. Este tipo de mutación se refiere a un proceso en el cual ciertos sonidos se modifican con el paso del tiempo. Puesto que los testimonios escritos de este período son muy escasos, solo se puede reconstruir la estructura del protogermánico sin pretender describirla en detalle. Los primeros teutones dejaron únicamente algunas pocas inscripciones de runas en tumbas y objetos de culto. Sus narraciones y cánticos eran transmitidos de forma oral. Sin embargo, algunos términos germánicos han sobrevivido hasta hoy. Es el caso, por ejemplo, de brauda («pan») y grīpan («agarrar»).
Atta unsar, þu in himinam: los germanos sí escriben
La llegada de los romanos en el 55 a. C. no solo cambió la vida de los germanos, sino también su lengua. Numerosos términos latinos del ámbito del comercio, la guerra y la infraestructura ampliaron el vocabulario germánico con palabras como mura (en alemán moderno Mauer, muro, del latín murus) y strazza (en alemán moderno Straße, calle, del latín via strata). Hay que recordar que nunca existió un idioma germánico uniforme, sino que cada tribu tenía su propio dialecto. Por esta razón se diferencia, por ejemplo, entre el nórdico antiguo, el sajón antiguo, las lenguas germánicas occidentales, como el alemánico, y las lenguas germánicas occidentales, como el gótico. Este último fue el primer dialecto germánico que adoptó la forma escrita, paso que se dio gracias al obispo Ulfilas, quien en el siglo IV d. C. desarrolló un alfabeto a partir de letras del latín y del griego para crear una versión gótica de la Biblia. Atta unsar, þu in himinam, weihnai namo þein era la frase inicial del padrenuestro, en la que aún resuena su forma actual: Vater unser im Himmel… Los testimonios escritos del gótico han sobrevivido al idioma en sí, porque el gótico, al igual que todas las lenguas germánicas orientales, se extinguió hace mucho tiempo.
La historia del alemán: el alto alemán antiguo (600-1050 d. C.)
La historia real del idioma alemán comenzó alrededor del año 600 d. C. con la migración germánica y la difusión del cristianismo. Un grupo de lenguas germánicas occidentales se separó de los demás dialectos germánicos como efecto de la segunda mutación consonántica, dando lugar a la lengua que hoy denominamos alto alemán antiguo. Esta segunda mutación es un punto de inflexión importante en la historia del alemán. Es por ella que en alemán se dice «Pfanne», «Zeit» y «Tochter», mientras que en holandés y en inglés se dice pan, tijd/time y dochter/daughter. Otra de las consecuencias de este proceso fue la división del alemán en diferentes dialectos regionales: la mutación consonántica se desarrolló de forma total en el área del sur, también conocida como Alemania superior, y de forma parcial en Alemania Central, mientras que en la región del norte el bajo alemán y el inglés dejaron intactos los viejos sonidos (es decir, «p» en lugar de «pf», «t», en lugar de «z», etc.). Esto último se sigue reflejando hasta hoy en las lenguas y dialectos nórdicos.
En el período de la segunda mutación consonántica, la palabra «deutsch» (alemán) apareció por primera vez con su significado actual: proviene de la palabra germánica diot («pueblo») o diutisc («perteneciente al propio pueblo») y designaba en aquel entonces a los locales de habla germánica del Imperio de Franconia.
La historia del alemán: el alto alemán medio (1050-1350 d. C.)
Caballeros, trovadores del Minnesang y feudalismo: la Plena Edad Media se caracterizó por un auge económico y cultural, pero también por una marcada fragmentación política. A partir del año 1050, el territorio de habla alemana se desintegró conformando un mosaico de dominios diferentes y el alemán sufrió el mismo desarrollo: cada territorio tenía su propio dialecto, cada dinastía su propia poesía cortesana. Por ejemplo, en la corte de la dinastía de los gibelinos se escribieron varias epopeyas famosas, como el Cantar de los nibelungos, Parzival y Tristán. También el poeta y trovador Walther von der Vogelweide cantó su Minnesang en alto alemán medio. Una de sus famosas composiciones líricas es Herzeliebez vrouwelin, que significa, más o menos, «Amada dama». El término alto alemán medio no designa un dialecto específico, sino que compendia las diferentes variedades que se hablaron en aquella época en Alemania superior y en Alemania Central. El alto alemán medio mostraba ya una semejanza mayor con el alemán actual: no solo afianzó completamente el uso de la diéresis (ä, ö, ü), sino que las sílabas átonas perdieron fuerza. Además, si estas sílabas eran finales, su sonido se convirtió en una schwa (en el verbo «escuchar», por ejemplo, la forma hōran del alto alemán antiguo cedió a hœren del alto alemán medio). Este cambio en la pronunciación creó una verdadera reacción en cadena: al debilitarse las vocales, las terminaciones de los casos dejaron de diferenciarse entre sí, por lo cual surgió la necesidad de los artículos para poder seguir distinguiendo los casos gramaticales de los sustantivos.
La historia del alemán: el alto alemán temprano moderno (1250-1550 d. C.)
