¿Quieres mejorar tu pronunciación en inglés o en cualquier otro idioma? Más allá del tamaño de tu vocabulario o de la complejidad de tu sintaxis, la verdadera prueba de fuego es, sin duda alguna, tu acento.
Si crees que resulta difícil o incluso imposible perder tu acento y mejorar tu pronunciación cuando hablas un idioma extranjero, entonces quizás estés empleando el método equivocado. A continuación, te presentamos cinco consejos (¡y uno extra!) que podrán ayudarte a mejorar tu pronunciación independientemente de tu lengua materna.
1. Aprende el alfabeto fonético internacional
Nuestra misión en Babbel es poner las lenguas extranjeras al alcance de todos los aprendices, sean principiantes o tengan un nivel avanzado. Por ese motivo, no solemos utilizar el alfabeto fonético internacional (AFI) en nuestros cursos. No obstante, el AFI puede ser una buena guía para orientarse y no perderse entre los sonidos de una nueva lengua. Al contrario de lo que sucede con la ortografía, que tiene sus propias convenciones en cada lengua (el sonido [f], por ejemplo, siempre se escribe “f” en español, pero en francés o en inglés se plasma a menudo como “ph” y en alemán incluso a veces como “v”), el AFI describe todos los sonidos independientemente del idioma.
El alfabeto fonético te permitirá darte cuenta de la variedad de sonidos de la lengua que estás aprendiendo. Además, transcribir sonidos desconocidos con símbolos nuevos te ayudará a reconocerlos mejor y a familiarizar tu oído con distinciones, a veces muy sutiles, que no existen en tu lengua. Por ejemplo, una vez hayas aprendido a representar los sonidos, te resultará mucho más fácil pronunciar ciertas palabras en inglés y distinguir pares como: berry (baya) y very (mucho), sit (sentarse) y seat (asiento) o so (así) y saw (vio). El AFI también te puede ayudar con la ortografía. Así, en cuanto sepas cómo se pronuncian y se representan en AFI las vocales nasales del portugués, te resultará mucho más fácil entender cómo se escriben.
2. Fíjate bien en qué lugar se articulan los sonidos que más te cuestan
Si no eres capaz de pronunciar un sonido determinado, probablemente estés intentando articularlo de manera equivocada. Tomemos como ejemplo la grafía “r”, todo un reto en muchas lenguas. En español, la “r” se pronuncia aproximando la punta de la lengua a los alveolos (justo entre los dientes y el paladar) y haciéndola vibrar. Sin embargo, sería un error pensar que la “r” se pronuncia exactamente igual en otros idiomas. En francés, por ejemplo, la “r” se articula colocando la parte posterior de la lengua cerca de la úvula (o campanilla) sin hacerla vibrar. En inglés, en cambio, se coloca la lengua en la parte central del paladar.
Un paso necesario para entender cómo se articulan los sonidos es aprender a identificar las distintas partes del aparato fonador. Busca imágenes, estúdialas como si fuesen mapas e intenta situar el paladar blando, la úvula o los alveolos. También puedes buscar descripciones sobre la pronunciación de determinados sonidos en manuales o en la red. Asimismo, puede resultar útil observar detenidamente cómo locutores nativos mueven la boca al pronunciar un sonido. Otra opción interesante, a la vez que divertida, es practicar con películas. La gran ventaja es que podrás volver a ver las escenas o incluso reproducirlas a cámara lenta, una función disponible hoy día en la mayoría de los reproductores multimedia.
3. Escucha, vuelve a escuchar y no dejes de escuchar
Ahora que sabes cómo se transcriben y dónde exactamente se pronuncian los sonidos, ha llegado la hora de dejar la teoría y pasar a la práctica. Para ello, es esencial que te expongas lo máximo posible a la lengua que estás aprendiendo y hables con nativos cada vez que tengas la oportunidad. Si te cuesta pronunciar una determinada palabra, pídele a tu interlocutor que te la repita y pregúntale si lo puedes grabar con tu móvil. De esta manera, podrás volver a escuchar esa palabra las veces que sean necesarias.
Además, recuerda que en la mayor parte de los diccionarios en línea encontrarás un pequeño icono en forma de altavoz que permite escuchar la pronunciación de la palabra buscada. Finalmente, piensa en escuchar las noticias, música u otros audios cuando estés haciendo los deberes o salgas a correr. Aunque quizás todavía te cueste un poco entender, tu oído se irá acostumbrando al ritmo y a la entonación, así como a todos aquellos sonidos nuevos.
4. Identifica los sonidos que te resultan “raros”
Una vez interiorizadas las claves teóricas y gracias a todo ese input, pronto te darás cuenta de que, seguramente, el idioma que estás aprendiendo comparte numerosos sonidos con tu lengua materna (aunque a veces no se escriban igual). Después de identificar las similitudes, podrás centrarte por completo en los sonidos que no existen en tu idioma. No vamos a mentirte, esta es la parte más difícil.
Es fundamental no caer en la tentación de querer asociar sonidos desconocidos con sonidos de tu lengua, por mucho que te suenen parecidos. Si bien esta técnica (que todos hemos usado alguna vez) puede parecer un buen atajo para progresar rápidamente, con el tiempo, acabará conviertiéndose en un mal hábito que hará que te resulte más difícil aun deshacerte de tu acento y, por consiguiente, mejorar tu pronunciación. Ignorar las características fonológicas de una lengua te hará parecer, en el mejor de los casos, un tanto extraño, ¡pero lo más probable es que acabes pronunciando palabras completamente distintas a las que realmente querías decir! Así, a la mayoría de los francófonos les costará endenterte correctamente si, por ejemplo, no distingues entre: sans (“sin”) y saint (santo), peu (poco) y pot (tiesto) o poison (veneno) y poisson (pez).
5. Practica, practica y vuelve a practicar
Practicar tu acento requerirá mucha paciencia, así que no te desanimes si no funciona a la primera. Con el fin de alcanzar la máxima eficiencia, debes trabajar de manera regular, evitando dejar más de dos días entre tus sesiones de ejercicios. Lee en voz alta diferentes tipos de textos y grábate. Luego, escúchate e identifica tus puntos fuertes y débiles. Intenta averiguar también qué rasgos y sonidos de tu lengua materna estás transfiriendo al idioma estudiado. Si tienes dudas, pregúntale a un nativo de confianza qué opina de tu pronunciación. Otra opción es subir tus grabaciones a comunidades virtuales como JudgeMyAccent. Recuerda dejar la vergüenza a un lado: ¡cuanto más hables y más feedback recibas, mejor será tu pronunciación!
Y un último consejo: no temas exagerar o equivocarte
A veces, al pronunciar una palabra que te resulta complicado o extraño, puedes tener la sensación de estar exagerando o incluso de hacer el ridículo. Sin embargo, ¡te aseguramos que en la mayoría de los casos no es así! Tampoco conviene tener miedo de resultar pedante o pensar que no vas a conseguirlo… ¡Así que cierra los ojos, coloca la lengua correctamente y pronuncia por fin ese sonido que tanto tiempo lleva resistiéndosete!