¡No te dejes confundir por los idiomas! (si trabajas en el sector del turismo)

Tanto si se trata de tu propio hotel como si solo trabajas allí, si no hablas inglés, este artículo es para ti. Te presento todas esas ocasiones en las que no estaría mal poder comunicarte con tus huéspedes.
Habla el idioma de tus huéspedes
  1. Cuando quieres advertir a los turistas británicos que tengan cuidado con el sol y, debido a la falta de entendimiento, al regresar al hotel los encuentras como gambas (con las marcas blancas de las gafas de sol).
  2. Cuando alguien dice que le gustaría comprar la Sagrada Familia o la Alhambra de Granada.
  3. Cuando no está bastante claro que en España alguna gente echa la siesta y no está bien tirarse de bomba a la piscina a las tres de la tarde.
  4. Cuando los turistas alemanes te dicen que tienen kalt y vosotros entendéis que quieren aire acondicionado.
  5. Cuando tu huésped italiana te pide que la ayudes porque está gravida y le dices que por supuesto, pero que no tiene nada de grave.
  6. Cuando quieres organizar una excursión, pero no eres capaz de traducir el concepto de “hacer un bocadillo” para la comida.
  7. Cuando las fotos de la guía turística no son lo suficientemente buenas para distinguir las setas comestibles de las venenosas.
  8. Cuando un turista holandés te pide información sobre excursiones al campo, no lo entiendes y lo mandas al centro comercial más grande de la provincia.
  9. Cuando informas sobre el horario del desayuno con la ayuda de gestos y todos se presentan a las 11:30, cuando ya no queda ningún croissant.
  10. Cuando la señora de Brighton te llama quejándose del ruido de la habitación de al lado y le das otra manta.
  11. Cuando un cliente te pregunta en alemán si tienes habitaciones libres para sus 50 amigos y le dices que no porque no lo entiendes y pierdes un montón de dinero.
  12. Cuando descubres que “llaves” es una palabra que no existe en inglés ni alemán.
  13. Cuando piensas que una señora francesa te está proponiendo algo con el tono melódico de sus palabras y solo quiere saber el horario de apertura de un museo.
  14. Cuando es necesario dejar las cosas claras y explicar que, si alguien está de fiesta hasta las 5 de la mañana, recibirá la visita de la policía.
  15. Cuando quieres explicar el concepto de lo que realmente significa “hacer algo mañana”, y te das cuenta de que incluso hablando el mismo idioma es difícil explicar que “mañana” no siempre indica el día después.
  16. Cuando deseas explicar que el idioma que hablamos en Latinoamérica y España  nos permite entendernos y comunicarnos.
  17. Cuando informas a tus clientes acerca de la hora que deben abandonar la habitación por la mañana y la respuesta “no comprendo” os deja muchas dudas de que la habitación vaya a estar libre antes de las 12.
  18. Cuando intentas explicar que el piano antiguo que nadie ha tocado durante los últimos 20 años solo forma parte del mobiliario decorativo.
  19. Cuando debess explicar que NO, en Sevilla no todo el mundo va a trabajar en carros de caballo y solo los turistas los usan.
  20. Y cuando, a propósito de Sevilla, tus huéspedes te preguntan que si deben salir por la noche llevando trajes de feria.
  21. Cuando quieres presentar a los huéspedes daneses el clásico patín de pedales que se puede alquilar en la playa.
  22. Cuando recomiendas a los excursionistas que sigan las señales de largo recorrido en la montaña y ellos se salen de los caminos marcados (y tienes que llamar al servicio de emergencias para que los rescaten).
  23. Cuando intentas explicar dónde hay un chiringuito para comer en la playa y tus huéspedes se imaginan que les estás proponiendo un baile.
  24. Cuando intentas explicar cómo se abre la sombrilla y acabas haciendo gestos exagerados frente al mar porque no os podéis comunicar con palabras.
  25. Cuando alguien te pide que organices una barbacoa, pero quiere comenzar a comer a las 17:00 y no sabes cómo explicarle que esa no es la hora ni siquiera del aperitivo
  26.  Cuando os preguntan por qué no hay chorizo en la paella y os tenéis que morder la lengua porque no podéis explicarlo.
  27. Cuando la última vez que actualizasteis vuestra página web fue en el 2003 y algunos de los restaurantes recomendados en vuestro sitio cerraron sus puertas hace años.
  28. Cuando un cliente quiere un cóctel complicado y os explica la receta en danés.
  29. Cuando te preguntan si el jamón y el beicon son lo mismo.
  30. Cuando un cliente tiene alguna alergia y os lo explica en ruso (y en la cena su cara adquiere un color morado claro y comienza a toser).
  31. Cuando intentáis descifrar los salvajes sonidos que los clientes emiten para pronunciar simples palabras en español como “jamón” o “jabón”.
  32. Cuando debéis explicar que no aceptáis tarjetas de crédito y los clientes que fingen no entenderos, no entienden nada de verdad.
  33. Cuando es una cuestión de honor explicar que el jamón ibérico y el aceite de oliva son españoles y no los traemos de Italia.
  34. Cuando tenéis la desafortunada idea de explicar la diferencia entre un cortado, un café con leche y una leche manchada.
  35. Cuando, por enésima vez, usan cuchillo y tenedor para comer mejillones.
  36. Cuando esperan huevos, beicon y salchichas para el desayuno y no podéis explicar que eso es lo que se come al mediodía.
  37. Cuando tomar un café con hielo en una tarde de verano NO es un pecado.
  38. Cuando os piden vino para comer y se asombran cuando el camarero deja una botella en la mesa que está incluida en el menú del día (¿de verdad?).
  39. Cuando vuestros clientes quieren paella y realmente os gustaría explicarles que no está en la carta y que en España no solo se come paella.
  40. Cuando decís que la comida viene “ahora mismo”, pero esta expresión puede implicar una espera de diez minutos.
  41. Cuando os dicen que conocen la música española y nombran La Macarena.
  42. Cuando queréis ser supersimpáticos y usáis refranes en español que solo vosotros entendéis.
  43. Cuando queréis explicar el concepto de las “tapas” y vuestros huéspedes no dejan de preguntar por qué todos los platos son tan pequeños.
  44. Cuando informáis a vuestros clientes de que pueden usar la pista de frontón y no acaban de entender por qué no hay una red en medio de la pista.
  45. Cuando os gustaría organizar un workshop de cocina, pero no sabéis cómo escribir workshop y además no estáis seguros de su significado.

 

 

 

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