El alto alemán temprano moderno merece su propia época histórica al coincidir con transformaciones culturales de gran importancia en el territorio de habla alemana. Con su traducción de la Biblia en 1545, Martín Lutero enriqueció el vocabulario alemán creando un sinnúmero de palabras nuevas, como «Feuereifer» (ahínco, literalmente «celo ardiente») y «Lästermaul» (deslenguado, literalmente «morro que calumnia/blasfema»). Lutero también consiguió que ciertas expresiones regionales se hicieran conocidas en todo el territorio de habla alemana. Es el caso de «Ziege» (cabra), en lugar de «Geiß», y de «Ufer» (orilla), en lugar de «Gestade». Sin embargo, su mayor mérito reside en haber sentado las bases para un idioma uniforme, ya que con la difusión del texto bíblico en alemán, el alto alemán moderno, que se basaba en dialectos de la región del sur y central, también se fue imponiendo cada vez más en el norte de Alemania.
La lengua alemana escrita comenzó a ganar importancia gracias a ciertas innovaciones técnicas, como la imprenta de Johannes Gutenberg (alrededor de 1446). Con el uso de la imprenta evolucionaron formas estándar del idioma que podían ser comprendidas por los hablantes de los diferentes dialectos en todas las regiones. Si bien los libros se imprimían cada vez más en alemán que en latín, el humanismo emergente adoptó una serie de latinismos, como «Dekret» (decreto), «zitieren» (citar) y «Examen» (examen). Incluso se quiso realzar la gramática alemana siguiendo el ejemplo del latín y se introdujo el tiempo futuro con «werden» + infinitivo (ich werde reisen, viajaré), mientras que antes bastaba con usar el tiempo presente para expresar el futuro (como ha vuelto a hacerse hoy).
La historia del alemán: el alto alemán moderno (a partir del siglo XVI)
Antes del siglo XVI existían numerosas formas divergentes y también estandarizadas del idioma alemán. Esta situación comenzó a cambiar aproximadamente a comienzos del siglo XVI. Desde ese momento hasta el siglo XVIII nació un idioma escrito común a partir de los dialectos alemanes de la región central y del sur: el alto alemán moderno, el que, con algunas pequeñas modificaciones, se sigue hablando en el presente. Los dialectos del bajo alemán, por el contrario, no desarrollaron su propio idioma escrito, a excepción del holandés, que en la Edad Media seguía siendo uno de los dialectos alemanes y se convirtió en una lengua independiente a fines del siglo XVI.
El alemán como lengua nacional: siglos XIX y XX
En 1871 la mayoría de las regiones de habla alemana se fusionaron para constituir el Reich alemán. Como efecto de esta unión, también la ortografía del nuevo Estado nación tuvo que ser llevada a una forma homogénea. El filólogo y lexicógrafo Konrad Duden publicó el diccionario ortográfico completo del idioma alemán en 1880. Por cierto, la ortografía especificada en esta obra fue válida hasta la reforma ortográfica que tuvo lugar en 1996.
En el siglo XIX, a causa de la Revolución Industrial, se integraron varios términos técnicos nuevos en el idioma: «Elektrizität» (electricidad), «Waschmaschine» (lavadora), «Eisenbahn» (ferrocarril). En el ámbito de la vida social se tomaron prestadas varias palabras del inglés y el francés («Lokomotive», «Billet», «Telegramm»). También en el siglo XX los nuevos inventos y los cambios sociales ampliaron el vocabulario alemán con numerosas palabras inglesas, como «Computer», «Job» y «Team».
Si bien en términos de pronunciación no sucedió mucho durante el siglo XX (solo la «r» vibrante dio paso a una «r» aproximadamente), en el aspecto gramatical sí se pueden observar tendencias hacia la simplificación, al menos en el idioma oral. Por ejemplo, el genitivo se usa cada vez menos y es reemplazado por el dativo: wegen dem Wetter (a causa del tiempo), en vez de wegen des Wetters.
La historia del alemán: tan diverso como sus hablantes
A diferencia del inglés, el francés o el español, el alemán nunca llegó a convertirse en un idioma universal (¿tal vez a causa de su compleja gramática?). Sin embargo, el idioma alemán es todo salvo una lengua uniforme, ya que los dialectos alemanes que se desarrollaron hace cientos de años se han preservado hasta hoy. Y cuanto más se avanza a la región del sur, tanto más marcada es su pronunciación, por lo cual a una persona de Hamburgo le resulta difícil seguir una conversación en alemánico o vienés). La gran variedad dialéctica también es la causa de que existan tantas palabras en alemán para una misma cosa. Basta con pensar en los términos para nombrar las cómodas zapatillas: Hausschuhe, Schlappen, Latschen, Pantoffeln, Puschen, Finken, Patschen…
Como corresponde a la naturaleza de cualquier idioma, también el alemán se transforma constantemente. Incluso su forma escrita no deja de experimentar cambios innovadores: en junio de 2017 se introdujo en la ortografía alemana la letra más joven del idioma. Se trata de la «ẞ», la forma mayúscula de la Eszett o ese aguda. Es posible que algún día el genitivo, el dativo y el acusativo se pierdan por completo (para la alegría de todas las personas que aprenden alemán), o que una tercera mutación consonántica ponga fin a las complicadas estructuras silábicas del alemán. Pero si esto llega a suceder, solo los nietos de nuestros tataranietos lo sabrán.